43: Rojo

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En la penumbra, donde la sombra danza,
asoma un color, feroz y vibrante,
rojo como el fuego que arde en la brasa,
una llama viva que nunca es distante.

Es un grito que rompe con cada latido,
susurra en la piel un deseo ardiente,
una fuerza que surge, un eco agudido,
el pulso del tiempo, el sentir latente.

Del volcán que erupciona en su ira letal,
de la pasión que se mueve entre cuerpos en llama,
del instante fugaz, del peligro cabal,
que invita a perderse en su mágica trama.

Bailan las llamas, jugando en lo oscuro,
el rojo es un canto que invita al destello,
es el rugido feroz de un amante maduro,
la sangre que brota, la vida en su sello.

Sangre del guerrero que nunca se rinde,
poder que florece en la lucha sin tregua,
en el campo tirano, donde el honor se minde,
se encuentra el coraje, en la lucha que sigue.

¿Quién no ha sentido su abrazo violento,
el fuego que quema, que arrastra y consume?
El rojo es la vida que grita en el viento,
la pasión que despliega su vida al perfume..

Seduce y despierta, con fuerza desmedida,
un beso que hiere, un roce que abrasa,
en la sangre, un pacto, una lucha encendida,
el rojo nos llama, en su danza abrazada.

Las rosas en su esplendor, un símbolo eterno,
celebran la vida, la flor en su auge,
cada espina oculta, un verso moderno,
que recuerda lo frágil, la belleza del viaje.

En las calles, el rojo es un grito profundo,
es la voz de lo justo, una clamor que se afina,
en las banderas ondeantes, un símbolo fecundo,
es la sangre caída que grita por doctrina.

Con cada amanecer, el rojo resurge,
despierta en máculas, en cicatrices vivas,
es poder que subyuga, es fuerza que urge,
es el grito de guerra que nunca se aviva.

El rojo es la danza del amor desenfrenado,
es el roce impúdico, la piel que se quema,
la promesa encendida, el abrazo deseado,
es el abrazo distante que nunca se frena.

En la pintura de un mundo que gira y despierta,
las manos se encuentran, los labios se buscan,
el rojo se asienta, aunque el alma se huya,
es el eco constante de una vida sin puerta.

Es el fuego que abrasa la razón cotidiana,
una locura dulce, el deseo voraz,
cada latido es un canto, cada rima es un drama,
el rojo nos atrapa, un laberinto audaz.

Frente a cada rincón, ante el poder sumiso,
el rojo estremece, entiende el abismo,
el ser que se alza, el grito preciso,
que alumbra la ira, el fuego divino.

Así, una sinfonía de tonos fervientes,
en el lienzo del tiempo, la sangre resuena,
es violencia, es vida, es amor entre personas,
el rojo nos llama, nos desea y nos hiere.

No busca la paz, ni un arrullo sereno,
es la lucha constante, el lazo intenso,
es un clamor que despierta el veneno,
un ardor envolvente, un sueño inmenso.

Y así en cada gesto, en cada latido,
nos sumergimos en la vorágine roja,
sangre que brota, pasión que ha vivido,
poder encarnado en un viaje sin hoja.

No hay cierre en esta danza, no hay fin en este rito,
el rojo nos abraza en su fuego amargo,
es un viaje eterno, un destino infinito,
que nos lleva en sus alas, a un paso más largo.

Entonces, celebremos el rojo en su esencia,
la sangre que fluye, la pasión que respira,
es la vida que grita, sin una existencia,
es poder que nos mueve, el amor que delira.

En esta paleta, el rojo se alza,
fuego y sangre, acciones fervientes,
es la voz que se quiebra, el grito que arrasa,
es un eco profundo en mundos latentes.

Así navegamos, en su corriente ardiente,
en la brasa que arde, en la pasión sin medida,
no busquemos final, en este viaje presente,
sangre y poder, por siempre en la vida.

Gracias por leer<3

El Corazón y La RazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora