52: Blanco

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En la paleta del mundo, un lienzo extenso, 
brilla el blanco, suave, un tono inmenso, 
un susurro de luz que danza en el aire, 
inocente reflejo, sin miedo a contras. 

Blanco es la mirada de un niño en su juego, 
donde la risa es canto y el amor es el fuego, 
esquelético de sombras, puro en su andar, 
un golpe de paz que invita a soñar.

En un campo de flores, la niebla descansa, 
la esencia de lo simple en su danza, 
como un papel en blanco, una hoja vacía, 
un espacio divino para la fantasía. 

Cae la nieve, suave manto que abraza, 
donde el frío se torna en tibieza y en casa, 
blanco, como el líquido que todo lo limpia, 
el eco del silencio que la calma agiganta.

En la vestidura de un amante sereno, 
el blanco es la elegancia que deslumbra en su pleno, 
con un vestido etéreo que abraza la ilusión, 
cada pliegue susurra la más dulce canción. 

Las nubes flotan, caravanas de algodón, 
su suavidad nos envuelve, un canto a la razón, 
donde todo lo efímero encuentra su aliento, 
y suavemente el tiempo se detiene en el viento. 

Es un lienzo que espera manos creativas, 
pintando sueños o realidades altivas, 
sencillas como el murmullo de un río, 
que recorre la vida, sin prisa ni desvarío. 

El blanco en la mañana, un alba que despierta, 
la luz susurra al día, y luego se oferta, 
un café en la mesa sobre un mantel pulido, 
la sencillez de la vida en momentos compartidos.

Las palomas refundan la paz en sus alas, 
en un cielo blanco, sin queja ni balas, 
la esperanza se asienta en el vuelo etéreo, 
un canto a la vida, un himno que es serio. 

Las paredes de un hogar, como abrigo sincero, 
se visten de blanco para sentir lo primero, 
la risa de los niños, el eco de sus juegos, 
y un abrazo sincero donde no hay más ruegos. 

En la cocina, el aroma de algo cocinado, 
vierte claridad, sencillez en el lado, 
un plato con abundancia, ingredientes del día, 
blanco que abraza, que invita a la alegría. 

Sutil como el murmullo de hojas al viento, 
el blanco se desliza, en un eterno momento, 
se mezcla con el tiempo, se asienta en la piel, 
un roce de encuentros, un viaje hacia el ser.

Blanco es el lienzo de los libros antiguos, 
cada hoja en blanco guarda secretos amigos, 
historias de inocencia, de luz y de paz, 
en un mundo caótico, siempre habrá un compás. 

Una lámpara alumbra con su luz de destello, 
en todas las esquinas, brilla el blanco bello, 
una pluma que deja su rastro en el aire, 
susurros de sueños en danza de baile. 

Los espejos reflejan la imagen divina, 
donde el blanco se encuentra con cada esquina, 
sencillez de lo puro en un toque radical, 
la esencia del hombre en un aliento fraternal.

 

Las olas del mar traen la espuma a la orilla, 
lavando las penas, como blanca costilla, 
un ciclo eterno, un vaivén delicado, 
en la limpieza del alma, siempre es anhelado.

Por cada año que pasa, el blanco se aferra, 
como un hilo de vida que nunca se cierra, 
un legado de luz, una historia sin fin, 
que abren los corazones, hasta hacerlos latir.

En el rostro cansado de un abuelo sereno, 
se asoma un destello que habla del pleno, 
del blanco que prima en cada recuerdo, 
como el amor que se ofrece en el fondo del miedo. 

Sencillez en la risa que se escapa al cantar, 
en un mundo que ruge, tan fácil de olvidar, 
el blanco es el puente, la unión de colores, 
un abrazo de vida, un canto a los amores. 

Los días de invierno, vestigio del frío, 
tienen un encanto, un manto sombrío, 
mas el blanco lo envuelve en su abrazo tierno, 
y cada copo de nieve danza como un eterno. 

Las mañanas luminosas se abrazan al sol, 
donde las sombras ceden a un rayo de amor, 
en la sencillez del alba que susurra, 
la calma del mundo enélblanco murmura. 

Es como un eco en un vasto silencio, 
que encuentra su voz en cada momento, 
una mariposa que vuela ligera, 
cabalgando en el viento, nunca una frontera. 

El claro del bosque, un rincón escondido, 
un haz de luz blanca que marca el sentido, 
entre hojas y ramas, su brillo es un canto, 
un suspiro sencillo, un regalo, un encanto.

Las flores son risas, un jardín en estampa, 
donde el blanco perfuma cada hoja que ampara, 
la pureza busca, en un mundo fractal, 
la esencia divina que todos pueden hallar. 

Esa sencillez que embriaga el momento, 
tejen historias en un tierno viento, 
no hay necesidad de más, solo el brillo verdadero, 
del blanco que vive en cada sendero.

 

Así es el blanco, un viaje, una danza, 
una esquina del alma donde la paz alcanza, 
espejo de vida que en luz se refleja, 
en un mundo sencillo, bajo su bandera. 

Las olas del tiempo se deslizan en calma, 
y el blanco se asienta, suave como el alma, 
es un faro en la neblina, la luz del destino, 
un canto sencillo en cada camino. 

El blanco, en susurros, nos cuenta sin más, 
su lenguaje de vida, su encanto, su paz, 
en cada latido, en cada rincón, 
silenciosa elegancia, un eco en el corazón.

Por eso, en cada paso, en cada mirada, 
el blanco nos envuelve, su esencia es la estrada, 
un viaje sin fin, sin destino marcado, 
un simple color, un abrazo sagrado. 

Y así en esta odisea de versos y sueños, 
la sencillez del blanco teje nuestros empeños, 
inocencia, luz, paz en su andar, 
y en el lienzo del tiempo, siempre nos hará soñar.


Gracias por leer<3

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⏰ Última actualización: Aug 18 ⏰

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