"Señor, ¿qué haremos ahora?" Lute miró a Adam, buscando respuestas.
"Primero, no me llames señor, Lute. Dime Adam. Ya no soy tu superior, estamos en igualdad de joi. Segundo, tenemos que encontrar dónde hospedarnos. Y por último, necesitamos hallar una manera de sobrevivir." Adam sonrió a Lute mientras hablaba.
"Está bien, Adam." Lute devolvió la sonrisa.
Ambos salieron del callejón y fueron deslumbrados por luces intensas y un gran ruido.
"Carajo, esto es más ruidoso de lo que recordaba." Adam se molestó por la cantidad de gente y el bullicio.
"¡Adam, ayuda!" Lute gritó mientras era empujada por la multitud.
"¿Qué demonios?" Adam comenzó a caminar hacia donde estaba Lute. "Lute, ¿qué estás haciendo? No te separes de mí." Lute agarró el brazo de una mujer por error.
"¿Qué demonios quieres, maldito idiota?" Una mujer de apariencia similar a Lute, pero más arrugada, se quejó.
"Perdón, estoy buscando a una amiga." Adam sacudió las manos.
"¿Y yo qué, nací ayer, imbécil? ¿Acaso me parezco a ella?" La mujer se cruzó de brazos indignada.
"De hecho, bastante." Adam se frotó la barbilla.
"¡Ayúdame, Adam!" Lute gritaba tratando de abrirse paso entre la multitud.
"¿Es ella?" La mujer observó a Lute y luego a Adam. "Sí," Adam confirmó, mirando a la mujer.
"No te la niego, nos parecemos bastante." La mujer se cruzó de brazos.
Con mucho esfuerzo, Lute logró avanzar contra la corriente y finalmente cayó frente a Adam y la mujer.
"Mira, Lute, te pareces a una anciana." Adam señaló a la mujer riéndose.
"¿A quién llamas anciana, intento de hombre?" La mujer carraspeó.
"¿Cuántos años tiene?" Adam inclinó la cabeza.
"Buen punto," la mujer asintió.
"Adam, ¿quién es ella?" Lute señaló a la mujer.
"Un gusto, dígame, señora Mari." Mari extendió su mano para ayudar a Lute a levantarse.
"Un gusto, señora." Lute se puso de pie.
"Bueno, Lute, tenemos que encontrar dónde quedarnos." Adam empezó a alejarse.
"Oye, Adam, sé dónde pueden hospedarse." Mari gritó hacia Adam.
"¿Cómo sabes mi nombre?" Adam se detuvo en seco.
"Porque lo dijo la señorita idiota," la mujer regañó a Adam.
"Bueno, hablando del lugar donde quedarnos..." Lute preguntó a Mari.
"Estoy rentando un cuarto donde vivo." Mari miró a Adam y a Lute.
"Mire, señora, no tenemos mucho dinero disponible." Adam habló desinteresadamente.
"¿Cuánto tienen?" Mari levantó una ceja.
"Porque le..." Adam fue interrumpido por Lute. "486 dólares," aclaró, mostrando un fajo de billetes.
"Carajo, Lute." Adam reprendió a Lute.
"Perfecto, son 150 de depósito y 100 de renta." Mari tomó el dinero.
"¿A dónde tenemos que ir?" Lute sonrió a Mari.
"Síganme." Mari indicó con la mano.
"Lute, no seas tan confiada. Tenemos que seguirle por nuestro dinero." Adam volvió a reprender a Lute.
