TWO

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Penelope al llegar por fin a su casa se dirigió principalmente a su habitación, tenía muchos vestidos que sacar y unos nuevos que guardar. Le entusiasmaba mucho el hecho que su mamá ni siquiera puso ninguna oposición a su petición sobre un cambio de guardarropa.

El día había sido muy tranquilo pero al mismo tiempo muy agotador ya que había estado mucho rato con la modista escogiendo colores de telas, adornos, diseños, probándose algunos vestidos ya hechos. En fin, le agradaba el día productivo que había tenido pero aún así se sentía algo desanimada al no haber podido ver a Eloise en todo el día.

Eloise fue una de las personas que más extraño en su estancia en el campo, si bien había hecho algunas amigas haya pero con ninguna conectaba tanto como con su mejor amiga. Ambas se la habían pasado compartiendo correspondencia, ni siquiera a sus hermanas o su madre les escribió tanto como a Eloise.

Así que se prometió que mañana antes del baile de Lady Danbury, le iría a hacer la petición a Lady Violet que les permitiera que se arreglaran juntas por la tarde para asistir juntas al baile. No dudaba de que les diera una respuesta positiva ya que nada le encantaría más que ver a su hija Eloise en un baile.

•La mañana siguiente•

Algunos rayos del sol ya se encontraban entrando desde algún espacio de las cortinas de la ventana, se escuchaba el sonido de los pájaros y también de los carruajes en movimiento por las calles. Penelope tenía algunos minutos despierta cuando escuchó a la señora Varley tocando la puerta y entrando al instante.

"Buenos días Señorita Penelope, ¿Gusta que le vaya preparando su tina de baño, o prefiere bajar a desayunar primero?".

"Prefiero bajar primero, Varley. Ayer me sentía lo suficientemente cansada ya que al recostarme en la cama caí dormida rápidamente, no tuve oportunidad de cenar y ahorita me siento hambrienta". Penelope se levantó de la cama y se puso una bata encima de su camisón.

Al bajar vio a su madre ya vestida y arreglada como siempre en el área del comedor con el desayuno recién servido.

"Buenos días Penelope, pensé que hoy despertarías hasta mediodía ya que me imagino lo cansada que debiste quedar. Varley podrías por favor servirle el desayuno a mi hija".

"Buen día mamá, me desperté hace un rato y ya no pude conciliar el sueño, aún así no me siento nada cansada. El día de hoy tengo que empezarlo desde muy temprano ya que será el baile que dará inicio a la temporada y tengo planeado asistir". Penelope se sentó a lado de su madre justo cuando dejaron el desayuno frente a ella.

El baile que hacía que la temporada iniciará siempre era el que ofrecía Lady Danbury en su hogar. Para nadie era un secreto que la reina jamás faltaba a ese baile, así que eso les resultaba aún mejor a las madres que querían casar a sus hijas para que la reina escogiera a su diamante y le llovieran los pretendientes durante toda la temporada, o si tenían la buena suerte, la reina misma les conseguirá un buen pretendiente.

La verdad es que Penelope se sentía muy nerviosa y es que apesar de su cambio de personalidad aún se seguía sintiendo la misma chiquilla insegura de siempre. Aunque había aprendió muy bien a aparentar y a saber guardar todo aquello que le afectaba.

"Me alegro mucho que con tu regreso tengas ánimos de asistir al baile, una lástima que para el tiempo que ha pasado ya la mayoría te señalará como una solterona más". Ya estaba acostumbrada a los comentarios de su madre (en su mayoría crueles), pero aún así ni eso la detendría ni cambiará el propósito con el que había regresado.

Si bien, siempre había soñado con poder tener un romance como el de sus libros, como aquellas bellas historias que hablaban de conexiones y amor eterno entre las parejas, su perspectiva había cambiado un poco.

All Too WellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora