Parte 10: Compromiso.

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Nota de Autor: Y llegamos al final, jaja. Era una historia de pocos capítulos que se ha alargado un poco más de lo que quería por mis temas personales. Espero que os guste, yo disfruté mucho de escribirla en su día :)

No subiré nada (a no ser que actualice alguna de las historias largas, que siendo Agosto y estando la KidoFudoWeek es seguro que lo haga) hasta que termine de subir Cuando Florecen los Cerezos, pero podéis decirme que otras historias de las terminadas queréis que suba luego de eso.

Me iré poniendo al día con las respuestas, perdón por no haberlo hecho antes.

***

Tras que Kidou pagara los helados de todos, a su ex novio no le pareció demasiado bien pero no pudo hacer nada al respecto pues el otro hombre se negó en rotundo en aceptar su dinero, volvió a acercarse a la mesa. El lugar había quedado más tranquilo tras que ellos dejaran de armar jaleo, algo por lo que no obstante nadie les había llamado la atención.

"Tenemos que hablar bien de muchas cosas," repitió mientras los otros dos se levantaban para acompañarle hacia la salida con el estómago reptando y sacudiéndose como una alimaña que quisiera devorarlo todo. "¿Queréis venir a mi casa o preferís que vayamos a una de las vuestras?"

Kirino y Fudou se miraron, el adulto en el cuerpo del adolescente se frotó la nuca y suspiró con aquella sensación expandiéndose a través de su sangre.

"Podemos ir a mi casa, además te recuerdo que tu maletero está lleno de las bolsas de nuestra compra."

Kidou asintió y los tres se dirigieron al coche.

Tanto el camino hasta el vehículo como el viaje en este hasta el viejo edificio donde ambos vecinos vivían lo hicieron en inmaculado silencio. Cada uno de ellos estaba absorto en sus pensamientos, en sus miedos y en sus esperanzas, en sus inquietudes y en sus sueños. Entendían que una vez empezaran a hablar la conversación se prolongaría, por lo que esperar un poco más después de aquellas dos semanas no era tanto esfuerzo.

Kirino era el más tranquilo de ellos, él no tenía mucho que decir; pero sabía que los dos adultos debían hablar mucho más profundamente, retrocediendo a aquel momento dos años atrás que los separó y cuyo desencadenante fue la marcha a Italia de Kidou.

Llegaron, Kidou abrió el maletero y les devolvió las bolsas.
"Iré a buscar aparcamiento," informó sin quitarles los ojos de encima, una resistencia en él, como si en aquel momento realmente no quisiera alejarse de ellos, como si temiera que al hacerlo ya no pudiera acercarse de nuevo.

"Cuando estés llama a la puerta y te abriré." La voz de Fudou fue suave y cargada de emoción, y aquello fue lo que permitió que Kidou volviera a entrar en el coche. Fudou estaba dispuesto a abrirse a él, no solo la puerta de su casa sino la de su alma una vez más.

Se separaron, pues Kirino entró a su casa a guardar su compra y Fudou hizo lo mismo en la suya. El cielo nocturno de un aterciopelado azul comenzó a rasgarse de rojo y negro. El aire trajo mecido por el viento olor a tormenta.

El adolescente se sintió ligeramente sobrecogido mientras guardaba los diferentes productos del hogar, hacía unos días que no estaba a solas en su casa. Tardó un rato en guardar la compra y cuando terminó salió, cerró con llave y llamó a la puerta contigua con el puño.

Fudou le abrió la puerta y él entró.

"¿Aún no ha llegado el entrenador Kidou?"

"No, pero no creo que tarde mucho más. Pasa al salón, mientras prepararé un té helado para beber."

Kirino hizo caso sin objetar nada, no le apetecía demasiado tomar té después de quedarse con el antojo de su helado de tres chocolates que no pudo acabar debido a la tensión en la heladería; pero Fudou necesitaba mantenerse distraído hasta que llegara Kidou.

A través de mis ojos [KidouxFudou / Side RanTaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora