"Eres mi única fuente de luz"
Una chica italiana llega a vivir a un lugar cerca de Reseda, Reseda es una zona de bajos ingresos del Valle de San Fernando. Asiste a su nueva escuela siguiendo sus sueños y tratando de no distraerse ya que al parecer s...
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Narrador Omnisciente:
Robby Keene estaba concentrado en reparar la puerta de Ludo con cuidado mientras que su mente divagaba en el momento emotivo que habían tenido Miguel, Ludovica y su padre. No se sentía enojado con ella ni nada por el estilo, pero el mundo sí que era realmente pequeño si tenía de vecina a la chica que su padre entrena.
- Robby, pasa y come algo - dijo Ludovica saliendo de su habitación y viendo a Robby en la entrada de su casa de rodillas con la mirada perdida mientras usaba un destornillador en la puerta. De hecho a Ludo le gustaba que Robby estuviera ahí, el hecho de no tener puerta y estar expuesta ante todos los demás vecinos era aterrador aunque la verdad no eran muchos, poca gente vivía en el edificio.
Pero Ludovica siempre había sido paranoica y distraída.
- ¿Me dejarás pasar a tu casa? - preguntó Robby poniéndose de pie con el destornillador en su mano.
- Prácticamente ya estás dentro - dijo Ludo señalando sus pies dentro del tapete de su cocina que quedaba justo al lado de la entrada.
Robby sonrió y negro mientras caminaba hacia Ludo y se sentaba junto a ella donde habían unos panqueques calientes y unas frambuesas.
- Esto se ve delicioso - dijo Robby al ver como Ludo le servía un poco de jugo de naranja.
- Cualquiera diría que no comes - dijo Ludovica ante la mirada que le daba Robby a la comida, Robby soltó una pequeña carcajada pero se encogió de hombros.
- La verdad solo como comida chatarra la mayoría de las veces, no se cocinar y mi mamá nunca esta en casa. - dijo Robby mientras se llevaba un pedazo de comida a la boca y abría los ojos como platos al sentir la textura suave de una auténtica comida casera.
- Lo siento... de todos modos los panqueques son fáciles de hacer, puedo enseñarte - dijo Ludovica tomando un poco de jugo naranja.
- No creo que me queden iguales que a ti ¿no vas a comer? - preguntó Robby con una ceja levantada a lo que Ludovica negó con la cabeza dándole un pequeña sonrisa, Robby se veía realmente muy feliz comiendo.
- No suelo tener hambre en las mañanas - dijo Ludovica caminando hacia donde tenía su bolso color rosa donde guardaba su gi de karate.
- Si vas a entrenar en ayunas podrías desmayarte - dijo Robby torpemente mientras tomaba unas frambuesas entre sus dedos para luego comerlas.
Ludovica se quedó quieta y se dio la vuelta lentamente.
- ¿Cómo sabes que voy a entrenar Robby... Keene? - preguntó Ludovica caminando a él rubio y mirándolo de forma amenazante mientras este tragaba la comida que tenía en la boca para poder hablar.
