"Eres mi única fuente de luz"
Una chica italiana llega a vivir a un lugar cerca de Reseda, Reseda es una zona de bajos ingresos del Valle de San Fernando. Asiste a su nueva escuela siguiendo sus sueños y tratando de no distraerse ya que al parecer s...
"Una chica italiana que llegó de intercambio a El Valle"
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Narrador Omnisciente:
Una chica de cabellos rubios y ojos azules caminaba por los pasillos de la escuela hacia el comedor ya que habían salido al almuerzo, no había hablado con nadie en todo el día y era vergonzoso que la mayoría de personas la miraran como si fuera una alíen. Parece que es un lugar pequeño y ver a gente nueva los emociona. Cuando un chico cae a sus pies. Literalmente.
- ¿Estás bien? - pregunta la chica con su ceño fruncido y su acento italiano aún marcado al hablar inglés
El chico que tenía su cara estrellada contra las zapatillas color rosa pastel de la rubia, alzó el rostro encontrándose con la chica.
- Me resbalé - dijo el moreno de cabello despeinado mientras se ponía de pie de forma rápida y torpe haciendo que la rubia frunciera aún más el ceño.
- Tu tampoco eres de por aquí ¿verdad? - preguntó la rubia con una sonrisa burlona al verlo mirar hacia todos lados como un perro perdido.
- No, no soy de aquí, de hecho es mi primer día ¿y tú? - preguntó el chico llevando sus manos a su mochila y sonriéndole de forma amable.
- Vengo de Roma, mi nombre es Ludovica pero todos me dicen Ludo - dijo la chica rubia extendiéndole la mano al moreno que la aceptó inmediatamente ante la posibilidad de una primera amigue.
- Me llamo Miguel, la verdad es que todos me dicen Miguel. - dijo el moreno dándole una sonrisa con dientes dejando relucir sus brackets y haciendo reír a Ludovica, definitivamente no había conocido a ningún chico parecido a él en Roma.
- Tuve suerte, el mundo me puso un amigo a los pies - bromeó Ludovica haciendo alusión a la caída vergonzosa de Miguel y haciéndolo desviar la mirada con una sonrisa llena de vergüenza.
- Si pues, me alegra haber caído a tus pies, así no tendré que almorzar solo - dijo Miguel extendiendo sus brazos y señalando la cafetería llena de gente y todos parecían a la espera de precisamente ellos entraran.
Ludovica asintió con la cabeza y ambos entraron a la cacería, Miguel tomó una bandeja y agarró bastante cosas de cada uno de los notares, también tomó entre sus manos bastantes dulces mientras que Ludovica tomó entre sus manos una manzana verde y siguió a Miguel hacía donde estaba caminando.
