Capitulo 8

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Desaparecidos y Nuevas Revelaciones

Una semana había pasado desde la intensa conversación con Lucas, y mi preocupación crecía cada día. La ausencia de Lucas se volvía más alarmante con cada momento que pasaba. A medida que los días se convertían en semanas, empecé a temer que me hubiera abandonado. La incertidumbre me consumía, y el palacio, que solía ser un lugar de confort, se había convertido en un recordatorio constante de su falta.

Mientras tanto, la noticia del regreso del emperador de Vertedrá se extendió como un reguero de pólvora. Su aparición, después de tanto tiempo, era un acontecimiento de gran magnitud. La región estaba llena de rumores y especulaciones, y la noticia captó la atención de todos. Las actualizaciones diarias hablaban de su llegada y de cómo el emperador se había recluido en su palacio, dando lugar a una serie de tensas reuniones con los ancianos de su consejo.

Me sentía distante de los eventos que ocurrían en el exterior, pero el rumor de que el emperador había regresado. Las noticias hablaban de su frialdad al enfrentarse a los ancianos que lo cuestionaban.

{En el Imperio Vertedrá }

En el palacio de Vertedrá, los ancianos estaban indignados y exigían explicaciones. El emperador, con su habitual expresión imperturbable, se mantenía firme ante sus consejeros.

—¡Emperador! —exclamó uno de los ancianos—. ¿Dónde has estado todo este tiempo? El reino ha estado en caos, y necesitamos respuestas.

El emperador, con un gesto de indiferencia, respondió con frialdad.

—No les interesa saber dónde he estado. Lo que importa es que he regresado. Acepten eso.

El tono cortante del emperador provocó murmullos de descontento entre los ancianos. La tensión en la sala era palpable, y los ancianos comenzaron a discutir acaloradamente sobre cómo proceder.

—Ahora que has vuelto, necesitamos continuar con el compromiso con la hija del Duque Alfor, Lady Nagashida de Alfor —dijo otro anciano—. Este compromiso es crucial para nuestra alianza con la nobleza.

El emperador, sin inmutarse, respondió con determinación.

—No es necesario. He encontrado a a quien será mi esposa.

La sorpresa se reflejó en los rostros de los ancianos, y sus discusiones se intensificaron.

—¿Por qué no nos dijiste nada? ¿Quién es esta persona? —preguntó un anciano—. ¿Es alguien de la nobleza?

El emperador se inclinó hacia adelante, su mirada firme y su tono lleno de misterio.

—La conocerán pronto —dijo—. No estoy en posición de revelar detalles por ahora.

Las discusiones entre los ancianos continuaron, pero el emperador se mantuvo en silencio, sin revelar más información. La noticia de su regreso y de su compromiso inesperado se esparció rápidamente, generando especulación y debate en todos los rincones del reino.

En la región de Rogelia, la llegada de la noticia del regreso del emperador fue acompañada por una carta oficial que causó una gran conmoción entre los reyes y los líderes de la región. La carta, enviada directamente por el emperador de Vertedrá, contenía un mensaje de disculpas y una propuesta de reconciliación. La carta fue leída por el Rey Manuel y por otros reyes de la región, quienes reaccionaron de inmediato a su contenido.

{Carta Oficial de Vertedrá a la Región de Rogelia}

Estimado Rey Manuel y líderes de la Región de Rogelia.

Espero que esta carta les encuentre en buen estado. En nombre del Emperador de Vertedrá, me dirijo a ustedes con un mensaje de disculpas y reconciliación.

La historia ha dejado una marca dolorosa entre nuestros reinos, particularmente en relación con la masacre ocurrida hace un siglo. Queremos expresar nuestro más sincero arrepentimiento por las acciones de nuestros ancestros y el sufrimiento causado a su gente.

El Emperador, al regresar a su posición, ha reflexionado sobre el pasado y ha reconocido la necesidad de sanar las viejas heridas. Con el deseo de construir un futuro basado en la paz y el entendimiento mutuo, proponemos la firma de un tratado de paz que aborde las injusticias del pasado y establezca una base sólida para una relación de cooperación entre nuestras regiones.

El Emperador tiene la intención de visitar su región para discutir los detalles de este tratado en persona. Esta visita será una oportunidad para dialogar directamente, presentar nuestras disculpas y trabajar juntos hacia una reconciliación duradera.

Les pedimos que reciban esta propuesta con el espíritu de paz con el que ha sido enviada. Estamos comprometidos a colaborar con ustedes para fortalecer nuestras relaciones y construir un futuro de respeto mutuo.

Atentamente:

{ La Corte de Vertedrá}

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La recepción de la carta en la región de Rogelia fue recibida con una mezcla de sorpresa y escepticismo. El Rey Manuel, al leer la misiva, convocó a una reunión urgente con los otros líderes y nobles de la región.

—¿Qué opinan de esta carta? —preguntó el Rey Manuel a los presentes—. El Emperador de Vertedrá está pidiendo disculpas por los actos de sus ancestros y proponiendo un tratado de paz. ¿Cómo debemos responder a esto?

Uno de los consejeros, conocido por su postura cautelosa, levantó la mano.

—Es un gesto significativo, sin duda. Sin embargo, debemos considerar la seriedad de sus intenciones. La historia ha dejado cicatrices profundas, y debemos asegurarnos de que cualquier acuerdo sea genuino y beneficioso para ambas partes.

Otro líder asintió, añadiendo su perspectiva.

—El hecho de que el Emperador esté dispuesto a venir en persona para discutir el tratado es un paso positivo. Sin embargo, debemos prepararnos adecuadamente para la visita y asegurarnos de que nuestras demandas y preocupaciones sean escuchadas.

El Rey Manuel reflexionó sobre los comentarios de sus consejeros, sopesando los pros y los contras. Finalmente, tomó una decisión.

—Responderemos a la carta con un mensaje de apertura para la reconciliación. Agradeceremos el gesto del Emperador y confirmaremos nuestra disposición a discutir el tratado. Pero también dejaremos claro que esperamos garantías de que el tratado abordará adecuadamente nuestras preocupaciones.

La respuesta oficial se redactó con cuidado, y el mensaje se envió de vuelta a Vertedrá. La carta reflejaba un deseo de paz y una disposición para negociar, al tiempo que subrayaba la necesidad de asegurar que el tratado fuera justo y equitativo.

Con la preparación en marcha para la visita del Emperador, la región de Rogelia se preparaba para enfrentar este nuevo capítulo en su historia. La promesa de reconciliación estaba en el aire, y mientras el futuro se desplegaba, tanto el Rey Manuel como los líderes de la región estaban listos para aprovechar esta oportunidad para sanar las viejas heridas y construir un entendimiento.

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