Acampar

8 2 0
                                    

Madisson

Me encontraba disfrutando de un desayuno tranquilo cuando escuché unos golpes insistentes en la puerta. Aún en pijama y con cara de pocos amigos, me dirigí a abrirla. Al hacerlo, me encontré con Jake y Andy, radiantes de entusiasmo. Antes de que pudiera preguntar qué sucedía, ya habían entrado como si estuvieran en su propia casa.

—¿Qué hacen aquí tan temprano? —murmuré con el ceño fruncido—. Son las siete de la mañana. Apenas me he levantado.

—Tenemos un plan para hoy y no puedes decir que no —Jake agitó las llaves de su coche con una sonrisa traviesa.

—Sí, tenemos que ponernos al día. Jake y yo lo hemos organizado todo —añadió Andy, apoyándose en el marco de la puerta con una expresión cómplice.

—¿A dónde iremos? ¿Por qué no me avisaron antes? —pregunté, medio en broma, medio en serio.

—Porque estabas durmiendo como un tronco —Jake se dejó caer en el sillón como si no hubiera descansado—. Así que Andy y yo decidimos por ti.

—Espero que no sean decisiones tan malas como la última vez que viajamos juntos. No quiero acabar en un hotel lleno de ancianos otra vez.

—Tranquila, esta vez no habrá hoteles de por medio —Jake sonrió, aumentando mi confusión.

—¿Ah, no?

—No, vamos a acampar en un terreno que mis padres tienen en el bosque. Es grande y tranquilo. Vamos a pasar la noche allí. Además, mis padres quieren que eche un ojo para ver si todo está en orden.

—¿Y pensaron en todo lo necesario? No tenemos ni tiendas de campaña y no creo que los sacos de dormir sean lo más seguro del mundo.

—Relájate, Madi —Andy me lanzó una mirada tranquilizadora—. Por eso vamos a ir de compras. Los padres de Jake se encargan de los gastos.

—Claro que no, no quiero ser una carga para ellos. Cada uno debería comprar algo.

—Como prefieras, pero yo me encargo de las tiendas de campaña. Es lo más costoso, y ya está decidido —Jake respondió con firmeza.

—Eso me parece mejor —acepté, aunque sabía que Jake no cambiaría de opinión tan fácilmente—. Bueno, chicos, ¿me dejan terminar mi cereal en paz?

—Está bien, pero no te demores —dijo Andy, mientras Jake se levantaba del sillón con una sonrisa de satisfacción.

Subí a vestirme mientras ellos esperaban abajo, escogiendo una sudadera holgada y una falda para el día. Cuando bajé, busqué a mi madre, encontrándola en el sótano, ocupada con sus cosas. La abracé por la espalda, sorprendiendo ligeramente.

—Madison, te he dicho mil veces que no hagas eso me matarás de un susto. —dijo, soltando una risita.

—Lo siento, mamá. Oye, ¿puedo ir a acampar con Jake y Andy?

—¿Por eso estabas tan cariñosa? —se dio la vuelta con una sonrisa—. Sí, puedes ir. Deja ese teléfono por un día; me gusta la idea de que no tengas internet por un rato.

Asentí, contenta, y corrí hacia la puerta.

—¡Estoy lista, chicos!

Subimos al coche, y Jake puso música mientras manejaba. Sentir el aire fresco en mi rostro y ver el paisaje pasar rápidamente me llenó de una sensación de libertad que hacía tiempo no experimentaba. Extrañaba esos momentos con los tres juntos.

—¿Y cómo van sus vidas amorosas? ¿Siguen siendo un desastre? —preguntó Andy, rompiendo el silencio con una sonrisa traviesa.

—Sí, voy jugando para ambos equipos y aun así voy perdiendo —Jake respondió con una risa ligera.

Cartas a un chico lindo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora