¿Cuando Me Enamore?

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Jake

Me quedo mirando el papel en blanco, sin saber qué escribir. Quiero confesarle a Alex lo que siento por él, pero no sé cómo hacerlo. No sé casi nada de él, solo lo que he visto de lejos y algunas cosas que he escuchado. No quiero que piense que soy un acosador, pero tampoco quiero perder la oportunidad de decirle lo que me gusta de él.Tal vez debería contarle desde cuándo me empezó a gustar. O tal vez qué me gusta de él. Sí, eso podría ser una buena idea.

Comienzo a escribir la carta con un poco de nerviosismo. No quiero dar detalles de más o algo que pueda delatarme.

Hola, Alex.

Espero que leas esta carta. Quiero decirte que me gustas desde hace tiempo. Te he estado observando, pero no pienses mal. No soy un acosador, simplemente me gusta verte. Sé que eres muy alegre, un poco tímido. Sé que te encanta la música, y en especial The Neighbourhood y Billie Eilish. Me encanta tu sonrisa, tu cabello castaño, tus ojos ámbar, tu estilo. Me encanta que seas un poco más bajito que yo; te hace ver tierno.

Y por cierto, no soy una chica.

Te doy una pista: ya nos conocemos.

Guardo la carta en un sobre rojo y la meto dentro de mi mochila. Esta mañana me iré antes para meter la carta en su casillero. Espero que la encuentre y me responda.

Llego al colegio y veo que el pasillo está vacío. Corro hacia el casillero de Alex y me doy cuenta de que fui demasiado idiota. La carta cabe dentro de los orificios de los casilleros. Empujo la carta con cuidado y logro que entre.

Respiro aliviado. Ya lo hice.

Me voy al salón y me siento en mi puesto. Soy el primero en llegar. Qué aburrido ser puntual.

No puedo evitar pensar en Alex. Recuerdo cuando me enamoré de él, o al menos nuestro primer encuentro.

 Recuerdo cuando me enamoré de él, o al menos nuestro primer encuentro

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Flashback

Por fin me graduaré de décimo grado. Ha sido uno de los años más difíciles hasta ahora. Solo faltan un par de horas para la ceremonia.

Me encuentro poniéndome mi traje tinto. Debo estar ahí antes para ayudar en la decoración del evento.

Al llegar, la mayoría de mis compañeros ya está arreglando y decorando el lugar. Hay globos, flores, carteles, luces. Todo se ve muy decorado.

Siento un ligero toque en mi hombro, lo que me hace voltear a ver.-¿A dónde llevo esto? -me pregunta.

Es un chico castaño con ojos ámbar. Lleva una caja con los certificados y calificaciones de los estudiantes.

-La maestra Alexandra dijo que en la mesa de profesores.

Solo se limita a agradecerme y se va. No sé quién es. Nunca lo había visto antes. Tal vez sea de otro salón. Me quedo mirándolo mientras se aleja. Tiene algo que me llama la atención. Su forma de caminar, su expresión, su voz... algo lo hace, pero no sé exactamente qué.

-¿Necesitas ayuda con algo más? -pregunta el mismo chico, con un brillo curioso en sus ojos.

-Sí, necesito poner los manteles en las mesas.

Durante la siguiente hora, trabajamos en silencio, pero cada roce accidental de nuestras manos envía corrientes eléctricas por mi cuerpo, poniéndome tenso. Intento concentrarme en el trabajo, pero es difícil cuando cada pequeño contacto me hace sentir cosas que no puedo explicar. Terminamos de colocar los manteles y el chico simplemente se va sin decir nada. Es algo raro; tal vez no tenía tiempo.

Me quedo mirándolo mientras se aleja, sintiendo una extraña mezcla de curiosidad y atracción.

La ceremonia continúa con normalidad. Nada interesante, solo los estudiantes agradeciendo por sus reconocimientos académicos. Ah, y por cierto, yo también recibí uno, aunque no es muy importante. Nadie de mi familia estuvo presente, solo mis amigos.

Horas después, la fiesta está en pleno apogeo. La música está a tope y la mayoría de los estudiantes están borrachos, lo cual es raro, ya que más de la mitad son menores de edad. Solo yo y un par de amigos somos los únicos sobrios.

Entre la multitud, puedo ver a ese chico. Está bastante tomado y está tratando de invitar copas a las chicas, aunque la mayoría lo rechaza. Tal vez es porque se ve muy pequeño. Me pregunto qué edad tendrá.

Después de un rato, el ambiente empieza a agobiarme, así que decido tomarme un descanso para fumar y me dirijo al baño.

En el camino, me encuentro con varias parejas, pero no me importan, ya que estaré más solo allí dentro. Al llegar, me sorprende un jalón.

-¡Pero qué mierd...!

No alcanzo a completar la oración cuando el chico que anteriormente me había ayudado me está besando.

Todo sucede tan rápido que apenas puedo procesarlo. Siento sus labios contra los míos, su sabor a alcohol mezclado con algo dulce. Mi corazón late con fuerza, mientras la sorpresa se mezcla con una intensa oleada de deseo.

Sin pensar, lo correspondo, mis manos encontrando su cintura, acercándolo más. El beso es torpe al principio, una mezcla de confusión y necesidad. Pero luego, algo hace clic y ambos nos dejamos llevar. Su lengua roza la mía, explorando, probando, mientras un gemido suave se escapa de sus labios. Siento su cuerpo tenso contra el mío, y eso me excita aún más.

Rompo el beso brevemente para mirarlo a los ojos. Hay algo oscuro y vulnerable en su mirada, algo que no había notado antes. Sin decir una palabra, lo tomo de la mano y lo guío fuera del baño, lejos de la multitud, hacia un lugar más privado.

Lo siguiente que recuerdo es estar en mi cama, con él a mi lado, su cuerpo cálido presionado contra el mío. No sé cómo llegamos aquí, pero tampoco me importa. Siento sus respiraciones suaves y regulares contra mi pecho, y me permito relajarme, al menos por un momento.

Quiero decirle tantas cosas, pero no quiero despertarlo. Lo observo dormir, su rostro relajado y pacífico, tan diferente a cuando está despierto. Me siento extrañamente protector hacia él, como si quisiera asegurarme de que nada malo le ocurra.

Cierro los ojos, tratando de conciliar el sueño, pero mis pensamientos no me dejan. No puedo dejar de preguntarme qué significará esto para nosotros. ¿Será solo una noche, algo que él olvidará al despertar? ¿O tal vez, podría ser algo más?

Cuando finalmente me duermo, lo hago con la esperanza de que, cuando despierte, él todavía esté aquí.

A la mañana siguiente despierto con una sensación de vacío. Miro a mi lado, esperando verlo o sentirlo, pero la cama está vacía. Me siento rápidamente, el corazón acelerado. Camino por la casa, buscando alguna señal de él, pero no hay nada.

Es como si se hubiera desvanecido en el aire, dejándome solo con mis pensamientos y preguntas sin respuesta.Siento un nudo en el estómago, una mezcla de frustración y decepción.

¿Por qué se fue sin decir nada? ¿Acaso significó tan poco para él?

Me dejo caer en el sofá, la cabeza entre las manos, mientras trato de entender lo que pasó. Tal vez nunca lo sabré, pero una cosa es segura: no puedo dejar de pensar en él.

Cartas a un chico lindo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora