¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Resumen: Daryl necesita un tiempo a solas en el bosque.
Longitud: 2388 palabras
Era: No es importante, ¿posterior a la prisión?
Advertencias:Contenido para adultos mayores de 18 años , hombres solos, cabalgando sobre sus muslos, fantasía.
Punto de vista de Daryl, pronombres femeninos sin nombre
N/A: Una de las últimas (si no la última) historias en el punto de vista de Daryl que tenía planeadas. Finalmente la terminé.
Daryl la observó mientras se daba vuelta de lado y un suave suspiro se le escapaba de los labios entreabiertos. Estaba dormitando, como todos los demás, excepto él y la segunda guardia de la noche. Después del largo día que habían tenido y después de que ella le hiciera cargar con toda su mierda encima, debería haberse desmayado casi al instante, pero esa maldita chica estaba en su cabeza. Eso parecía estar sucediendo cada vez más. No le molestaría tanto si se tratara de las mierdas habituales del día a día de las que tenían que preocuparse, pero esto era algo diferente. Algo en lo que no debería estar pensando.
No era como él quería. Trató de pensar en otra cosa, pero cuando cerró los ojos, todo lo que pudo ver fueron pequeños fragmentos sin sonido de ella que su subconsciente había recopilado durante el día. La forma en que sus grandes ojos de cierva lo miraban mientras le rogaba que llevara su ropa en su bolso porque quería más espacio para guardar los libros que encontraban o el rubor de sus mejillas cuando luchaba por seguirle el ritmo en el bosque. Eran estas pequeñas cosas las que hacían que su polla se agitara y maldijera a Dios por tener una memoria medio decente.
Cuanto más intenta dormir, más recuerda y cuanto más recuerda, más le empieza a doler la polla. La forma en que sus dientes le atrapan el labio inferior cuando él le está contando una historia estúpida que ni siquiera le importa. El color se intensifica cuanto más habla hasta que al final esos labios se ven hinchados y rojos por el beso. Ni siquiera debería estar pensando en ella porque es solo una amiga. Casi resopla porque los amigos no piensan en el sabor que tendrían esos labios. No, no está durmiendo, no así. Necesita aclarar su mente.
Al sentarse, la fuente misma de su fascinación injustificada se agita. —¿Daryl...? —su nombre en sus labios hace que su pene se estremezca.
—Vuelve a dormir —le dice. Es apenas un ronquido, pero ella emite un cansado zumbido de acuerdo que es como un rayo que le recorre la columna vertebral. ¡Que le jodan a despejarse la cabeza! No hay forma de dormir. No después de eso. Agarra su mochila y su ballesta, una idea enfermiza formándose en algún lugar de la parte posterior de su cráneo. Si no se mueve ahora, se convencerá a sí mismo de lo contrario, pero tiene que sacarla de su mente. Necesita dormir. Levanta una mano lánguida hacia quien esté de guardia antes de desaparecer entre los árboles que bordean el viejo camino.
