9 - Dolor pt 3

75 10 0
                                    

Localización: Konoha

Lugar: Sala de hospital de Uchiha Sasuke, nivel de seguridad 4

Hora: 1145

Sólo conocía la oscuridad. No por el sueño o la falta de conciencia, sino por la tela y los sellos que rodeaban sus ojos. Intentó moldear chakra, pero cada vez que lo hacía sentía un horrible dolor que atravesaba su cuerpo. Sabía que era una combinación de sellos que el Dobe había utilizado no sólo en sus manos y tobillos, sino también en su corazón.

Nunca esperó que Naruto pusiera un interruptor de muerte en su corazón.

Sasuke admitiría que, aunque aprendió mucho con Orochimaru, incluido su jutsu de invocación, el estilo taijutsu de la mano oculta de la serpiente y jutsu exclusivos de la invocación de la serpiente, los sellos no fueron algo que Sasuke llegara a dominar. Aprendió los fundamentos de los sellos. Como Uchiha, los sellos no eran algo que se le dieran bien ni que le gustaran. Según la leyenda, los tres hijos del Sabio heredaron algo de él.

El Uchiha recibió sus ojos.

El Senju recibió su chakra

y el Uzumaki recibió sus conocimientos y su amor.

O eso decía la leyenda.

"Sasuke-Kun", sonó una voz en algún lugar cerca de Kumo.

Pero Sasuke no confiaba demasiado en las leyendas y los cuentos de hadas. Creía en su poder y en el poder de su clan. Ese poder quedó demostrado durante sus días en la academia. Era el más fuerte. Nadie podía desafiarle. Había algunos como Shino y Shikamaru, cuyos cerebros demostraron estar a la altura del Vengador, o Kiba, cuyo propio estilo de taijutsu del clan estaba a la altura del Puño interceptor Aunque era cierto que Sasuke tenía un Sharingan totalmente maduro. Y Naruto era el peor. El último, sin talento. Un desperdicio de espacio. Pero cuando estaban en el Equipo Siete, pensó que había formado poderosas conexiones con Naruto y Sakura. Sin embargo, las gafas de color de rosa le cegaron ante la verdad. Naruto alcanzó a Sasuke sin que éste se diera cuenta. La Prueba de la Campana, El País de las Olas, El Bosque de la Muerte, La invasión del Tercer Examen, La Misión del País de la Primavera. Itachi y su "compañero" atacan a Naruto. En cada misión, en cada batalla y en cada momento, Naruto cerraba la brecha que los separaba, mientras que Sasuke se estancaba. Mientras Sasuke jugaba a ser Ninja, Naruto se esforzaba y superaba a Sasuke. De repente, Naruto no era sólo un pequeño gamberro que se cuidaba las espaldas. Se había convertido en una furiosa tormenta que Sasuke necesitaba mover para llegar hasta su hermano mayor.

Después, la batalla en el Valle del Fin. Sasuke había vencido a Naruto. Derrotó al Último Muerto... Sólo que no fue una victoria completa. Naruto había RESISTIDO. Se había apiadado de Sasuke y se había contenido, considerándolo indigno de usar todo su poder contra él.

No, necesitaba apartar esos pensamientos lo más profundo posible. No podía concebir que Naruto fuera más fuerte que él.

"¡Sasuke-kun!", llegó la voz de Sakura.

Sasuke "miró" en dirección a la cuidadora. "¿Qué?"

"¿Estás bien?, estás rechinando los dientes y has ignorado tu almuerzo", llegó la voz de Sakura.

Otra cosa que le molestaba mucho. Sakura había venido a su habitación todos los días para hablar con él. Era la única de sus antiguas amigas que había venido. Claro, Ino estaba en la rotación de guardia, pero estaba más interesada en intentar meterse en sus pantalones que en vigilarle de verdad.

Durante sus días en la academia corría el rumor de que le interesaban los chicos. Eso era totalmente falso. A Sasuke no le interesaba el sexo y punto. ¿Quería revivir su clan? Sí, pero en aquel momento había tenido demasiado miedo de que Itachi volviera, una sombra en la oscuridad, y se llevara a su familia de nuevo. Ahora que era mayor, seguía sin importarle mucho el sexo. Había tenido sexo antes. Orochimaru había insistido en que probara ambos sexos para ver si disfrutaba. Y si no, tenía formas de recuperar al clan Uchiha sin sexo. Así que lo hizo. Practicó sexo con hombres y mujeres, pero no le sirvió de nada.

Naruto - Sufrimiento, dolor y Sanación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora