4 - Interludio

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Localización: Konoha

Lugar: Apartamento de Naruto

Hora: 2320

Era su penúltima noche en Konoha. Uzumaki Naruto estaba preocupado y emocionado a la vez por salir de la aldea para hacerse más fuerte. Miró la mochila que contenía unos cuantos pergaminos, todos sus ahorros -15000 ryu en efectivo-, algo de ropa y su diario personal. Aparte de algunas tazas Raman y las fotos de él con Konoha, Moegi y Udon, el Equipo 7 y la foto con el Viejo Hokage... Naruto no poseía nada. Si pensaba demasiado en ello, perdería la cabeza. Naruto no sabía mucho sobre la persona que lo había criado. Sabía que era una mujer con el pelo plateado y que solía llamarla Kagu-nee. Hacía años que no la veía.

Uzumaki Naruto fue a su cama y se sentó. Probablemente sería la última vez que durmiera aquí. Hacía tres meses que su nuevo Sensei... Ningún Sensei fue irrespetuoso, su Maestro Jiraya el Sabio Sapo convenció a Tsunade para que le permitiera sacar a Naruto de la aldea. No sólo por su seguridad como Organización formada por varios Shinobi Rojos de rango S, sino también para entrenar a Naruto. Aparte de firmar el Contrato Sapo, el Clon Sombra, el Rasengan, algunos Jutsu de academia, sus ataques Taijutsu de creación propia y la Liberación de la Tierra: Cazador de Cabezas, el arsenal de Naruto era limitado. Claro que sus habilidades de sigilo eran al menos Jonin. Pero pocas misiones en la Era Shinobi Moderna requerían ese conjunto de habilidades. No colmaba su deseo de una buena pelea. Naruto ya sabía que iba a especializarse en combate y que probablemente entraría en la División de Asalto o en los Equipos de Respuesta Rápida, pero no conseguiría unirse a uno de esos equipos hasta que llegara a Chunin. (1)

Sonó un golpe en su puerta que le sacó de su letargo. Esbozando una sonrisa, abrió la puerta y vio que era su compañera de equipo Haruno Sakura. En comparación con cómo era al principio de sus carreras, había cambiado. Aunque seguía haciendo dieta, era más sana que antes. Esto le permitió ganar el peso y la grasa necesarios para una joven de su edad. Sus brazos se habían tonificado un poco y su pecho, antes plano -NO LO DIGAS EN VOZ ALTA- había crecido muy ligeramente. Seguía sin comprender lo corto que tenía el pelo. Le quedaba bien, a diferencia del pelo largo que solía tener.

Sakura sonrió a Naruto, con la mano en la espalda y balanceándose sobre las puntas de los pies. "Hola, Naruto. ¿Te importa si entro?" preguntó Sakura.

"umm Claro Sakura-chan. La verdad es que no esperaba visitas tan tarde", dijo Naruto mientras dejaba entrar a Sakura.

No es que Konoha fuera un lugar necesariamente peligroso. Sin embargo, la parte de la Aldea en la que vivía Naruto no era el lugar más seguro por la noche.

Sakura echó un vistazo al apartamento de Naruto. Estaba más limpio de lo que esperaba y Naruto parecía llevar un estilo de vida bastante espartano. Se fijó en que tenía un banco de trabajo junto a un escritorio en el que había libros, pergaminos y cosas por el estilo. Sakura cogió uno de los pergaminos y vio que era un pergamino sobre política, otro era un pergamino sobre tácticas comunes utilizadas por los shinobi enemigos de otra nación. Sakura miró a Naruto. Sabía que su compañero de equipo era descarado, pero nunca se había dado cuenta de que siempre intentaba mejorar en otros aspectos aparte del combate.

La rosada sonrió para sí misma. "Bueno, dijo que algún día sería el Hokage. Es normal que se esfuerce".

"Entonces, Sakura, ¿qué haces aquí?", preguntó Naruto.

"Yo... quería hablar contigo antes de que te fueras. Sé que no volverás en los próximos 3 años, pero espero. Esperaba poder despedirme de ti como es debido.

"¿Una despedida adecuada?", preguntó Naruto.

Sakura se levantó, se quitó la ropa y se acercó a Naruto.

Naruto - Sufrimiento, dolor y Sanación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora