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Taehyung había crecido para ser todo lo que su familia y su comunidad esperaban de él. Desde pequeño, había mostrado una inclinación natural hacia la bondad y la virtud, características que, sin duda, habían sido reforzadas por la presencia constante de Jongin, su protector invisible. Desde su nacimiento, Jongin había sido asignado para cuidar de él, velando por su bienestar y guiándolo por el camino del bien. Jongin sabía que el niño estaba destinado a ser un seguidor de Dios, tal vez incluso un sacerdote, y que su misión sería crucial para el destino del niño.

A lo largo de los años, Jongin había sido testigo de cómo Taehyung se convertía en un joven educado, respetuoso y compasivo. Su comportamiento ejemplar le había ganado el cariño y la admiración de todos a su alrededor. Sin embargo, Jongin no podía ignorar el hecho de que, tarde o temprano, Chanyeol, el ángel de alas negras encargado de tentar a las almas y llevarlas por el camino del pecado, se cruzaría en su camino. La misión de Jongin era proteger a Taehyung, pero sabía que si un ángel oscuro intervenía, las cosas se complicarían. Lo que Jongin no sabía era cómo Chanyeol se había enterado de su misión, algo que debía haber permanecido en secreto.

Chanyeol, desde las sombras, había estado observando al pequeño durante años, esperando el momento adecuado para intervenir. Su superior le había ordenado que esperara pacientemente a que Taehyung alcanzara una edad en la que fuera consciente de sus acciones y, por lo tanto, responsable de ellas. Ahora, ese momento había llegado. Taehyung, a sus diez años, estaba en una etapa en la que comenzaba a entender las consecuencias de sus decisiones, y Chanyeol sabía que era hora de actuar.

Una mañana, en la escuela, Taehyung recibió una nota de su maestro. Era una nota de advertencia sobre su rendimiento en un proyecto escolar que no había cumplido con las expectativas. Para el niño, que siempre había sido un estudiante ejemplar, la calificación baja fue un golpe inesperado y doloroso. Su maestro, sorprendido por el bajo rendimiento de Taehyung en esa tarea, se mostró compasivo, pero no pudo evitar reflejar cierta decepción en su rostro al entregarle la nota.

—Kim, sé que puedes hacerlo mejor —dijo el maestro con voz suave, entregándole el papel—. Estoy seguro de que mejorarás la próxima vez, pero esta nota debe ser firmada por tus padres.

Taehyung, con el corazón encogido, tomó la nota y la guardó en su mochila. Durante el resto del día, no pudo concentrarse en las clases, preocupado por cómo reaccionarían sus padres al ver la calificación. Cuando llegó a casa, el peso de la nota se hizo aún más pesado en su mente. No quería decepcionar a su madre, que siempre había confiado en él.

Mientras se dirigía a su habitación, Taehyung sacó la nota y la miró con tristeza. El miedo a la reacción de su madre era palpable, y las lágrimas comenzaron a llenar sus ojos. Estaba a punto de llorar cuando sintió una presencia cálida y reconfortante a su lado. Era Jongin, quien, aunque invisible, estaba a su lado para consolarlo.

—No te preocupes, Tae—susurró Jongin suavemente, envolviendo al niño en un abrazo espiritual—. Todo estará bien. Esto no define quién eres.

Taehyung sintió el calor de ese abrazo, aunque no podía ver a quien lo abrazaba. La sensación era extraña pero reconfortante, y, aunque no entendía de dónde venía, le dio el valor que necesitaba para enfrentar la situación.

Respirando hondo, Taehyung decidió que no podía ocultarle nada a su madre. Sabía que debía ser honesto, así que salió de su habitación y se dirigió a la cocina, donde su madre estaba preparando la cena.

—Mamá... —dijo Taehyung, con la voz temblorosa—. Tengo que mostrarte algo.

Su madre se volvió hacia él, notando la expresión de preocupación en su rostro. —¿Qué sucede, Tae?

Con manos temblorosas, Taehyung le entregó la nota. Su madre la tomó y la leyó en silencio. La sorpresa y la preocupación se reflejaron en su rostro mientras revisaba la calificación. Sabía que su hijo siempre había sido un buen estudiante, por lo que esta nota era completamente inesperada.

—No entiendo... —murmuró su madre, mientras levantaba la vista hacia Taehyung—. ¿Qué sucedió, hijo?

—Lo siento, mamá —respondió, con lágrimas en los ojos—. Prometo que mejoraré. No quería que te preocuparas.

La madre de Taehyung lo miró con ternura, comprendiendo el peso que su hijo llevaba en su pequeño corazón. —Hijo, todos cometemos errores. Lo importante es que estás dispuesto a aprender y mejorar. No te preocupes, estoy orgullosa de ti por ser honesto.

Mientras Jongin observaba la escena, sintió una profunda satisfacción al ver cómo el amor y la honestidad prevalecían. Sin embargo, Chanyeol, que también había estado observando desde las sombras, vio una oportunidad para interferir.

Esa noche, mientras Taehyung estaba acostado en su cama, con la nota firmada por su madre, Chanyeol se acercó a él en silencio. El niño todavía se sentía inquieto, a pesar del consuelo que había recibido. Su mente estaba llena de dudas, y fue entonces cuando Chanyeol aprovechó para sembrar la tentación.

—¿Estás seguro de que hiciste lo correcto? —susurró Chanyeol, plantando la semilla de la duda en el corazón del pequeño—. Tal vez podrías haber cambiado la nota. ¿No habría sido más fácil?

La idea de alterar la nota comenzó a rondar en la mente de Taehyung. Aunque sabía que estaba mal, la preocupación por la reacción de su maestro al día siguiente le hacía considerar la posibilidad. Jongin, al darse cuenta del peligro, intentó intervenir de nuevo.

—Taehyung, ya hiciste lo correcto —dijo Jongin, tratando de mantener su influencia—. No necesitas hacer nada más. Tu honestidad es lo que te define.

A pesar de las palabras de Jongin, la tentación que Chanyeol había sembrado seguía presente, y la lucha interna de Tae era evidente. El niño se giró en su cama, incapaz de conciliar el sueño, atrapado entre la honestidad que siempre había practicado y la tentación de hacer algo que nunca había hecho antes.

Al día siguiente, el niño se despertó con los ojos pesados y una sensación de malestar en el estómago. Sabía que tenía que llevar la nota firmada a la escuela, pero la idea de que su maestro la viera le llenaba de ansiedad. Aun así, decidió enfrentar la situación con valentía.

Cuando llegó a la escuela, se dirigió al escritorio de su maestro y, con manos temblorosas, entregó la nota. El maestro la tomó y, al ver la firma de la madre de Taehyung, levantó una ceja, sorprendido.

—Taehyung, has hecho lo correcto al entregar esta nota firmada —dijo el maestro, con una sonrisa de aprobación—. No muchos estudiantes lo harían. Estoy orgulloso de tu honestidad.

Taehyung sintió un alivio inmediato al escuchar las palabras de su maestro. Aunque la tentación había sido fuerte, no había cedido a ella. Sin embargo, Chanyeol, que había estado observando, sintió una ira creciente al ver que su plan había fallado.

Esa noche, cuando Taehyung dormía, Chanyeol se presentó ante Jongin, con una expresión furiosa en su rostro.

—Has interferido en mi trabajo, Jongin —dijo Chanyeol, con voz fría y amenazante—. No permitiré que sigas protegiendo a ese niño. Esta vez falle por suerte, pero la próxima vez, no te interpondrás en mi camino.

Jongin se mantuvo firme, a pesar de la amenaza. —Mi misión es proteger a Taehyung, y no dejaré que lo lleves por el mal camino. Haré lo que sea necesario para cumplir con mi deber.

Chanyeol lo miró con desprecio. —Veremos cuánto tiempo puedes mantener tu promesa. No siempre estarás ahí para salvarlo. Y cuando no lo estés, yo estaré.

Jongin sabía que la batalla por el alma de Taehyung apenas había comenzado, y que Chanyeol no se detendría hasta lograr su objetivo. La lucha entre el bien y el mal continuaría, y Jongin tendría que estar siempre vigilante para proteger a al pequeño de la influencia oscura de Chanyeol.

Blame l Chankai ver.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora