Los días pasaron lentamente para Aegon, cada uno trayendo una sensación de malestar que no podía sacudirse. Al principio, lo atribuyó al estrés y la tensión de la guerra inminente. La muerte de Lucerys había desatado una furia en Rhaenyra que había puesto a los reinos al borde del conflicto, y Aegon sabía que las decisiones difíciles recaían sobre sus hombros.
Pero el malestar persistía, una sensación de incomodidad constante que ni el agua de amapola lograba calmar. Aegon se sentía cansado y débil, como si algo dentro de él estuviera desequilibrado. Había días en los que apenas podía levantarse de la cama, su mente nublada por la fiebre y el dolor inexplicable.
Aegon se aferraba a su papel de rey, intentando mantener el control mientras su cuerpo y mente se rebelaban contra él. Cada reunión y decisión se convirtieron en pruebas de resistencia, y aunque trataba de ocultar su malestar, no podía evitar que sus manos temblaran o que su voz a veces se quebrara.
Cada vez que veía a Aemond, la sensación se intensificaba, como un recordatorio constante de todo lo que había salido mal. Aegon sentía un nudo en el estómago, una mezcla de resentimiento y culpa que no lograba sacudirse. Le guardaba rencor a su hermano, no solo por haber asesinado a Lucerys y desatado la furia de Rhaenyra, sino también por haberlo empujado al trono, negándole cualquier posibilidad de una vida diferente.
Trataba de ignorar la presencia de Aemond, pero le resultaba imposible. Había una tensión palpable cada vez que estaban en la misma habitación, una carga emocional que amenazaba con desbordarse. Se sentía atrapado en un ciclo de emociones contradictorias, consciente de que su hermano era una parte fundamental de su vida, pero también la fuente de su creciente desesperación.
Las noches eran una tortura silenciosa para el joven rey. Mientras el frío silencio del palacio lo envolvía, él se removía entre las sábanas, su cuerpo atrapado en una batalla que no comprendía del todo. Un ardor insoportable se instalaba en su vientre, extendiéndose como un fuego lento que lo consumía desde dentro.
Intentaba ignorarlo, atribuyendo el calor a la fiebre o al estrés acumulado, pero pronto su cuerpo empezaba a temblar, un escalofrío recorriendo su piel. Y entonces, algo completamente inesperado e incontrolable sucedía: un flujo de lubricante natural brotaba de su interior, un fenómeno que solo intensificaba su confusión y vergüenza. Era algo abominable para un alfa, un recordatorio perturbador de que su cuerpo estaba actuando de maneras que desafiaban toda lógica y razón.
Cada noche, mientras yacía en la oscuridad, Aegon se encontraba atrapado en este ciclo de sensaciones extrañas y emociones contradictorias, sin saber cómo afrontarlo ni a quién acudir en busca de ayuda. Sabía que no podía continuar así, pero el temor de revelar su vulnerabilidad lo mantenía en silencio, aislado.
mientras yacía en la oscuridad, Aegon recordaba con claridad la noche en que Aemond regresó a la fortaleza. Aegon había estado intentando relajarse, disfrutando de una copa de vino con Meria, intentando concentrarse en el momento, buscando la intimidad que el estrés de los últimos días parecía haber robado. Sin embargo, su cuerpo no respondía como debería, y la frustración comenzaba a instalarse.
De repente, un ruido suave resonó en la habitación, proveniente de uno de los pasajes secretos que recorrían la fortaleza. Antes de que Aegon pudiera reaccionar, la puerta oculta se abrió y Aemond entró, empapado de pies a cabeza, con la mirada perdida y los pasos tambaleantes. Su presencia interrumpió el ya frágil ambiente, y Aegon, a pesar de la irritación inicial, se dio cuenta de que algo estaba terriblemente mal.
Meria, todavía desnuda, corrió a auxiliarlo, acercándolo a la cama y tratando de darle calor al frío cuerpo del príncipe con una manta mientras lo abrazaba con fervor. sus manos temblando ligeramente mientras trataba de envolverlo con una manta seca.-Mi príncipe, ¿qué ha pasado? -preguntó con voz temblorosa, mientras lo abrazaba, tratando de infundirle algo de calor.
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Llama Prohibida - Aegond (aegon x aemond)
FanficDesde una edad temprana aemond descubre que su verdadero deceo yace en su hermano mayor, Aegon, y no en las mujeres que lo rodean. Por eso aprovecha cada oportunidad de acercarse a su hermano de forma íntima sin que este se de cuenta. Ésto cambia...