La cocina estaba envuelta en un silencio pesado, interrumpido solo por el ocasional clic de las ollas y el suave murmullo de la radio en la esquina. Jungkook, con una expresión de concentración en su rostro, trabajaba en la preparación de ingredientes para la cena. La cocina era su refugio, un lugar donde podía canalizar su energía y su creatividad, pero hoy, incluso el aroma de las especias y el calor de las estufas no podían disipar el peso de los recuerdos que lo acosaban.
Mientras mezclaba los ingredientes con una destreza automática, su mente divagaba hacia un pasado que parecía cada vez más distante pero igualmente presente. En sus días de juventud, todo parecía tan prometedor. Tenía diecisiete años, una energía inagotable y una visión clara del futuro. Jieun estaba a su lado, su primera gran amor, y sus corazones latían al unísono, llenos de esperanzas y sueños compartidos.
Recorría mentalmente aquellos días con nostalgia. La idea de que todo podría haberse desarrollado de manera diferente le resultaba abrumadora. Jungkook y Jieun habían sido inseparables. Compartían todo: desde sus planes para el futuro hasta las pequeñas rutinas diarias. Hacían planes de vivir juntos después de graduarse, soñaban con un pequeño apartamento en el centro de la ciudad, decorado con toques de ambos, y una vida juntos construyendo sus carreras y su hogar. Habían hablado de matrimonio y de una familia, y todo parecía a la mano.
Sin embargo, la vida no siempre sigue el curso que uno imagina. Una noche, un pequeño descuido cambió todo. Jieun quedó embarazada. Al principio, ambos se sintieron emocionados. La noticia de que iban a ser padres parecía un nuevo capítulo en su historia. Jungkook estaba convencido de que podía asumir la responsabilidad. Quería el bebé, deseaba ser un buen padre, y sus sentimientos estaban claros. Hizo todo lo posible para apoyar a Jieun y prepararse para la llegada del bebé.
Pero con el paso de los meses, la realidad empezó a pesar. Jieun, al principio emocionada, comenzó a mostrar signos de preocupación. Los cambios físicos, el estrés de la maternidad, y el temor al futuro la abrumaban. Las conversaciones que antes eran llenas de entusiasmo se transformaron en discusiones y desacuerdos. Jungkook trataba de ser comprensivo, pero cada vez que le mostraba su apoyo, Jieun parecía alejarse aún más.
Las tensiones aumentaron, y la relación que alguna vez había sido un refugio de amor se convirtió en un campo de batalla emocional. Jieun, que había empezado a dudar de sus capacidades para ser madre, se sintió atrapada entre sus propios miedos y las expectativas que sentía que no podía cumplir. Los problemas se volvieron más profundos, y la distancia entre ellos se hizo más palpable. La decisión de Jieun de no continuar con el embarazo comenzó a tomar forma. Intentó hablar con Jungkook sobre sus temores, pero las discusiones se tornaron cada vez más intensas, dejando poco espacio para la comprensión mutua.
Finalmente, Jieun tomó la decisión que acabaría con su relación. Decidió dejar a Jungkook y a su bebé. Fue una ruptura devastadora. Jungkook, con el corazón roto, se vio de repente enfrentando la realidad de ser padre soltero. La pequeña Soomin llegó al mundo y, aunque su llegada fue un rayo de luz en medio de la tormenta, la ausencia de Jieun dejó un vacío profundo en su vida.
El tiempo pasó, y Jungkook se adaptó a su nueva realidad. Empezó a trabajar a tiempo completo como cocinero, esforzándose por brindar una vida digna para Soomin. La rutina diaria se volvió un refugio, una forma de sobrellevar el dolor y las pérdidas. Su vida se centraba en su hija, y todo lo que hacía estaba orientado a darle un futuro mejor.
El hecho de que Seokjin, un amigo y compañero de trabajo, se convirtiera en una figura crucial en la vida de Soomin le proporcionó un alivio, aunque fuera temporal. Seokjin recogía a Soomin de la guardería y pasaba tiempo con ella, permitiendo a Jungkook concentrarse en su trabajo y en los desafíos diarios.
Cada noche, después de acostar a Soomin, Jungkook se encontraba solo en su pequeño apartamento. El silencio era abrumador, y la soledad se sentía como un peso constante. Observaba a Soomin mientras dormía, y aunque el amor por ella era inmenso, el dolor de lo que había perdido seguía presente. A veces, la falta de compañía y el anhelo de un pasado diferente se manifestaban en la forma en que él se movía por la vida.
Una noche en particular, mientras limpiaba la cocina después de una larga jornada, sus pensamientos volvieron a Jieun. Recordaba las promesas, los sueños compartidos y cómo todo se había desmoronado. El peso de los recuerdos y las decisiones no tomadas le pesaban en el corazón. A pesar de su determinación de ser un buen padre y construir una vida estable para Soomin, el dolor de la pérdida seguía siendo una parte integral de su existencia.
Jungkook se sentó en el sofá, observando la habitación de Soomin mientras ella dormía. A pesar del agotamiento, una chispa de esperanza brillaba en sus ojos. Aunque la vida no había salido como había planeado, había encontrado un propósito en su hija, un motivo para seguir adelante a pesar de los desafíos y las heridas del pasado.
De regreso al presente, Jungkook se esforzaba por brindar lo mejor para Soomin, incluso si eso significaba sacrificar sus propios deseos y sueños. Se había convertido en un cocinero a tiempo completo para poder cuidar de su hija, y aunque Seokjin se convirtió en una pieza fundamental en su vida, la ausencia de Jieun era una sombra constante.

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Caminos Entrecruzados - Taekook
Fanfiction❝ Soomin solo quería ver a su papá ser feliz ❞ ↬ actualizaciones lentas ↬ capítulos cortos