Capítulo 11

1 0 0
                                    

El peor error de tu vida

Roxane Asher

—Ghost, lleva este teléfono lejos de aquí. No quiero visita tan temprano —Comandó el chico de párpados caídos.

El foco que alumbraba débilmente en medio de la mesa era lo único que me mantenía despierta, lo poco que podía ver no me era suficiente para saber dónde estaba. La casa tenía ventanas, pero era difícil ver por ellas.

Mis muñecas ardían, los ojos me pesaban y el flujo de aire que pasaba por mi cuerpo era extremadamente frío. Evitaba temblar, pero era estúpido.

¿Ahora qué será de mí?

Mi teléfono se ha ido y ahora cómo sabrán dónde estoy. Trato de calmar mi ansiedad usando la técnica de la respiración, pero es en vano, ya que el chico que no se su nombre me interrumpe tocando mi pelo.

—Estoy un poco aburrido... ¿qué puedo hacer? Dime —toma una silla y la coloca a mi lado, su mano va hacia mi mejilla y la pasa cuidadosamente. Cierro mis ojos con fuerza. —Tranquila, no te haré nada... ¿O sí?

Mis ojos se abren y se cruzan nuestras miradas.

—Eres... un... idiota —Le digo haciendo una pausa que cada palabra. Mi mirada se torna fría, ¿Acaso he perdido el miedo? Nah, para nada. Solo sé que van a venir por mí y él habrá cometido el peor error de su vida. —Alejate.

El ríe.

—Sí no quieres ser lastimada nuevamente...—Su sonrisa iba desvaneciéndose —Sera mejor que midas tus palabras.

Ruedo los ojos.

—¿Cuál es tu nombre? —Pregunto. El se echa el la silla y pone sus manos detrás de su cabeza, puedo notar que su ceja está elevada levemente.

—Ron.

¿Ron? Así sé llama entonces, bueno a menos que solo diga un nombre al azar para evitar posibles inconvenientes después.

Treinta minutos después, llega el gigante, pero no llegó con las manos vacías.

—¿Te gusta el sushi preciosa? —Pregunta Ron rosando sus manos con emoción.

Niego cabizbaja. No tenía hambre, no quería absolutamente nada en estos momentos. Solo pensaba en lo preocupada que estaría Pao o el mismo Nicolás. Dios mío. Debo escapar de alguno u otra manera. Pensé en salir por esa ventana que, para mí suerte, estaba rota y era imposible cerrar cuando estos dos se duermieran. El reto es no dormirse así podré escapar de esta casa y este olor tan desagradable que vengo inhalando desde que entré. No sé cómo no me he desmayado.

El grandulón viene hacia nosotros y quita el bombillo para cambiarlo por otro, este era más fosforescente que el anterior. Lo que hizo que pueda ver más la casa, a mi lado derecho se encontraba una pequeña habitación sin puerta, está tenía una pequeña cama con una cobija y a su lado estaba el retrete y un lavamanos. A mi izquierda había una pequeña alacena con una mesete que iba desde el principio de la puerta hacia ella. Dentro se veía un poco lo que era un intento de cocina.

—No digas después que no te ofrecí comida, te negaste y Ghost está de testigo. —Ron señala a Ghost quién está parado como un militar en la puerta. —Oye Ghost, ven a comer. Hiciste un muy buen trabajo hoy.

Querido Nicolás Donde viven las historias. Descúbrelo ahora