Fiesta

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Tom y Luke estaban sentados en aquel sillón de la tienda Celine, la marca para la que Warren hacía publicidad, y a su lado había un montón de ropa por los cambios que los chicos desechaban, sacándole cualquier defecto a cada uno.

"Que si es muy grande"

"que si es muy ajustado"

"que no combina con los zapatos"

" que los zapatos están muy altos"

" que el color es chillón"

" que el color es muy pálido".

Los chicos solo observaban la cantidad de empleados que tuvieron que venir para volver a colocar la ropa en su sitio, pero para alegría de Tom y de Luke, por fin escogieron sus atuendos y, después de pagar, salieron del local. Pero, como todo embarazado, se le antojó algo de la vitrina de helados y entonces los chicos tuvieron que detenerse para esperar pacientemente que Bill escogiera un helado.

-Maus decide-, exclamó Tom.

-Espera, que no sé cuál quiero-, decía Bill mientras pegaba el rostro en la vitrina.

-Estamos aquí tres horas y ya debemos regresar para alistarnos para la noche-, dijo Luke.

-¿Haber, Charlie? ¿Decide cuál quieres que comamos?-, le preguntaba Bill a su panzita, que cada día se notaba más. -¡El de vainilla!-, exclamó alegremente.

-Me da uno de vainilla y otro de fresa, por favor-, pidió Tom en la caja cuando pagó. Y cuando tenía en sus manos el helado de fresa, notaba que Bill lo veía y entonces supo.

-¿Quieres probar el de fresas?-, preguntó Tom.

-¡Sí!-, respondió Bill.

Con rapidez, Bill se comió todo el helado de fresa junto con el de vainilla. Tom rio por su cara llena de helado, sacó una toallita húmeda y se lo limpió. Fueron directamente a casa a cambiarse para la noche, pero ahora Bill estaba indeciso. Su cuerpo estaba cambiando y, aunque la ropa era hermosa, no se sentía coqueta. Se veía gordo y eso lo bajó un poco el ánimo. Ya los chicos esperaban abajo, solo faltaba Bill para poder irse, pero al ver la demora, Tom subió hacia la habitación y lo encontró sentado en el borde de la cama, con su vista perdida.

-¿Por qué aún estás en toalla?-, preguntó Tom, sentándose junto a él.

-Estoy gordo-, susurró Bill.

-Es normal, Mäus-, respondió Tom.

-Pero me siento horrible-.

-Te verás precioso con la ropa nueva, anda, cambia ese ánimo y comienza a arreglarte-. Bill suspiró, no quería dañar la noche. Tom estaba entusiasmado y él no quería ser un aburrido. Se alistó con lo que compró y vio los resultados en el espejo. Su chaqueta cubría un poco su panza y eso evitaría preguntas incómodas.

Los brazos de Tom lo rodearon por la cintura y pegó su rostro junto con el de Bill para mirarlo por el espejo.

-Te ves hermoso, tendré que estar junto a ti toda la noche o cualquiera coqueteará contigo y no quiero dañar la fiesta-, expresó, dando besitos en el cuello y hombro. Bill giró para darle un beso en los labios.

-Ya llegó Gus-, anunció el rubio desde el umbral.

Ambos asintieron y caminaron hasta los autos para poder por fin asistir a la fiesta.

Estacionaron con los demás autos y bajaron. Las luces de colores salían del lugar y la música era estrepitosamente divertida. Los chicos no tuvieron que hacer fila y entraron con ayuda de Luke. Caminaron entre la multitud y, como lo prometió Bill, se quedó en la barra con Beth, mientras que Gustav bailaba con sus novios y Warren saludaba algunos conocidos. El rastudo se entretuvo repartiendo las bebidas desde la barra y no notó la mirada de un chico que había puesto los ojos en él y que solo quería acercarse para saber su nombre. Cuando su trago se acabó, era la excusa perfecta para hablar con semejante chico apuesto. Se acercó a la barra y pidió un trago. Bill lo preparó y se lo entregó, giró y siguió preparando los demás cócteles, mientras que el chico no lo dejaba de mirar.

𝑫𝒆𝒓 𝑭𝒆𝒉𝒍𝒆𝒓  [TwcNr]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora