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Era una tarde tranquila y un chico de pelos bicolor salía de una farmacia, con una bolsa de medicamentos, la razón esque James se había enfermado de gripe y tenía fiebre, Aiden caminaba rápidamente hacia el apartamento de James, Al llegar, abrió la puerta con cuidado, tratando de no hacer ruido para no despertarlo, pero no era necesario ya que ya estaba despierto.
James estaba en el sofá, envuelto en una manta, con la mirada perdida en la televisión que apenas prestaba atención. Al ver a Aiden entrar, esbozó una débil sonrisa.
—¿Cómo te sientes? —preguntó Aiden mientras se acercaba y se arrodillaba junto a él, acariciando suavemente su frente, tanto para darle mimos y para medir su temperatura, la cual era un poco alta.
—Como si me hubiera atropellado un camión —bromeó James con voz ronca.
—Tuviste que abrigarte anoche, es tiempo de tormentas —dijo acariciando su pelo, luego se dirigió a la cocina para sacar los medicamentos y sus instrucciones, preparó un Resfrianex junto con una píldora y se la entregó a James —Toma amor, te hará sentir mejor —James tomó los medicamentos en su debido orden —Gracias Aidy —Lo miró con una ligera sonrisa.
—Voy a preparar algo de sopa para que comas algo caliente. Eso siempre ayuda cuando uno está enfermo —dijo Aiden, levantándose del sofá. James asintió de nuevo, viendo cómo Aiden se dirigía a la cocina.
A pesar de sentirse miserable por la gripe, el simple hecho de tener a Aiden a su lado hacía que todo fuera un poco más soportable. Se sintió abrumado por una ola de amor y gratitud hacia su novio.
Después de un rato, Aiden volvió con un tazón de sopa caliente. El aroma llenó la habitación y James se incorporó lentamente para poder comer.
—Aquí tienes, sopa de pollo con fideos —dijo Aiden con una sonrisa, colocando el tazón frente a James- Te hará sentir mejor.
James tomó una cucharada de sopa y sonrió débilmente —Sabe increíble, Aiden. Eres el mejor —dijo, mirando a su novio con cariño.
Aiden se sentó a su lado y en un acto rápido James lo cubrió con su manta acercándolo a él y dándole besitos en su frente y mejilla, luego ocultó su rostro en el hombro del bicolor generandole risitas, él también le dejo algunos besos y le acarició él pelo.
—Me vas a contagiar también, come tu comida —dijo riendo un poco, James hizo caso y siguió comiendo, mientras que Aiden buscaba algo para ver en la televisión.
Momentos después sintió a James abrazándolo —Gracias por cuidarme —Aiden sonrió —No hay de que amor —James puso su cabeza en las piernas de Aiden para que lo acaricie, cosa que el canadiense hizo con gusto.
Poco tiempo después se volvió a dormir, el bicolor lo acomodó con cuidado para no despertarlo y recogió los platos y la taza de sopa vacía, llevándolos a la cocina. Luego volvió al sofá, acomodándose al lado de James y abrazándolo suavemente, sin querer despertarlo y durmiéndose en el momento.
El ambiente era acogedor, ambos estaban agradecidos por la compañía del otro, se sentían afortunados de tenerse y esperaban que siguiera siendo así por mucho tiempo más.