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— ¿Y quién era? —preguntó Taehyung, mientras guardaba su teléfono en el bolsillo.

— Jungkook...

El alfa lo miró arqueando su ceja con una sonrisa ladina. Él pensaba cosas que jamás diría en voz alta, porque ya sabe claramente lo que su mejor amigo diría: "nada que ver, lo detesto."

— ¿Por qué me miras así? —Jimin tomó asiento, y se cruzó de brazos—. ¿En qué estás pensando?

— ¿Por qué te llamó? ¿Hm?

Ni lo pienses, Taehyung.

— Sus padres quieren que cene con ellos esta noche.

— ¿Seguro que sus padres? ¿Qué tal si es todo una broma y en realidad terminas cenando a solas con él?

— Sí, seguro. —dijo burlón, girando sus ojos en blanco—. Jungkook me quiere lejos, y a la única persona que quiere cerca de su asquerosa aura es a Hana. Pobrecita.

— Igual es complicado, ¿no crees? Digo, a Hana le gusta el dinero. Le gusta derrocharlo, le gusta salir de fiestas cada fin de semana, ir de compras, etc. ¿A Jungkook también le gusta eso?

Jimin no lo pensó bien.

Pensó que había hecho un buen trabajo al emparejar a su mejor amiga, con el pelinegro, pero en realidad no conocía a Jungkook tan bien. Lo que sí sabía era que Hana era una persona muy extrovertida, siempre lista para la fiesta y con un espíritu aventurero. También era conocida por ser un poco derrochadora, siempre gastando dinero en ropa y accesorios de última moda (con el dinero de su padre).

El omega se había encantado de Hana desde el primer momento en que la conoció en clases de ballet. Ella era una chica atenta y amable, siempre dispuesta a ayudarlo con sus pasos y a escucharlo cuando necesitaba alguien con quien hablar mientras se cambiaban de zapatos. A medida que pasaba el tiempo, se dio cuenta de que ella era más que una simple compañera de clase. Era una persona vibrante y enérgica, con una sonrisa que iluminaba todo a su alrededor.

Y también, una buena amiga.

— Quizás puede que Jungkook sea igual que ella. ¿Qué opinas tú?

— Hmm... No lo sé, Taehyung Jungkook no parece de ese tipo de personas. Sí, se ve que tiene una casa grande, un auto, y todo eso... Pero... No lo sé. Su familia es más... —Jimin movía sus manos intentando explicar, o más bien encontrar una palabra precisa para describir a Jungkook—. Humilde.

Sí.

Eso.

— ¿Y Hana no lo es?

— Y-yo...

— Dos iced caramel macchiato, y dos cinnamon rolls —dijo la mesera, con una sonrisa—. Que los disfruten.

La mesera les hizo una leve reverencia y se retiró del lugar, mientras que Taehyung tomaba los cubiertos y daba el primer mordisco de su rollo de canela.

— Mhm... Está fresco.

— No estoy diciendo que Hana no es humilde...

— ¿Pero...?

— Pero Hana no es humilde.

— Ah, sí claro. No lo estás diciendo —dijo de forma burlesca su mejor amigo, mientras le daba otra mordida a su rollo.

— A pesar de que malgasta su dinero, y tenga un estilo diferente al nuestro, la quiero, y mucho. Si a ella no le gusta Jungkook, ya no es culpa mía. Jungkook es feo, tiene que aceptarlo.

— Seguiré esperando una foto de él.

— Y aprende a ser paciente, porque no te la daré —el omega tomó su iced caramel y bebió de él, mientras que Taehyung le sacaba la lengua de la manera más infantil posible.

Brown EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora