IV

6 1 0
                                    


[Escrito cuando alguien que aprecio mucho me comentó su dolor.]

Es cuando me embriago de dolor, que salen versos escalofriantes de lo profundo de mi corazón...

.
.
.

Por favor, déjame llorar tu nombre.

Aquel es el primer paso para acostumbrarme a tu ausencia.

Me deleito en las historias llenas de angustia... llenas del terror frente a la muerte...

Porque te extraño, vieja inmortal amiga.

¡Oh, no sabes cuánto te deseo!

¡Ni que me enamoré perdidamente de ti!

Pero sí cuando fue que tus fríos dedos se posaron sobre mi cuello, a punto de destrozarme la garganta...

Tus sofisticadas garras haciendo un precioso desastre cuando no sentía nada...

¡Oh, mi corazón palpita tan fuerte contigo!

Casi podría decir que te amo más que aquella persona que invadió mi vida y se llevó mis sonrisas.

Porque cuando alguien sana, ya no va más al médico...

Porque tampoco importa cuánto yo te añore... No volverás.

Y no sé si aún te quiero volver a ver... porque serás mi triste fin.

La enfermedad se detona en mí cuando te veo, te sueño, te recuerdo...

No creo poder volverte a ver a la cara sin caer al suelo por ti...

Ya no soy aquella chica fuerte que llenó tu vida de alegría...

Aquel que creíste que alguna vez fui.

Porque me destrozaste de una forma inimaginable a medio camino...

Y el dolor me quebró, así fue el destino.

Las fingidas sonrisas después de una desgarrante desilusión son tan comunes...

Y ver a los demás hacerlo me destroza de a pocos.
¡Oh, quisiera ayudarlos a todos!

La impotencia me hace odiarme a mí también.

Pero flor de loto, tan marchita por la agonía estás.

Ni tus sueños te podrán avisar del terrible final.

...

Estoy rodeada de melancolía...

Pero decir que estos escritos me alivian, sería mentir descaradamente.
Seguiré buscando el que pueda definir lo que siento.
Ver a alguien que aprecias mucho desplomarse es tan ...

Colección de poemas deshojadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora