La mañana siguiente llegó con una luz suave que se filtraba a través de las cortinas, llenando la habitación de Jeongin con un resplandor matutino. El silencio de la noche había sido reemplazado por los sonidos típicos de un nuevo día: el canto de los pájaros y el murmullo de la ciudad despertándose.
Jeongin se despertó antes de la alarma, como si su cuerpo hubiera registrado la desilusión de la noche anterior y decidiera comenzar el día con un cansancio renovado. Se estiró en la cama, con movimientos lentos y pesados, y se levantó con una mezcla de resignación y determinación. La falta de sueño y el peso de sus pensamientos se hicieron evidentes en cada paso que daba hacia el baño.
Mientras se duchaba, el agua tibia caía sobre él, y aunque el calor del agua era reconfortante, no lograba borrar la tristeza que sentía. Se esforzó por pensar en algo positivo, en alguna pequeña cosa que pudiera animarle, pero la noche anterior seguía presente en sus pensamientos, como una sombra que se negaba a desvanecerse.
Sabía que no era tan amigo de Hyunjin como para reclamarle algo acerca de por qué lo había dejado plantado, además de que seguramente tenía cosas más importantes que hacer que estar con él. La relación entre ambos siempre había sido más casual que profunda, y Jeongin entendía que no podía exigirle nada. Sin embargo, no podía evitar sentir una punzada de decepción.
Había escuchado rumores de que Hyunjin había invitado a Karina a la fiesta, así que no le parecía extraño que no hubiera ido. Tal vez después de la fiesta se fue con Karina al departamento de alguno de los dos, y obviamente no iba a dejar esa oportunidad por él. Jeongin se repetía esto una y otra vez, tratando de convencerse de que era algo natural, que no debía darle tanta importancia.
Pero, a pesar de sus intentos por racionalizarlo, no podía entender por qué le dolía tanto que Hyunjin lo dejara plantado. Cada vez que pensaba en él, sentía un fuego en su interior que lo quemaba y, al mismo tiempo, lo hacía sentir seguro. Era una mezcla de emociones que no había experimentado en mucho tiempo. La última vez que sintió algo así fue cuando... No, tenía que borrar esos pensamientos de su mente. Su padre jamás lo permitiría.
El recuerdo de su padre siempre fue un peso sobre sus hombros, una sombra que lo seguía a todas partes. Jeongin había aprendido desde muy joven a reprimir sus sentimientos y deseos para cumplir con las expectativas familiares. Las normas estrictas y el ambiente rígido de su hogar le habían enseñado a priorizar el deber sobre el deseo, la apariencia sobre la autenticidad.
Sin embargo, cada vez que estaba con Hyunjin, esas barreras se desmoronaban. Hyunjin tenía una forma de hacer que se sintiera libre, de permitirle ser él mismo sin miedo al juicio. Era una sensación que Jeongin ansiaba desesperadamente, pero también le aterrorizaba. El conflicto interno lo desgarraba, atrapado entre lo que deseaba y lo que le habían enseñado a desear.
Jeongin bajó las escaleras con ropa cómoda para estar en casa, un pantalón de chándal y una camiseta holgada. Era sábado y no tenía amigos con los cuales salir.
Se sentó en el sofá de la sala, mirando alrededor, tratando de decidir qué hacer. Podría estudiar, pero ya se sabía todo el material de memoria. La idea de ver una película le cruzó por la mente, pero recordó que su padre no pagaba por ningún programa de streaming, así que tampoco tenía muchas opciones.
De repente, el timbre de la puerta sonó, rompiendo el silencio de la casa. Jeongin se levantó con curiosidad y abrió la puerta para encontrarse con su amigo Jisung, quien estaba acompañado por Felix y Changbin.
—¡Sorpresa! —dijo Jisung con una sonrisa amplia, levantando una bolsa de snacks—. Pensamos que podrías necesitar algo de compañía.
Jeongin parpadeó, sorprendido, pero rápidamente su rostro se iluminó con una sonrisa.
—¡Chicos! No esperaba esto. Pasen, pasen —dijo, haciéndose a un lado para que entraran.
—Felix y Changbin querían conocerte mejor —explicó Jisung mientras entraban—. Así que pensamos en una tarde de películas y snacks aquí en tu casa.
—Espero que no te importe que hayamos venido sin avisar —agregó Felix, con una sonrisa amable.
—Para nada, estoy feliz de verlos —respondió Jeongin, sintiendo un calor reconfortante en su pecho.
Se acomodaron en la sala, con Jeongin trayendo algunas sillas extra para asegurarse de que todos tuvieran un lugar cómodo. Jisung empezó a sacar los snacks de la bolsa y los distribuyó en la mesa.
—Entonces, ¿qué película vamos a ver? —preguntó Changbin, mirando alrededor.
—No tengo programas de streaming —admitió Jeongin, un poco avergonzado.
—No te preocupes por eso, yo descargué algunas en mi laptop —dijo Felix, sacando su computadora de su mochila—. Podemos elegir una de aquí.
—¡Perfecto! —exclamó Jisung—. ¿Qué te parece, Jeongin? ¿Alguna preferencia?
—Cualquier cosa está bien para mí —dijo Jeongin, sintiéndose más a gusto—. Sólo estoy feliz de no estar solo.
—Entonces, ¿qué tal una comedia para empezar? —sugirió Changbin, levantando una ceja.
—Suena bien —aceptó Jeongin, mientras Felix conectaba la laptop a la televisión.
La película comenzó y los cuatro se relajaron, riéndose de las escenas cómicas y compartiendo comentarios divertidos. Jeongin no podía dejar de sonreír. Se sentía bien estar rodeado de amigos, incluso si no era algo que sucediera con frecuencia.
Durante un momento de silencio en la película, Jeongin se encontró observando a sus amigos, sintiendo una gratitud profunda por su presencia. A pesar de las restricciones de sus padres, estos momentos de compañía eran un respiro bienvenido.
—¿En qué piensas? —preguntó Jisung en voz baja, notando la expresión pensativa de Jeongin.
—Nada, sólo... me alegra que estén aquí —respondió Jeongin con sinceridad.
—Nosotros también estamos felices de estar aquí —dijo Felix, dándole una palmadita en la espalda—. No dejaremos que te aburras hoy.
—Exacto —agregó Changbin—. Además, siempre es divertido pasar tiempo juntos.
La película terminó y decidieron tomar un descanso. Jisung sugirió que jugaran algunos juegos de mesa que había encontrado en el armario.
—No sabía que tenías estos juegos —dijo Changbin, mirando la colección.
—Son de mi padre, pero nunca los usa —explicó Jeongin.
—¡Perfecto! Entonces vamos a aprovecharlos —dijo Jisung, sacando un juego de mesa.
Mientras jugaban, las risas llenaron la sala. Jeongin se sentía más relajado y feliz de lo que había estado en mucho tiempo. A pesar de las restricciones de su hogar, este día resultó ser uno de los mejores en mucho tiempo, gracias a sus amigos.
La tarde pasó volando y, antes de que se dieran cuenta, el sol comenzaba a ponerse.
—Gracias por venir, chicos —dijo Jeongin, cuando comenzaron a recoger sus cosas—. Realmente lo necesitaba.
—Para eso estamos —respondió Jisung con una sonrisa —. No dejes que te aburran los sábados de nuevo, ¿vale?
—Nos veremos más seguido —agregó Felix—. Esto fue divertido.
Jeongin asintió, sintiendo un renovado sentido de pertenencia y amistad. Con amigos así, sabía que podía superar cualquier cosa.
~🏈❤️~
Tonto Hyunjin ni siquiera le escribio a Innie para disculparse pero bueno tuvimos aparición de Jisung que sera parte importante de la historia y ustedes saben la relación compleja que tienen estos 2, nos vemos luego
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Touchdown in your heart (Hyunin)
FanfictionHwang Hyunjin, el mariscal de campo estrella de la Universidad de Yonsei, lo tiene todo pero cuando sus calificaciones bajan, el director le da un ultimátum: mejorar o perder su lugar en el equipo. Hyunjin acepta tutorías con Jeongin, lo que lleva a...