Despreocupado de carteristas con manos de seda y de personas de calle sin tacto para exigir mi dinero, gustaba de deambular por San José. No tenía muy claro con qué me iba a encontrar, pero ya desde niño profesaba un gran amor por la exploración, así dejé atrás al Parque Morazán y me interné en aquel conjunto bohemio de cafés, salones de baile, bares y estructuras de valor cultural. Había entrado a Barrio Amón y ya comenzaba a percibir su aroma característico.
En la avenida nueve tomé hacia la izquierda, maravillándome con el urbanismo como si fuera un eremita que volvía a la civilización. En calle tres descendí hacia el sur, el barrio josefino me recordaba a, allá en mi tierra, el Barrio Bellavista donde construyera su casa el poeta Pablo Neruda. Había cultura en todas partes, e incluso en las cortas ropas de las damas de compañía que paseaban su ausencia por la avenida, había cultura. Me detuve, entonces al ver un lugar peculiar.
"Mundo cubensis" Decía en la entrada y parecía una especie de bar antiguo, de los que tenían habitaciones donde pasaban la noche los borrachos o las damas de compañía. Al yo haberme quedado tanto tiempo absorto en las irregularidades arquitectónicas del lugar, llamé la atención del guardia o recibidor que se encontraba en la puerta.
—Papi, pase, que esto solo abre en el momento indicado. Si viene cualquier otro día, aquí verá una barbería, aproveche.
—Pura vida. —Le dije con una sonrisa y patidifuso entré al extenso recibidor que parecía ambientado en un solar cubano. Me quedé en la puerta y me volvió a increpar. —¡Alto! Pero aquí solo es para quienes no son de este mundo.
—Yo solo vine a ver las flores, en corto me devuelvo al mío. —Le respondí
—Pase, entonces. —Me dijo.
Dentro parecía un salón de baile ambientado en La Habana, en el fondo se observaba una tarima donde tocaba un trío de músicos con un tres, unas congas y un bongó. La pista de baile se abría amplia, llena de personas de lo más diversas que bailaban en clave al son del grupo que batía los tambores. Había también una barra donde atendía un hombre rubio, alto y musculoso que impresionaba a quien pasara, haciendo piruetas y trucos con las botellas y copas.
Me acerqué dispuesto a pedirme un trago y testear el ambiente del lugar. En el momento en que llegué, el hombre me miró de pies a cabeza intentándome reconocer, pero al tornársele imposible sus ojos se iluminaron:
—¿Sos nuevo aquí? —Me preguntó.
—Claro, no había visto este lugar antes. —Respondí.
—Bienvenido a Mundo cubensis, pedí lo que querás.
—¿Me das un Espresso Martini? —Le dije.
—¡Claro!
Había una vibra bastante extraña que me erizaba la piel, como suponiendo que algo pasaría. La gente bailaba de maneras excéntricas, cosa que no suponía mayor preocupación teniendo en cuenta que el lugar no era para los de este mundo.
Delante de mí se encontraba una rubia que supuse había llegado antes que yo o tenía algún tipo de preferencia, ya que el barman la estaba atendiendo con sus clásicos movimientos y acrobacias que deslumbraban la vista. Se reían, pero no entendía de qué hablaban, parecían ya conocerse desde hace tiempo. La rubia vestía de blanco, con un estilo veraniego o con una sazón antillana. Si no la hubiera escuchado hablar en un perfecto costarricense, me habría atrevido a afirmar que era boricua o incluso cubana.
Me alarmé profundamente cuando vi al hombre colocarle un polvo blanco a la bebida de la rubia, por lo que toqué su hombro para avisarle antes de que colocara sus labios en dicho vaso.
—¡Hey! ¡Hey! Te colocó algo en la bebida. —Le exclamé preocupado y mirando inquisitivamente al hombre que fingía confusión.
Me miraron un rato en silencio y la rubia comenzó a reírse suavemente hasta estallar de risa, golpeando el mesón y mirando al hombre que también se reía a la vez que me miraba con condescendencia.
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Objeciones.
FantasyDescubre relatos donde la realidad se mezcla con lo mágico y lo onírico. Cada historia te lleva a explorar los rincones ocultos de la mente humana, donde se esconden secretos, pasiones y luchas. Desde la búsqueda de redención hasta verdades que desa...