Pensamientos de hielo

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Que mis pensamientos sean viento.
Que no sean más hielo.
Quiero que fluyan
que se vayan
que soplen y sean livianos
que no sean hielo.
Que mi mente sea barro
para moldearla a mí gusto.
Y es que mis pensamientos son tan fríos
que se vuelven hielo, tan fuerte,
tan macizo e indestructible.
Pero a la vez frágil, que un poco de calor,
puede poco a poco desenvolverlo.
Aún así el invierno permanece intacto.
Mi mente siempre invernando en sus pensamientos;
que no son viento,
no fluyen, inmóviles en un remolino  infinito.
Se endurecen, cristalinos tan débiles.
Y a la vez tan fuertes.
Forman dagas de hielo.
Que matan a mi mente.
Y es que necesito algo de sol
algo que los derrita,
que los vuelva viento,
que puedan volar.
A veces y solo a veces
mi mente está más libre.
Y es ahí que me siento plena
que siento que soy viento,
que mi cuerpo es ligero,
que se mueve fácilmente.
Que no me pesa, que esta lleno de vitalidad.
Pero lamentablemente, es solo a veces.
Dos fuerzas constantes ejerciéndose.
El invierno y el verano.
Y es que no quiero asemejar a ambas estaciones con algo como eso.
Pero a mí, el invierno me quema.
El frío quema mi piel, se enrojece.
Se entumece.
No siento.
No puedo sentir mi piel.
Y por eso lo asemejo con mis pensamientos .
No puedo sentir las emociones,
se entumecen y ellos prevalecen.
Una tormenta interminable.
Truenos y rayos intrusivos.
Sonidos fuertes.
Busco, busco algo que calme esta nevada.
Busco algo de sol.
Por favor.
Un poco de luz.
Quiero fluir.
Quiero ser verano.
Mis lágrimas desgarradas son el único calor de ese invierno.
Quiero por favor algo de viento.
Viento cálido.

Gritando mis LetrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora