En el oscuro y frío bosque hay varios misterios que el hombre quiere averiguar, sobre todo el ejercito de USA.
Una pequeña y dulce monita fue criada por maurice el gran amigo de César, su gran corazón no podía dejarla abandonada en el bosque, habie...
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—Nosotros somos como el sol y la luna, dos amantes que a pesar de nuestra conexión no podremos estar juntos por más que lo deseemos Ojos Azules, pero sabemos que si fueran caminos diferentes estaríamos juntos.
—Por favor Somalia no quiero que vuelvas a decir algo así.– suspiró mientras tocaba la cabeza de su amada que descansaba en su pecho
—Lo siento, no era mi intención hacerte sentir mal.—murmuró tan bajo que a penas y se escuchaban sus palabras.
Ojos azules al sentir su cambio emocional en ella, con un dedo tomó su mentón y la alzó para que Somalia lo mirara.
—Somalia prométeme que vamos a luchar por nosotros, por nuestro hijo.
La seriedad en sus ojos me impide desconfiar cuando respondo.
—Lo prometo–sonreí mientras mis ojos veían sus ojos que estaban fijos en mi, su mirada tan dulce hacía que mi corazón se ablandara.
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El nudo en mi garganta me estaba matando sentí que me estaba asfixiándo. Necesitaba una señal de Somalia, la necesito a ella.
—Hijo, espera–dijo Cesar deteniéndolo con una mano en su pecho–.Que sucede padre?
Los dos volteamos a ver a los humanos que estaban agachados en el suelo, estaban atentos hacia algo pero no lograba distinguir lo que era. Estaban demasiado concentrados.
Sus miradas se intensificaron pues la ira lo consumía, quería salir y deshacerse de ellos de una vez.
Un ruido detrás de ellos hizo que se sobresaltaran y voltearan rápidamente con su arma en mano amenazando lo que sea que esté acechándolos
