•Incio de todo•

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La tarde se asomaba por el bosque de San Francisco, la temperatura era baja, las lluvias cesaban, era un clima frío y nublado como cualquier otro, sin ninguna señal de hombres ni nada por el estilo.

Cesar junto a todos los simios machos, se encontraban arriba de los árboles esperando su señal para cazar a la manada de siervos que se encontraban comiendo tranquilamente.

----¿Ahora, padre? -pregunto ojos azules que se encontraba a su lado un poco nervioso.

-Cesar sin antes dejarlo terminar lo detuvo fuertemente para que esperara la indicación. Cuando cesar vio el momento dió la señal dando un fuerte grito levantando el brazo para dar el pase de atacar.

Los venados corrían asustados, todos los simios los perseguían brincando de un árbol a otro para alcanzarlos hasta que otro grupo de simios salió por enfrente acorralando a los venados. Era Koba y la demás manada, traían lanzas muy filosas, apuntando con firmeza a los siervos, pero aquellos no les importo esto y pasaron sobre ellos con miedo y desesperación, empujando a varios simios haciéndolos caer.

Al final cesar atacó uno tirandole una liana sobre sus patas para que así quedará inmóvil y cayera al suelo.

Cesar y ojos azules se apresuraron con cautela al siervo caído, traían lanzas en sus manos y con furia las sostenían, dispuestos a matarlo sin antes esperar la señal de César, pues César siempre se preocupaba de lo que podía pasar así que se aseguraba de nadie saliera lastimado, por eso era muy preciso e inteligente en eso. Pero su hijo no pensaba igual y el solo decidía espontáneamente sin pensar y solo atacar.

Ojos azules dió el paso de acercarse para atacar al siervo, su respiración era agitada, estaba nervioso pero sus ganas de cazar eran más, al levantar la lanza para enterrarzelo, un oso grisley salió de la nada empujándolo y lastimandolo.

Cesar se asustó al escuchar el grito de su hijo lastimado y atacó al oso por detrás para protegerlo dejandolo atrás de el. Cesar se desespero y grito fuerte para llamar a Koba para que fuera a ayudarlos.

Cesar tenía el plan perfecto para que pudieran derribarlo, cesar se armo de coraje y se paró firme para demostrar confianza y rudeza al oso para que así el oso hiciera lo mismo que el, pararse en dos patas y así Koba atacarlo por detrás y enterrarle la lanza en su lomo. Ojos azules y Koba se acercaron preocupados al ver que Cesar no se paraba, ya que el oso lo habia aplastado completamente, hasta que cesar se dejó ver un poco lastimado y cansado.

---Gracias, Koba. -dijo cesar, entre risa nerviosa. Ojos azules se le veía triste, al saber que echo todo a perder. Cesar se acerco a ver las heridas de su pecho y las tocó con cuidado, al sentir su tacto Ojos Azules se asustó y se quejo por el dolor que le provocaba.

---Piensa antes de actuar, hijo.- Cesar intento tocar su herida de la cara pero Ojos Azules le quitó la mano bruscamente, estaba molesto.

Toda la manada de machos iban de regreso al monte tamalpala, cerca de la presa. algunos iban montados en caballos, principalmente ojos azules, Koba y César. Al llegar todos gritaban de emoción al verlos regresar a salvó.

---No te sientas mal, ojos azules, las cicatrices te hacen más fuerte. -hablo Koba, animandolo y extendió su brazo para abrazarlo.

De la nada apareció un simio preocupado, llamando la atención de todos pero principalmente de César para avisarle que su esposa ya estaba a punto de dar a luz a su siguiente bebé, Cornelius.

---Ven a conocer a tu nuevo hermano hijo. -dijo cesar al ver a su hijo mayor acercarse a ver. Ojos azules se vio intrigado a ver cómo era su nuevo hermano, se acerco a ver a su madre y saludarla para luego ver a su pequeño hermanito.

Ojos azules al ver a su pequeño hermano indefenso y chiquito, algo dentro de el cambio, ahora estaba en la necesidad de cuidarlo y protegerlo a toda costa.

SOMALIA - Blue Eyes ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora