•Tiempo Despues•

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Después de 5 meses de la amenaza del coronel, los simios se dirigieron al lugar donde Ojos Azules y Luca habían descubierto para los simios, sería mucho más fácil salir del bosque antes de que los militares los atraparan.

Era un camino muy largo, algunos estaban muy cansados, algunos muy sedientos y con hambre, pues no eran tan jóvenes como para resistir mucho, era más difícil avanzar.

—Padre, si seguimos deteniéndonos, llegaremos en 10 días...–contestó Ojos Azules un poco cansado, pues se encontraban en el desierto, con el rayo de sol.

—Lo sé, pero no podemos forzarlos a seguir si están muy cansados.–César dirigió su mirada a Cornelia y a Somalia que con trabajos podian respirar pues necesitaban de agua.

—¿Estás sedienta Somalia?.–Ojos Azules volteó a verla preocupado.

—Estoy bien, tu madre es la que tiene mucha sed al igual que tu hermano. –contestó señalándolos para que mejor los ayudara a ellos.

Ojos Azules lo dudo pero le extendió agua a su madre y a su hermanito.

—No hijo, guárdala para después. –Cornelia negó el agua, pues tampoco quería que su hijo mayor muriera de sed al igual que su pareja.

—Hiji quédatela, preocúpate por Somalia y yo me preocupo por Cornelia y tu hermano. –reclamó César, para después extenderle el agua a su esposa y a su hijito.

Ojos Azules asintió, sabía muy bien que pronto Somalia y él formarían una familia, entonces toda su preocupación tendría que ser para Somalia.

Después de varios días en el desierto, al fin habían llegado, un lugar hermoso, con un lago muy extenso, estaba repleta de flora, muchos árboles gigantes, era el lugar indicado para vivir, lejos de los hombres , las amenazas y muertes

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Después de varios días en el desierto, al fin habían llegado, un lugar hermoso, con un lago muy extenso, estaba repleta de flora, muchos árboles gigantes, era el lugar indicado para vivir, lejos de los hombres , las amenazas y muertes.

—¡Es hermoso!. –Dijo Somalia impresionada, su mirada admiraba todo el paisaje.

Ojos Azules se concentró más en la felicidad que transmitía Somalia, el estaba contemplando otro paisaje.

—¡Lo logramos!.–interrumpe Ash, ordenando su brazo en los hombros de Ojos Azules.

Ojos Azules lo miró de reojo y sonrió para copiar la misma acción de Ash, estaba feliz de saber que ahora sí iban a estar a salvo.

La noche callo y casi todos los simios estaban descansando pues fue un viaje muy largo y muy cansado, necesitaban descansar, pero habían dos que no podían dormir.

—¿Por qué aún no te duermes Somalia? —preguntó César preocupado mientras se acercaba a ella y a su lado dormía Ojos Azules.

—No lo sé, no puedo dormir. –suspiró viendo hacia el lago.

—¿Te preocupa algo? .–El sabía perfectamente cómo era Somalia pues ya llevaba tiempo conviviendo con ella, gracias a que su hijo está dispuesto a formar familia con ella.

—Es solo que me preocupa no poder ser de gran ayuda a Ojos Azules y ser una carga para el, ya tendrá mucho con la manada y no quiero complicarlo más. –contestó cabizbaja

–César solo una risita, pues sabía muy bien ese sentimiento.- Eso no debe de preocuparte, mi hijo ya te escogió como su pareja, ahora lo que tienes que hacer es quedarte a su lado y apoyarlo.

—César, es que yo...–Somalia iba a terminar de hablar pero Rocket los interrumpió con su presencia.

—¿Qué sucede Rocket?.—César preguntó angustiado, pues no quería que nada malo pasara ahora, en su nuevo hogar.

—Algunos simios que vigilan, están cansados, algunos se quedaron dormidos.—informó Rocket serio y avergonzado de haber interrumpido.

—Está bien Rocket, que descansen.–Ordenó César dulcemente.

Rocket solo asintió y se fue para avisarle a los simios que vigilaban.

—¿Qué es lo que querías decirme? .–preguntó César volteando hacia Somalia para retomar la conversación.

—No es nada.–Somalia sonrió nerviosa y bostezó dándole la indirecta a César que estaba cansada.

—Ve a dormir, hablaremos mañana. –dijo cesar para después pararse e irse.

Somalia asintió y se acomodó con Ojos Azules para dormir a su lado, a ella le encantaba dormir con su pareja, pues sentía ese calorcito de amor.

Al día siguiente cuando el rayo de sol pegó en el rostro de Somalia despertó y se percató que Ojos Azules ya no estaba a su lado, sabía perfectamente que se había ido con Ash a algún lado, pues era como su hermano.

Somalia iba a ir con su padre Maurice para hablar un rato, pues tenía algo muy importante que decirle.

—Hola padre. –dijo Somalia un poco decaída.

—Hola Somalia, ¿Qué sucede?. –Maurice sabía que su hija no estaba del todo bien y eso le angustiaba.

—Padre es que yo...–Somalia tenía ganas ganas de decirlo pero no podía.

—¿Qué sucede Somalia?. –Maurice volvió a preguntarle, pues no podía quedarse sin ayudar a su hija.

—Es que creo que voy a tener un hijo de Ojos Azules...–murmuró nerviosa, pues no quería que nadie se enterara

Maurice estaba boquiabierto, no podía creer que su pequeña hija iba a tener una cría con el hijo de su mejor amigo.

—¿Eso es verdad?. –preguntó Maurice emocionado y aún confundido.

—No lo sé, los simios sanadores me lo dijieron. –contestó con una mini sonrisa en la cara

—¿Y qué es lo que te preocupa hija mía?. –Maurice se acercó a ella para abrazarla y consolarla.

—No lo sé, ¿Crees que Ojos Azules le moleste? .–preguntó Somalia un poco angustiada.

—¿Molestarme que, Somalia?.–interrumpió Ojos Azules, que se encontraba con Ash y con peces en su mano.

Somalia volteó a verlo sorprendida y tragó saliva.

—No es nada Ojos Azules. –contestó nerviosa.

—¿Entonces por qué le dijiste a Maurice que si me iba a molestar? .–preguntó confundido

Ash solo veía la conversación de esta pareja, que por suerte eran sus amigos.

SOMALIA - Blue Eyes ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora