Prólogo

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    ~Thoma POV~

    Era mi cuarta noche en un bar buscando por una persona adinerada. Para este punto, ya no me importa si era hombre o mujer, sólo sabía que necesitaba desesperadamente una persona con dinero y fácil de manipular. Sólo necesitaba encontrar a esa persona con rapidez y todo saldría bien para mí.
    —Thoma, —me llamó mi mejor amigo, Pantalone—, tu madre está llamándome otra vez, ¿qué le digo?
    —Dile que no sabes dónde estoy.
    —Sabes que no podemos estar así por siempre, ¿no? Quiero decir, no puedes huir por siempre de tus padres.
    —Haré lo que sea necesario para huir de sus planes para mí. Sabes perfectamente lo mal que está la situación. —Le di una calada a mi cigarro—. No me cabe en la cabeza que no puedas entender el porqué de mi manera de actuar siendo que tú mismo me dijiste que huyera de casa y viviera solo.
    —Lo sé, pero el plan ya se fue a la mierda, ¿no lo entiendes? No puedes pagar la renta ya, apenas tienes para pagar una comida chatarra al día para no morir de hambre, ¿crees que eso es vida? —Pantalone apagó su cigarro y le dio un sorbo a su cerveza—. Thoma, por favor piénsalo, me preocupa que cada día pierdas más peso.
    —Pantalone, ni siquiera me daré a la tarea de pensar si es una buena opción regresar con mis padres para que me vendan a un tipo asqueroso y horrible. —Apagué mi cigarro, molesto—. Sé que quieren pagar sus deudas y tener una vida mejor con lo que sobre del pago por mí, pero venderme a ese tipo me parece repugnante. ¿Acaso crees que podría vivir con un tipo con una mente tan pervertida y asquerosa? Aparte, no me gusta físicamente.
    Pantalone se había levantado de su asiento, pero al escuchar mis razones, volvió a sentarse. Me miraba angustiado, de arriba a abajo, después dejó salir un suspiro. Ambos estábamos agotados de hacer planes de cómo podría salir de esto. Pantalone ni siquiera tenía por qué hacerlo, sin embargo, aquí estaba, siendo un buen amigo.
    —Lo siento, tienes razón —me dio palmadas en la espalda—. Sigamos intentando. Tal vez en algún bar, haya alguna persona que pueda enamorarse de ti, una persona con dinero y poder suficiente como para poder sacarte de esta situación.
    Lo miré, pensando seriamente si esto sería un buen plan. Desde un inicio, la idea era esa, encontrar a alguien adinerado, pero no estaba resultando tan fácil como pensaba. De hecho, estaba siendo muy difícil encontrar a alguien. Tal vez estaba dando vueltas en un laberinto sin salida, sólo para que finalmente vinieran a encontrarme y llevarme a mi propio infierno.
    Desde que la noticia había llegado a mis oídos, el estómago se me había revuelto. Sabía que mis padres tenían un adeudo grande por un préstamo de dinero, pero tenía la idea ingenua de que mi padre ya estaba pagándolo. Yo había estado ayudando con cierta cantidad de dinero, dado a que dicho préstamo había sido pedido para que yo pudiera terminar mis estudios, pero jamás noté que mi padre no les había dado un sólo peso a esos prestamistas.
    No fue sino hasta el poco tiempo, que descubrí que mi padre en realidad había estado ahorrando el dinero que yo le daba para poder irse lejos. Y después descubrí que me habían vendido al prestamista para que hiciera conmigo lo que quisiera, y no sólo para pagar la deuda, de la cual estaba próxima a pagarse, sino que también para irse del lugar donde vivíamos y tener una mejor casa y una mejor vida.
    Había huido casi de manera inmediata de aquel lugar. El primer lugar al que fui, fue con Pantalone, mi mejor amigo, pero no quería ser un estorbo ni una carga para él, así que sólo le pedí asilo una noche y después busqué un departamento pequeño. Era poco el dinero que yo tenía ahorrado de mi trabajo, pero era el suficiente para sobrevivir este mes.
    Incluso había sido despedido de mi trabajo, todo por faltar un día debido a que hui de casa y perdí la noción de la realidad. Mi jefe ya me odiaba bastante, así que faltar un día fue la excusa perfecta para despedirme.
    Dos días después de encontrarme desesperado, Pantalone fue a mi departamento y me propuso el plan de demandar a mis padres, pero, para mi infortunio, amaba a mis padres y no quería hacerles daño. Negarme a ser vendido a aquel tipo también sería un problema para mis padres, ya que él los mataría, así que no podía hacer nada para mejorar la situación. Fue ahí cuando me propuso buscar a un hombre con dinero y poder suficientes para cuidarme. Accedí sin pensarlo demasiado, ya que esa era la única opción que tenía.
    —Sólo me queda dinero para 26 días, así que lo haré rendir tanto como pueda y me aseguraré de tener a alguien para antes del fin de mes. Sólo necesito tener buena suerte y mejor apariencia tal vez.
    —Thoma, eres realmente atractivo, pero honestamente, creo que eres de facciones muy delicadas y bellas. Pienso que tendrías más oportunidad en un bar gay.
    —¿En serio? —Me miré en el espejo que se encontraba detrás del barman, frente a mí—. Tal vez tengas razón.
    —¿Quieres que intentemos ir a un club gay de primera? Te acompañaré como guardaespaldas hasta que encuentres a alguien que pueda ayudarte y que no sea un pervertido que sólo quiera un acostón.
    —Bien, vayamos. ¿Tengo acaso algo más que perder? Creo que ni siquiera tengo dignidad, pero cuando menos me encargaré de estar con un tipo que me parezca atractivo, y no sólo uno que me quiera como un esclavo sexual.
    —Pero no irás vestido así. —Pantalone pagó la cuenta—. Ven conmigo, te prestaré algo de la colección pasada de otoño. Además, me encargaré de llevarte a un estilista. Si queremos que realmente consigas un marido multimillonario, tendremos que arreglarte para que te veas demasiado atractivo pero de bajo perfil. No podemos hacer que parezcas rico o parecerá engaño, sino alguien de clase media, buscando algo serio.
    Pantalone me jaló del brazo y me llevó hasta su auto. Manejó a toda velocidad hasta llegar a su casa, aunque casa no era el término adecuado, ya que prácticamente era una mansión. Después me dio ropa para que me cambiará, cosa que yo sabía hacer con una buena velocidad.
    —No pensé que te llegara a quedar, ya que soy más bajo que tú, pero esa ropa me quedaba ligeramente grande, así que es perfecto. —Pantalone alzó los pulgares para aprobar cómo me veía—. Ahora, debemos ir con un estilista a que te arregle como si fueras un idol. ¡Vamos! El tiempo apremia.
    Antes de que pudiera entender qué estaba ocurriendo a mi alrededor, Pantalone ahora me arrastraba a su carro nuevamente, sólo que con un nuevo destino: un cambio de apariencia. Me emocionaba la idea de cambiar de apariencia, pero a la vez, estaba triste por la razón que había detrás de ello.
    —Sé que no te fascina la idea, pero pienso que estaría bien que cambiaras tu ánimo —dijo mientras conducía, sin apartar la vista del camino ni un momento—. Tal vez en un futuro puedas divorciarte y vivir tu vida como realmente te hubiera gustado, pero de momento, tendrás que hacer esto. Todo mejorará, Thoma, porque no eres una mala persona, y mereces únicamente cosas buenas.
    —Gracias, Pantalone. Espero algún día poder ser feliz.
    —Lo serás, creéme.
    El resto del camino fue en silencio. Cuando llegamos con la estilista, Pantalone le dijo cómo hacer el cambio. Yo no sabía demasiado, pero él parecía saber exactamente qué necesitaba para que mi apariencia mejorara.
    El lugar era tan elegante que me sentía como una basura en él. Ni siquiera sentía tener el encanto suficiente como para que alguien siquiera pudiera fijarse en mí. Sólo quería terminar con esto rápido. Estaba cansado y lo que más deseaba era poder vivir una vida tranquila, sin preocuparme de prestamistas o de mis ambiciosos padres. Quería un hogar al cual ir cuando quisiera llorar y resguardarme sin miedo a ser maltratado y vendido.
    —Señor, —comenzó a decir la estilista en cuanto terminó—, no suelo darle cumplido a mis clientes por respeto, pero con todo respeto, le digo que usted ha quedado aún más apuesto de lo que ya era.
    —Muchas gracias —respondí avergonzado.
    —Gracias, Adeline—agradeció Pantalone mientras yo me levantaba de la silla—. Como siempre, has hecho un trabajo maravilloso. Cárgalo a mi cuenta.
    —Claro que sí, señor Pantalone. Fue un gusto. Que tengan una buena noche.
    Ambos nos retiramos del lugar y nos subimos al auto. Pantalone me miró nuevamente como un artista orgulloso de su obra y alzó los pulgares aprobatorios. Comenzó a conducir sin agregar más comentarios, hasta que finalmente pudimos llegar a aquel lugar. Era un lugar lleno de hombres, algunos de mi edad, algunos un poco más jóvenes y algunos ligeramente mayores.
    —Bien, el momento llegó.
    —Sí, —respondí nervioso—, el momento ha llegado. ¿Observarás todo a la distancia o no entrarás?
    —Entraré, pero me alejaré de ti para que puedas hacer lo tuyo y no parezca tu pareja.
    —Bien, entonces salgo primero. —Me bajé del auto, pero antes de cerrar la puerta, tenía algo más por agregar—. Pantalone, de verdad estoy agradecido por todo lo que haces por mí. Lamento todas las molestias que he causado hasta ahora. Si todo sale bien hoy, ya no seré una molestia.
    —Thoma, eres como un hermano menor para mí, y jamás has sido una molestia. Si no estás viviendo bajo el mismo techo que yo y siendo protegido por mí es simplemente porque no lo quieres por tu gran orgullo, pero yo siempre seré tu hermano mayor y estaré para protegerte y ayudarte. —Sonrió ligeramente y yo le regresé la sonrisa ante tan enternecedoras palabras—. Ahora ve y conquista a un millonario con ese trasero sexy.
    —Bien, eso haré.
    Escuchar las palabras de Pantalone me dio valor. Ahora estaba caminando con la actitud de hombre sensual y seguro de sí mismo hacia el club gay. No debía exagerar, pero debía parecer lo suficientemente confiado en mí como para conquistar a quien yo quisiera. No podía atraer a personas comunes, me aseguraría de conquistar a EL hombre.
    Me formé en la fila, con una mirada fija en la calle, haciendo contacto visual algunas veces con ciertas personas para parecer más confiado y seguro de mí mismo, pero un contacto breve, como si fuese un accidente. Debía parecer desinteresado, lo cual me haría ver interesante.
    La fila siguió avanzando hasta que finalmente sería el siguiente en entrar al club. Noté a un auto estacionarse frente al club, no era cualquier auto, era un Mercedes y no cualquier Mercedes, sino el último modelo del cual sólo había 5 en el mundo. Sin notarlo, mi vista se quedó embobada ante la belleza del coche.
    Un hombre de traje bajó del asiento de copiloto y se apresuró a abrir la puerta del asiento trasero. De aquella puerta, salió el hombre más atractivo que jamás había visto. Era un hombre de cabello color celeste. El traje que llevaba parecía sumamente fino y costoso. Su caminar era recto, sus piernas eran largas y finas. Pude notar, cuando se acercó un poco más, que tenía los ojos casi del mismo tono que su cabello.
    En cuanto noté que su mirada se dirigía ligeramente hacia mí, cerré la boca y actué interesado, pero no lo suficiente como para parecer accesible. Hice contacto visual durante algunos segundos, lo miré de arriba a abajo y luego giré la cabeza hacia la entrada del club.
    El hombre caminó directamente hasta la entrada del club, ni siquiera hizo el esfuerzo por formarse en la fila. No lo miré más que a través de mi vista periférica, no podía parecer tan interesado o sería quien tendría que rogar por su atención, lo cual podría levantar sospechas de que sólo me interesaba su dinero. Él debía interesarse primero.
    Fijé la mirada en la entrada, suspirando ante la idea de que él era justamente lo que necesitaba. Con un poco de esperanza y suerte, podría ser agradable a su vista; con más suerte, sería la persona que desposara en un futuro no tan lejano.
    —Señor Ayato, es un honor tenerlo con nosotros esta noche —escuché al guardia de la entrada decir—. Por favor, pase.
    —¿Cuál es tu nombre? —Su voz era hermosa y elegante, aunque era prepotente al preguntarle al guardia su nombre.
    Me decidí a darle un pequeño vistazo al ver que el guardia no respondía su pregunta, ¿acaso quería ser despedido? Este hombre parecía importante, probablemente podría armar un berrinche de no obtener la respuesta de alguien que, ante sus ojos, era inferior. Lo miré y sólo entonces vi que me estaba mirando.
    —¿Me ignorarás? —preguntó, dirigiéndose a mí.
    —Lo lamento, no escuché lo que dijo y no sabía que se refería a mí, ¿cuál fue su pregunta? —Estaba sumamente emocionado, pero debía seguir mi actuación.
    —Realmente eres divertido —soltó una ligera risa—. ¿Cuál es tu nombre?
    —Mi nombre es Thoma, ¿y el suyo?
    —Un gusto, Thoma. —Su mirada era seductora, y provocaba que mi corazón se acelerara—. Mi nombre es Ayato. Ven conmigo.
    Ayato le hizo una seña al guardia de la entrada para que me dejara pasar y el guardia inmediatamente levantó el cordón de la entrada y me sonrió amablemente. Hice una ligera reverencia en forma de agradecimiento y di un paso hacia enfrente, esperando a que Ayato me diera la preferencia para ir al frente. Sin tardar demasiado, hizo con su brazo la seña para que fuera delante de él, a lo cual le agradecí con una reverencia muy ligera, hecha únicamente con el cuello.
    Comencé a caminar hacia dentro, mirando los alrededores. Las luces eran neón, la mayoría de colores azules y morados. La música era demasiado alta para mi gusto, ni siquiera lograba entender cómo esto era algo que a alguien le gustara, pero estaba desesperado.
    Habían hombres claramente drogados y ebrios bailando en el club sin parar. Algunos se besaban de una manera grotesca, otros prácticamente tenían relaciones en los sillones puestos para descanso. Había de todo un poco. Era un escenario que no había pensado ver jamás. Era como ver una orgía no gráfica en vivo.
    —Por favor, acompáñame de este lado, subiendo las escaleras —se vio obligado a gritar Ayato.
    —Disculpe si estoy siendo maleducado, pero, ¿por qué debería seguirlo? No lo conozco lo suficiente.
    —Para ser honesto, nunca había visto tu cara en el club. Despertaste mi interés desde que te vi en la fila del club y me gustaría conocerte un poco más, pero con la música a este volúmen no puedo apreciar tus palabras. —Se acercó a mi oído—. ¿No prefieres menos ruido cuando se trata de querer escuchar atentamente a alguien?
    Un cosquilleo recorrió mi cuerpo. Su respiración rozando mi lóbulo había provocado una reacción excitante en mí. No importaba cuánto quisiera negarlo, este hombre provocaba muchas reacciones interesantes en mi cerebro. Me convenía conocerlo. Sí debía hacerme el importante, pero estirar demasiado la cuerda podía provocar que se quebrara. Sin embargo, no podía dejarlo ganar en este juego de seducción. Me giré mirándolo de manera coqueta y me acerqué a su oído también.
    —Estoy de acuerdo, Ayato. Muéstrame el camino, pero no se te ocurra propasarte, porque me encargaré de que te arrepientas. No me malinterpretes, —me acerqué aún más a su lóbulo para que pudiera sentir el aire de mis palabras—, no soy alguien fácil.
    Ayato me tomó la mano y me llevó por las escaleras hasta llegar a un pasillo largo y lleno de puertas. Parecía que me estaba llevando a un lugar más privado. Probablemente tenía su propio espacio VIP en este club.
    —Manténgase afuera —les indicó a sus guardaespaldas—, quiero tener un poco de privacidad para platicar con el señor Thoma.
    —Sí, señor.
    Ayato abrió la puerta y nuevamente me indicó de manera caballerosa, con el brazo, que pasara primero. Pasé, nuevamente agradeciendo con una reverencia simplemente de cuello. Me adentré hasta que él también pasó y cerró la puerta tras de él.
    —Por favor, toma asiento —pronunció mientras tomaba asiento.
    Me senté en el asiento que quedaba frente a él, con la espalda recargada en el asiento, de manera tan despreocupada como podía. Debía parecer completamente calmado, como si esto fuera algo normal para mí y no me causara ansiedad alguna. Lo miré atentamente, esperando que hablara, pero él sólo se encargaba de servirse whiskey en un vaso de cristal.
    —¿Quieres whiskey?
    —No, gracias. Preferiría saber sin tanto preámbulo la razón por la que estoy aquí. —Me hice hacia delante, recargando mis antebrazos en mis piernas—. ¿Qué le pareció tan interesante como para traerme aquí?
    —Hacía mucho que no encontraba a una persona tan directa, a alguien que, sin duda alguna, sabe a lo que viene. —Quise tragar saliva al escuchar sus palabras, pero guardé la compostura—. Bien, me parece que es momento de comenzar a platicar y conocernos mejor. Iré respondiendo todas tus dudas poco a poco, Thoma.
    ¿Por qué mi nombre sonaba diferente cuando salía de sus labios? Hacía que quisiera tragar saliva y que respirara agitado. Este tipo estaba siendo más peligroso de lo previsto.










    🦊: Muchas gracias por leer el prólogo de esta historia 🩶. Para quienes son nuevos leyendo mis historias, el zorrito es mi animal favorito, así que lo uso para dejarles un mensajito al final de cada capítulo. Espero le den una oportunidad a este, mi nuevo AU, y les guste 🫶. No olviden dejar un mg y un comentario, que eso me alienta a seguir escribiendo como no tienen una idea 🩶. Los tqm 🫶 😘

Reditos de un Engaño || Ayathoma/Thomato AU ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora