Capítulo 7: El Contrato

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    ~Thoma POV~

    Mientras subíamos por el ascensor, le pedí a Ayato que me permitiera ir al penthouse de Eula para ver cómo estaba, para disculparme, y también para ir por mis pertenencias. Ayato comprendió la situación y prefirió darnos nuestro espacio, diciéndome que me esperaría arriba, y también advirtiéndome que ni siquiera me pasara por la cabeza el pensamiento de escapar nuevamente.
    Me acerqué lentamente a la puerta de Eula, sabiendo que probablemente había perdido su amistad para siempre y que ella estaría furiosa conmigo por lo que había hecho, pero me merecía su desprecio, en todo caso. Caminé hasta que finalmente llegué a su puerta, y entonces toqué.
    —Eula, soy yo, Thoma. —Sabía que el timbre ya me detectaba, pero de todas maneras quería decirlo—. Me gustaría hablar contigo, pero si no quieres…
    —¡Thoma!
    Eula estaba en la puerta, con una manta encima y los ojos llorosos. No parecía molesta en absoluto, ni tampoco me miraba con desprecio. Me miró con alivio y corrió a mí para abrazarme. Su actitud me conmovió y la abracé de regreso, con más fuerza de la que quería.
    —¿Estás bien? —Se separó de mí y comenzó a examinarme—. ¿No te hicieron nada? ¿Qué sucedió?
    —Tranquila, estoy bien. En realidad, Ayato me salvó.
    —¿Ayato? ¿Qué fue lo que pasó? Por favor pasa y siéntate. Cuéntame todo.
    Caminé detrás de Eula, quien se aferraba a su manta con una mano, mientras que con la otra se aferraba a mi mano. Me jaló por todo el pasillo hasta que llegamos a la sala y nos sentamos en los sillones. Se sentó junto a mí y me observaba curiosa.
    —Antes que nada, quiero disculparme, Eula. Inyectarte así…
    —Eso no importa, ya estoy bien. —Eula acarició mi mano—. Comprendo que lo hiciste para cuidarme, pero me entristece que no me permitas cuidarte también. Sé defenderme, Thoma, así que no vuelvas a hacer eso. Sin importar qué, me encargaré de protegerte y protegerme, pero no me vuelvas a alejar.
    —Lo siento, pensé que hacía lo mejor. Me acostumbré a no pedir ayuda. —Tomé su mano—. Ni siquiera tengo palabras suficientes para disculparme y para agradecerte.
    —No lo hagas, mejor cuéntame qué sucedió.
    —Ayato, él… —no pude evitar sonreír—. Eula, Ayato es mi héroe. Fue a casa de mis padres y me salvó, como un príncipe con armadura. Nunca me había sentido así… Aunque, no todo es hermoso, ¿sabes?
    Comencé a contarle a Eula todo lo que había sucedido a detalle. Pude contarle sobre la conversación con mi madre y lo mucho que me había dañado, al igual que había sido capaz de contarle acerca de no saber la identidad de mi verdadero padre. Le conté de inicio a fin todo lo que Ayato había hecho. Antes de que lo supiéramos, ya estábamos hablando del compromiso y de lo bien que me sentía por ello. Eula pensaba que era algo precipitado, pero me decía que dado a que era una situación extraordinaria, sólo podía ser normal que él quisiera protegerme a su manera.
    —No diré que estoy de acuerdo, —comentó respecto al matrimonio—, pero tampoco estoy en desacuerdo. Pienso que es precipitado, pero al mismo tiempo te veo tan feliz que no puedo evitar contagiarme de tu felicidad. Creo que está bien que lo hagas y que lo disfrutes en el proceso. Pienso que es ganancia por ambos lados.
    —Realmente no sé qué vio en mí, pero me siento muy feliz. —Comencé a sonreír como un idiota, hasta que un pensamiento borró mi sonrisa—. Aunque, hoy pienso contarle la verdad acerca de mi plan y cómo me acerqué a él desde un primer momento por interés. Creo que debo ser sincero con él por lo bien que se ha portado.
    —Pienso igual que tú. No deberías dejar que el tiempo pase, menos si ya notaste que realmente sientes algo por él, más allá del interés. Háblale con la verdad.
    En medio de nuestra conversación, sonó el timbre, y me imaginé de quién se trataba. Llevaba más de dos horas hablando con Eula, así que era obvio que la tardanza ya era sospechosa ante sus ojos.
    —Debe ser Ayato, deja voy a abrir.
    Me dirigí a la puerta con una sonrisa, pero noté por la cámara que no se trataba de Ayato, sino de un hombre extraño con traje. Mi interior paranoico me pedía a gritos que no girara la perilla ni abriera la puerta, pero no podía vivir enclaustrado en mi miedo para siempre. Me giré a mirar a Eula para indicarle que no era alguien que conociera, y ella se acercó a la puerta, sólo para confirmarme que tampoco lo conocía.
    —¿Sí? —preguntó por el interfón.
    —Disculpe la molestia, ¿se encuentra aquí el señor Thoma Banas?
    —¿Qué necesita? —preguntó Eula cortante.
    —Vengo como representante legal del señor Kamisato Ayato.
    Ambos nos miramos. La situación era muy sospechosa, pero mi curiosidad estaba en batalla con mi racionalidad. A pesar de que pensaba que esto podría ser un engaño, también podría ser que el señor decía la verdad. Si este hombre era el representante legal de Ayato, tal vez traía consigo novedades respecto a lo que había acontecido. Abrí la puerta.
    —¿Sí?
    —¿Señor Banas?
    —Sí, soy yo. ¿En qué le puedo servir?
    —Señor Banas, vengo con un contrato para usted. No sé si esté enterado de esto, pero los Kamisato tienen este contrato para todas sus parejas con las que estén próximos a contraer nupcias. Tengo entendido que ustedes están próximos a contraer nupcias, cosa por lo cual quiero felicitarlo.
    —Se lo agradezco, pero la verdad no estaba enterado de esto.
    —No se preocupe, yo lo explicaré. Supongo que está consciente de que, al estar en una edad casamentera, el señor Kamisato había estado yendo a citas arregladas y buscando una pareja para contraer nupcias, dado a que su familia lo ha estado presionando constantemente.
    —Ajá —mentí.
    —Bueno, pues ahora que ya ha encontrado al candidato que ante sus ojos parece perfecto, usted debe leer cuidadosamente y firmar este contrato antes de contraer nupcias, o de lo contrario, no podrán casarse.
    —¿Esto… lo sabe Ayato? —pregunté confundido—. ¿Él sabe que usted está aquí?
    —Bueno, él me informó que hoy le pediría matrimonio, por lo cual, he venido de inmediato, como lo hubiera hecho con cualquiera de sus parejas.
    —¿Me permitiría verlo?
    —Por supuesto, aquí tiene.
    —Gracias.
    Miré aquel contrato, con miles de dudas y pensamientos cruzando por mi cabeza. Las palabras de aquel abogado me habían afectado más de lo que pensé que lo harían, y habían quedado grabadas en mi cabeza. Ayato había encontrado al candidato perfecto, pero entonces, ¿su urgencia por casarse era realmente por mí, o por él?
    Me tomé mi tiempo, sentándome en la mesa mientras leía el contrato, el cual no era tan largo, pero lo suficiente como para tener más de 5 páginas. Eula se encargaba mientras tanto de ofrecerle agua al abogado.
    Leí cada párrafo, enfocándome en todo lo que pudiera contener algo extraño, algo que pudiera indicar que esto se trataba de un fraude. Cada párrafo que leía, me lastimaba más que el anterior. Sólo hasta tener este pedazo de papel en mis manos, comprendí que Ayato no estaba enamorado de mí; sólo hasta que leí las palabras que la tinta creaba, comprendí que me había sentido mal por engañar a un bastardo que también también me engañaba y me utilizaba para su propios medios.
    Palabras más, palabras menos, lo que decía el contrato era que yo debía permanecer un mínimo de cinco años casado con Ayato para evitar que rumores se dijeran acerca de la familia Kamisato. También decía que debía serle fiel y no provocar escándalos que pudieran dañar la reputación de la familia. Decía que debía aceptar lo que Ayato me pidiera en público sin rechistar o discutir, sin hacer muecas ni expresar mi propio sentir. Ante el público, siempre seríamos la pareja o familia perfecta, sin importar las peleas que hubiésemos tenido antes de salir al público. Y lo que más me lastimaba, era el párrafo que ponía: “Al firmar este documento, doy mi consentimiento acerca de ser consciente que este es un matrimonio por conveniencia  y no por amor, por lo cual, me abstendré de demandar muestras de amor de mi cónyuge. También me abstendré de sentirme utilizado o abusado sexualmente, ya que he dado mi consentimiento y se me ha informado, que las relaciones sexuales serán con el fin de producir un heredero”.
    Nunca había sido alguien que Ayato apreciara siquiera. Este montón de palabras y hojas me demostraban la verdad que tantas veces se me había presentado ya ante mis ojos: yo no valía nada para nadie, y mi único valor, era ser un pedazo de carne al que pudieran follar a su antojo. No valía como un ser humano con un corazón que podía quebrarse ante los demás.
    Tal vez, este era el karma que debía pagar. Había intentado estafar a un estafador profesional y legal. Mi mayor karma por haber intentado utilizar a un hombre adinerado, era haberme encariñado de él y descubrir que sólo era una farsa para mantener a su entrometida familia en calma, sin que le siguieran exigiendo.
    —¿Tiene un bolígrafo? —le pregunté al abogado—. No tengo ninguno y necesito firmar,
    —¿Hay algún punto que no le agrade o quiera cambiar?
    —No, —respondí con una sonrisa fingida—, todo me parece claro y preciso. Aunque claro, yo no puedo dar un heredero a través de relaciones sexuales. Espero que la familia Kamisato sea consciente de que, por mucho que llenen de semen el agujero, no podré producir bebés. ¿Sabe si están conscientes o si saben anatomía básica?
    —Lo siento, fue un error en el contrato. Normalmente se lo damos a mujeres, pero esta vez ha sido un caso extraordinario. Los señores Kamisato son conscientes de ello.
    —Bien, entonces firmaré. —Tomé el bolígrafo que sostenía el abogado en la mano y firmé—. ¿Hay algo más que tenga firmar o de lo que tenga que ser consciente antes de “contraer nupcias” con el señor Ayato?
    —No, señor Banas, eso sería todo por hoy. —Se levantó de la silla—. Me retiro. Cualquier duda que tenga respecto al contrato, puede preguntarme. Le agradezco su tiempo y amabilidad. No se preocupen por acompañarme, conozco la salida. Con permiso.
    —Hasta luego —respondió Eula—. Thoma, ¿qué es todo esto del contrato? ¿Qué sucedió? Te conozco muy bien, y sé que estás molesto, pero intentas enterrar ese sentimiento para no angustiarme.
    —Ni siquiera sé por dónde empezar a hablar. No soy el tipo de persona que se desahoga todo el tiempo, ya que sería cansado para los demás dado a mi situación y múltiples problemas. —La miré y fingí una sonrisa—. No quiero hartarte.
    —Thoma, soy tu mejor amiga. Hemos estado en las buenas y en las malas. No importa cuántos problemas pases, yo siempre estaré dispuesta a escucharte y nunca estaré cansada de ello. Por favor, déjame ayudarte.
    —Está bien. Hoy pensaba decirle a Ayato que lo estaba utilizando, pero no lo haré, no después de saber que nuestro matrimonio es una farsa. —Lágrimas de rabia rodaron por mis mejillas—. Yo… realmente empezaba a sentir cosas por él, pero ahora puedo notar que no era el único jugador de esta partida.
    Miré el anillo, aquel anillo de precioso aspecto que había tenido un significado algo especial para mí, un anillo que había podido llegar a atesorar un poco, pero que ahora ya no significaba nada para mí. Ahora me daban náuseas de sólo mirarlo.
    —El contrato decía muchas cosas, pero supongo que una de las que más me dolió era un párrafo que decía que esto era un matrimonio por conveniencia. Decía que al firmar, yo comprendía que el matrimonio era una farsa para que él pudiera obtener el dinero y la empresa de sus padres, ya que el requisito para tal cosa, era que él estuviera casado. —Eula acarició mi espalda—. Yo pensé que él… Yo realmente pensé…
    No pude evitarlo más y comencé a llorar. Eula se acercó rápidamente a mí y me abrazó mientras lloraba en silencio. No lloraba a carcajadas, ni tampoco de manera exagerada. Lloraba en silencio, dejando que mis lágrimas fluyeran al exterior de mis párpados, sólo emitiendo el sonido de mi respiración agitada en pocas ocasiones.
    —Thoma… —Eula no parecía saber qué decir, sólo se limitaba a acariciarme e intentar consolarme—. Lamento mucho que esto esté sucediendo. ¿Quieres seguir con el matrimonio? ¿Por qué no lo cancelas?
    —No, —me limpié las lágrimas y alcé el rostro—, no lo cancelaré. Esto es una oportunidad especial para mí, una que no se dará otra vez. Ambos nos utilizamos, así que mis emociones ya no deben seguir interfiriendo. Esto será igual que al inicio, una relación sin amor cuyo único propósito es la conveniencia para ambos. No hablaré con él, ya no le diré nada. Merece ser engañado por intentar engañarme con un falso amor y romper mi corazón.
    —Thoma, seamos honestos, esto no va a funcionar. Detén esta locura, por favor.
    —Eula, quisiera poder detenerla. —Tomé su mano y la miré a los ojos—. Si por mí fuera, jamás me habría metido en esta telaraña de engaños, pero no puedo regresar a la vida que me tocó. Él ya me demostró el poder que tiene al meter a esos bastardos a la cárcel sin dificultad alguna, ¿qué crees que le pasaría a un hombre pobre como yo si traiciono a un hombre como él? Creo que esto podría volverse peor que antes si lo hago. Mi única opción es seguir con esto.
    —Yo… podría protegerte, podría pedirle dinero a mi papá y…
    —Ambos sabemos que eso no es posible. Eula, tienes una pésima relación con tu familia, y a pesar de ser una Lawrence, tu poder no es tan inmenso. Permitir que tú me protejas sería hundirnos a ambos. Espero puedas comprenderme algún día. De igual manera te pediré que finjas ignorancia ante este tema.
    —Lo hago. Sé que no lo parece, pero comprendo más de lo que puedas creer. —Eula me abrazó, hundiendo su rostro en mi hombro—. Y no te preocupes, no diré nada. Soy una pésima hermana mayor, lo siento.
    —No lo eres, al igual que no eres responsable por mí, así que por favor, no te sientas culpable por nada. —Acaricié su mano—. ¿Te digo algo gracioso?
    —¿Qué pasa? —Alzó su vista para verme, mientras que yo veía a la nada.
    —Esta vez pensé que realmente sería feliz. Pensé que no sólo había conseguido un hombre adinerado y poderoso, sino que también uno que se preocupaba por mí y que… me quería cuando menos. Normalmente, esos hombres inalcanzables no se toman la molestia de ir a una pocilga para enfrentar a unos padres negligentes, pero él lo hizo por mí. Pensé que era más que un simple capricho para él. —Reí ante mi estupidez—. Que estúpido fui, ¿no crees? Pensaba que era la reina en este absurdo juego de estrategia, pensé que era la reina para él, pero resulté ser el peón que sacrificó para salvarse a sí mismo.
    —Thoma…
    El sonido de alguien llamando a la puerta nos alertó y nos hizo separarnos de inmediato. Me limpié las lágrimas y me retiré al cuarto de huéspedes para poder enjuagarme la cara en caso de que fuera Ayato.
    —¿Quién es? —preguntó Eula.
    Me retiré antes de poder saber de quién se trataba. No podía arriesgarme a que Ayato me viera con los ojos hinchados y llorosos. Me lavé la cara con agua fría en cuanto llegué a la habitación y luego comencé a empacar mis cosas. Empacar mis pertenencias para irme con él era algo que me hacía ilusión hacía tan sólo unas horas, pero ahora que lo hacía, me sentí aún más triste de lo que esperaba. Quería llorar nuevamente, pero me tragué mis lágrimas y respiré hondo para tomar valor y dejar atrás mis emociones.
    Un nudo se formó en mi garganta, uno que parecía intentar sofocarme ante la intensa sensación de su existencia, incluso me comenzó a doler. Tomé una botella de agua que tenía cerca de la mesita de noche y bebí un poco para calmar la sensación. Ahora no era un buen momento para ponerle atención a nimiedades.
    —¿Thoma? —Su voz me sobresaltó, a pesar de que la esperaba—. ¿Estás listo?
    Me giré para mirarlo. Su sonrisa parecía tan sincera que estuve a punto de caer en su red nuevamente. Su actitud era cálida y dulce, y su tono de voz era suave y afectuoso. De no ser por las miles de palabras que existían en aquel contrato que yo mismo había leído con mis propios ojos, yo mismo hubiera jurado que él realmente sentía algo por mí. Una parte de mí realmente deseaba jamás haber encontrado aquel contrato prenupcial.
    —Sí, —fingí una sonrisa, y lo hice muy bien—, ya casi está listo todo.
    —¿Quieres que te ayude?
    —¿Crees que no soy fuerte? No te preocupes, Superman, —dije sarcásticamente, jugando con él—, estoy seguro de que tengo mucho más fuerza que tú. No creo que alguien como tú esté acostumbrado a cargar este tipo de cosas o a hacer trabajos pesados.
    Esto era lo que debía hacer, volver a mi personalidad prefabricada y hacer lo que ya estaba haciendo: actuar. En ningún momento nuestra relación había sido real, ya fuera por él o por mí. La personalidad que usaba con él ni siquiera era real, él no conocía al verdadero Thoma, sino sólo al que él anhelaba ver. Ayato estaba interesado en ese rebelde que no se dejaba manipular por una razón que yo desconocía, y ese Thoma seguiría siendo. Ahora sólo podía aceptar mi destino y dejar atrás toda mi rabia y orgullo, porque eso no era importante ahora. Sólo me quedaba aceptar el hecho de que jamás sería feliz.
    —Por favor, puedo hacerlo. —Tomó unas cajas por mí—. Además, no puedo esperar ni un segundo más. Arriba está la mejor organizadora de bodas de la ciudad. Quiero que vengas conmigo y comencemos a elegir.
    «Claro que te urge, —dije mentalmente—, pero no por lo mucho que me ames o porque ya quieras que unamos nuestras vidas para siempre. Lo único que a ti realmente te urge es que la herencia de tus padres llegue a tus manos y puedas adueñarte de ella para siempre. Eres un bastardo, pero… ambos lo somos. Así que, estaremos juntos hasta que pueda deshacerme de todo lo que pueda perturbar mi vida, cuando menos cinco años, como el contrato dicta, y después me iré de tu lado y de tu vida. Nunca más volverás a saber de mí, Kamisato Ayato».
















Thoma después de ver el contrato:

🦊: Pues nada muchas emociones diferentes en los capítulos, pero prevalece la infelicidad ☺️🫶🏼

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🦊: Pues nada muchas emociones diferentes en los capítulos, pero prevalece la infelicidad ☺️🫶🏼. Lamento mucho hacerlos sufrir y hacer sufrir a mi consentido Thoma :(, pero es por un bien mayor jajaja. En un futuro, un POV diferente podría cambiar muchas cosas, pero ahorita no, ahorita sufran conmigo.
En fin, no se olviden de dejar un MG y un comentario, que esa es mi fuente de inspiración para seguir escribiendo 🩶. Los tqm 🫶🏼

Reditos de un Engaño || Ayathoma/Thomato AU ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora