La profesión de Tobio tenía ciertas desventajas y ésta, pensó Tobio, era sin duda una de las peores.
—Señor —dijo con los dientes apretados, intentando apartar las manos del hombre que vagaban por sus caderas—. Ya hemos terminado. Déjeme ir.
—No —dijo el hombre arrastrando las palabras, exhalando el cálido aroma del alcohol sobre el cuello de Tobio. Tobio hizo una mueca y apartó la cara—. No es verdad. Yo pago... yo he pagado por esto.
—Pagaste por una paja —espetó Tobio—. La cual te hice. Ahora... —Empujó ineficazmente los hombros del otro hombre, tratando de generar distancia entre ellos. Había inmovilizado a Tobio contra la pared del callejón detrás del hotel donde trabajaba Tobio, y aunque Tobio era innegablemente alto, el hombre todavía le llevaba unos diez centímetros y veinte kilos más.
—Vamos —la persuadió el hombre—, qué cosita tan bonita... ¡Mierda! Quédate un rato.
Tobio esquivó un beso descuidado, y se golpeó la cabeza contra la pared que tenía detrás con el ceño fruncido. Estiró el cuello para intentar ver por encima del hombro del hombre la discreta puerta trasera que daba acceso al hotel. ¿Dónde diablos estaba la seguridad? Se suponía que Tobio tenía que tener a un hombre cerca cada vez que aceptaba una propuesta, para evitar que ocurriera exactamente esta situación.
Podía gritar. Eso podría hacer que el personal de seguridad corriera. Pero también podría hacer que un cliente inocente del hotel corriera; o peor aún, podría hacer que Shouyou corriera. Shouyou estaba en una situación delicada con su empleador últimamente, después de insultar accidentalmente a un cliente una vez más, y si dejaba escapar a otro cliente más, podría ser despedido.
No podían despedir a Shouyou. Shouyou necesitaba este trabajo tanto como Tobio.
Tobio apretó los dientes. No era la primera vez que necesitaba salir físicamente de una situación que no era ideal, pero odiaba cada vez que lo hacía. La violencia no era lo suyo. La violencia nunca había sido lo suyo.
El cliente murmuró algo en voz baja y se tambaleó aún más hacia el espacio de Tobio. Tobio apoyó las manos en el pecho del otro hombre y colocó una pierna entre ellas. Plantó la rodilla en el estómago del otro hombre y lo empujó, haciendo que se tambaleara y se alejara.
—Oye —protestó el hombre—. No puedes ... no puedes...
Tobio lo miró con recelo y se dirigió a la puerta del hotel. El dinero del hombre le quemaba el bolsillo. Estuvo tentado de tirarlo al suelo en la otra dirección y salir corriendo, pero el alquiler vencía al día siguiente y Tobio apenas iba a poder llegar a fin de mes.
La expresión del hombre oscilaba entre la confusión del borracho y la rabia mientras recuperaba el equilibrio; Tobio contuvo la respiración, esperando tener suerte y que la confusión triunfara.
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Cada vez que estoy solo contigo me haces sentir como si estuviera en casa
FanfictionTobio es un estudiante universitario que lucha por salir adelante y que depende de su trabajo nocturno como prostituto para pagar su matrícula y mantener las luces encendidas en su solitario apartamento. Un encuentro casual con Oikawa e Iwaizumi cam...