Capitulo 2

47 4 4
                                    

Lamentablemente, lo que me despertó en ese momento no fue mi alarma, sino los gritos incesantes de mi madre. Como todavía estaba medio dormido, no podía escuchar muy bien qué era lo que necesitaba. Solo fue hasta que escuché cómo gritó:

-¿¡DÓNDE ESTÁ EL INÚTIL DE TU HERMANO CUANDO SE LE NECESITA!?

Mi cuerpo ya estaba en las escaleras. No supe cómo llegué hasta allí, pero no iba a dejar que mis hermanos recibieran sus gritos. Para eso estoy yo, para protegerlos de las palabras hirientes, aunque no intencionales, de ella.

-¿Qué sucede? ¿Todo bien? -pregunté, deseando que mi voz no se quebrara y delatara la tristeza que sentía ante la persona que se encontraba frente a mí. Esa persona no era mi madre.

-¡HASTA QUE TE DIGNAS A DAR LA CARA, ERES UN IRRESPONSABLE!

Al bajar les di una rápida mirada a mis hermanos para que se movieran detrás de mí.

-No sé de qué hablas, ¿podrías explicarme, por favor?

-¿Eres estúpido o algo por el estilo? Ayer te dije que les hicieras el desayuno a tus hermanos porque yo no iba a poder, ¿y con qué sorpresa me encuentro? Que todavía estás dormido mientras tus hermanos están como tontos en la sala esperándote. ¿Acaso me estás haciendo esto porque te quieres ir con tu padre? ¿Es eso, verdad? ¡Lárgate, no te quiero ver! -terminó diciendo mientras tomaba sus cosas y salía de casa azotando la puerta de paso.

"No llores, no llores, hazlo por ellos", repetía en mi cabeza, buscando la fuerza suficiente para volver a ver a mis hermanos y no derrumbarme en el intento.

-Buenos días, mis niños. Tranquilos, todo está bien, yo me encargo de mamá, ¿sí?

Los dos asintieron mientras buscaban algo en mi mirada, como si quisieran saber algo más.

-Vamos, suban a cambiarse para que vayan a la escuela. Yo les hago su desayuno y les preparo su almuerzo, ¿sí? Vamos, vayan, mis lindos.

Solo bastó verlos dar la vuelta por el pasillo y escuchar el sonido de sus puertas cerrarse para que me dejara caer al suelo, mientras las lágrimas salían sin control. "Vamos, YoonOh, lo que dijo no es verdad, nada de lo que dijo es verdad, tú no eres así", me repetía una y otra vez, tratando de buscar consuelo.

Mientras me limpiaba las lágrimas y recuperaba el aliento, eché un vistazo al reloj de la cocina y me di cuenta de algo que había pasado por alto en el caos del momento: eran apenas las cinco de la mañana. Era demasiado temprano para que mis hermanos se alistaran para ir a la escuela. Me quedé un momento observando la hora, procesando la situación.

"Mi madre se ha equivocado", pensé, sintiendo una mezcla de alivio y tristeza. Este tipo de incidentes no eran raros, pero siempre dolía ver cómo las responsabilidades y preocupaciones que cargaba le pasaban factura.

"Hay tiempo", me dije a mí mismo, aprovechando la oportunidad para calmarme y planear el resto de la mañana con más serenidad. Me levanté del suelo, tomando aire profundo, y me dirigí hacia la cocina para preparar el desayuno. Sabía que debía aprovechar ese momento para recomponerme antes de que mis hermanos bajaran nuevamente.

Encendí la luz de la cocina, sacando los ingredientes necesarios para hacer un desayuno sencillo, pero suficiente. Mientras colocaba las tazas y platos en la mesa, reflexionaba sobre la escena que acababa de presenciar. La frustración y la tristeza seguían pesando en mi pecho, pero me recordé que no tenía sentido dejarme vencer por ellas. Era vital mantenerme fuerte por el bien de Sungchan y Sion.

Una vez que el aroma del café comenzó a llenar la casa y el suave sonido de los huevos friéndose en la sartén resonó en la cocina, sentí que la atmósfera se tornaba más tranquila y acogedora. El tic-tac del reloj marcaba el paso del tiempo, pero esta vez a un ritmo más sosegado.

𝘛𝘰 𝘮𝘺 𝗳𝗿𝗶𝘀𝘁 𐙚  𝑱𝒂𝒆𝒚𝒐𝒏𝒈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora