En el momento en el que quité la gasa de mi rodilla, me percaté de algo sorprendente. No había rastro de mi herida, ni siquiera la piel se veía rosada porque ha sanado. Nada, se veía como nueva. Supongo que es porque como frutas y verduras, y gracias a dios.
Ahora tengo que idear un plan de como volver al dormitorio, y al mismo tiempo evitar mirar a los ojos a ese rubio. Eso o mejor me quedo dormido en una banca del patio. Es verano, así que con este calor creo que se siente más cómodo dormir al intemperie que adentro.
Que ahora que pienso en dormir, me da sueño. He estado afuera desde que se acabaron las clases, solo, y en la oscuridad con tal de no irme a mi dormitorio. No me considero orgulloso, pero creo que se me caerá la cara de la vergüenza si lo vuelvo a ver.
Lo que sí soy, por más que me haga el fuerte, es miedoso. El estar a nada de que el cielo se oscurezca encima mío me da temor, así que no me quedará de otra que irme. Aparte, si no lo hago algún superior se dará cuenta y me va a regañar por estar aún en la escuela siendo que ya todos se fueron a dormir. Así que tomo mi mochila y salgo de la escuela, dónde a un lado se encuentra los dormitorios, una casa bastante grande y con muchos cuartos para quién sabe cuántos alumnos vivan ahí.
Lo que más odio de este lugar, es que todo rechina. El piso, las puertas, absolutamente todo, incluso creo que las camas han de estar en las mismas.
──¿Puedo pasar?── Toco la puerta correspondiente, nervioso.
──De que puedes pasar puedes, supongo que sabes abrir una puerta. No sé tú si quieras entrar.──
Alcanzo a escuchar del otro lado, si, definitivamente era el rubio. Solté un suspiro abatido y abro la puerta, haciendo un sonido insoportable por el rechinido.
──¿Te volviste a equivocar?── Dijo en un tono sarcástico.
──Este...── Me quedo sin palabras.
Mis mejillas arden por la vergüenza que siento, tal cual me está pasando lo que creí que iba a pasar. Aunque, lo que no tenía pensado es que él se riera, pero esta vez no es una risa sarcástica o molesta, sino una risa que me pareció amistosa.
Y duró varios segundos riéndose, mientras estaba sentado en su cama y sostenía una revista en sus manos. Yo, solo me quedo mirándolo.
──No me reía así desde hace tanto tiempo.── Se pasa el dedo índice por sus ojos, quitando sus lágrimas. ──Me llamo André, ¿y tú?──
──¿Por qué te reíste tanto? Ni siquiera dije nada.──
──Por eso mismo, me dió risa que no supiste cómo defenderte.──
Me quedo callado un momento, de nuevo quedándome sin palabras.
──Lewis... Me llamo Lewis.──
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Piscina eterna
Misteri / ThrillerParece que para Lewis no le será fácil relacionarse en su nueva escuela que al mismo tiempo será su nuevo hogar. Al mismo tiempo que se rumorea un nuevo virus contagioso, el cuál causa que las personas se vuelvan caníbales. Advertencia: contenido vi...