A fuego lento

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Los días siguientes al enfrentamiento en el Monte Paoz fueron tensos. Goku, Asa y Yoru continuaron con su entrenamiento y lo que sería su rutina, pero había una atmósfera de incomodidad que parecía permear cada interacción. Milk no había vuelto a aparecer, y su ausencia pesaba sobre todos, especialmente sobre Goku.

Una tarde, mientras descansaban después de una intensa sesión de entrenamiento, Asa decidió abordar el elefante en la habitación.

"Necesitamos hablar sobre lo que pasó," dijo, mirando a Goku y Yoru.

Goku asintió lentamente, su habitual sonrisa ausente. "Tienes razón. No me gusta cómo quedaron las cosas con Milk."

"¿Por qué te importa tanto?" gruñó Yoru, sus ojos entrecerrados. "Ella intentó forzarte a cumplir una promesa ridícula."

Asa suspiró. "Yoru, entiendo tu punto de vista, pero también debes entender que las emociones humanas son complicadas. Milk actuó desde un lugar de dolor y soledad."

"Las emociones humanas son debilidad," murmuró Yoru, pero su tono carecía de su habitual mordacidad.

"No, Yoru," intervino Goku, sorprendiendo a ambas. "Las emociones son lo que nos hacen fuertes. Mi deseo de proteger a mis amigos, mi amor por la pelea... Eso es lo que me impulsa a ser mejor."

Yoru miró a Goku, una mezcla de confusión. "Yo... no lo entiendo."

"Tal vez es hora de que lo intentes," sugirió Asa suavemente. "Yoru, has estado con nosotros por un tiempo ahora. ¿No has sentido... algo?"

La demonio se quedó en silencio por un momento, su rostro una máscara indescifrable. Finalmente, habló, su voz apenas un susurro. "Claro que he sentido cosas, porque... disfruto estar con ustedes."

Goku se acercó a ella, poniendo una mano en su hombro. Para sorpresa de todos, Yoru no se apartó. "Está bien no saber Yoru, todos pasamos por cosas así. Lo importante es cómo lidiamos con ese miedo."

"¿Cómo... cómo lo haces tú?" preguntó Yoru, su voz inusualmente vulnerable.

"Me apoyo en mis amigos," respondió Goku con una sonrisa cálida. "Y entreno más duro."

Asa sonrió, sintiendo que estaban haciendo un progreso real. "Creo que todos hemos aprendido algo importante estos días. Pero aún hay algo que debemos resolver."

"Milk," dijo Goku, asintiendo. "Necesitamos hablar con ella."

"¿Por qué debería importarme?" gruñó Yoru, pero su tono carecía de convicción.

"Porque es lo correcto," respondió Asa. "Y porque todos merecemos la oportunidad de crecer y cambiar."

Al día siguiente, los tres se dirigieron a la casa de Ox-Satan. Encontraron a Milk en el jardín, practicando sus katas. Se detuvo al verlos, su rostro una mezcla de sorpresa y aprensión.

"¿Qué hacen aquí?" preguntó, su voz tensa.

Goku dio un paso adelante. "Vinimos a disculparnos, Milk. Y a hablar."



Durante las siguientes horas, los cuatro tuvieron una conversación larga y difícil. Hubo lágrimas, gritos y, sorprendentemente, risas. Milk compartió su soledad y su miedo al abandono. Goku se disculpó por su falta de comprensión y prometió ser un mejor amigo. Asa ofreció su apoyo y amistad genuina.

Y Yoru... Yoru sorprendió a todos.

"Yo... lamento haberte llamado patética," dijo, evitando el contacto visual. "Supongo que... entiendo un poco más."

Milk miró a la demonio, asombrada por la vulnerabilidad en su voz. "Gracias, Yoru. Eso... significa mucho."

Al final del día, mientras el sol se ponía en el horizonte, los cuatro se encontraron sentados en el pasto, exhaustos pero con una sensación de paz que no habían experimentado en mucho tiempo.

"¿Qué sigue ahora?" preguntó Milk, mirando a los demás.

Goku sonrió, su optimismo habitual regresando. "Seguimos entrenando, nos hacemos más fuertes. Juntos."

"Aún pienso que las emociones humanas son complicadas," murmuró Yoru, pero había una pequeña sonrisa en sus labios.

Asa rio suavemente. "Lo son. Pero vale la pena experimentarlas."


Mientras se despedían esa noche, había una sensación de que algo había cambiado fundamentalmente. Los conflictos no estaban completamente resueltos, pero había un entendimiento mutuo y una disposición a seguir adelante.

"Bueno, supongo que es hora de volver a casa," dijo Goku, estirándose.

Milk asintió con una pequeña sonrisa. "Gracias por venir. Realmente significó mucho para mí."

"Cuando quieras, Milk," respondió Asa cálidamente. "No dudes en visitarnos."

Mientras Goku se despedía de Milk con un abrazo amistoso, Yoru se mantuvo un poco apartada, su expresión indescifrable. Sin embargo, cuando llegó el momento de partir, la demonio se acercó a Goku.

"Oye, cabeza de chorlito," murmuró Yoru, su voz sorprendentemente suave. "No creas que esto significa que me he ablandado."

Pero mientras hablaba, su mano rozó discretamente la de Goku, sus dedos entrelazándose por un breve momento. Goku parpadeó sorprendido, pero antes de que pudiera decir algo, Yoru ya se había alejado, caminando hacia el sendero que llevaba a casa.

El trío emprendió el camino de regreso en un cómodo silencio. Asa caminaba adelante, tarareando suavemente para sí misma. Goku la seguía, lanzando miradas curiosas a Yoru de vez en cuando. La demonio cerraba la marcha, perdida en sus pensamientos.

¿Qué demonios estoy haciendo? se preguntaba Yoru internamente. Estas emociones... son tan confusas. Y ahora... Su mirada se posó en la espalda de Goku, y sintió un extraño calor en su pecho. Ahora no sé qué quiero. Pero... tal vez no sea tan malo seguir descubriéndolo.

Mientras se acercaban a la casa en el Monte Paoz, Yoru dejó escapar un suspiro exasperado.

"Ustedes, humanos, con sus sentimientos y su amistad... van a ser mi perdición," gruñó, pero había un toque de afecto en su voz.

Goku se giró hacia ella con una gran sonrisa. "Aw, vamos Yoru, admite que te empieza a gustar."

"En tus sueños, Son Goku," replicó Yoru, pero una pequeña sonrisa se asomaba en las comisuras de sus labios.

Asa rio suavemente. "Bueno, al menos la vida no será aburrida."

Mientras entraban a la casa, Yoru miró al cielo estrellado. Supongo que tienen razón, pensó. La vida definitivamente no será aburrida.

"Pero si alguno de ustedes menciona algo sobre el 'poder de la amistad', juro que los enviaré a todos al infierno," murmuró, cerrando la puerta tras de sí.

Las risas de Goku y Asa resonaron en la noche, mezclándose con el gruñido exasperado pero afectuoso de Yoru. Una nueva aventura estaba comenzando, y ninguno de ellos podía esperar a ver qué les depararía el mañana.










Es cine, definitivamente ya urge ver más reacciones cursis jaja

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