Vivencia en corto

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El sol apenas comenzaba a asomarse sobre los edificios de la Ciudad del Oeste cuando Goku, Asa y Yoru llegaron. Era un cambio refrescante del ambiente rural al que estaban acostumbrados, y la emoción era palpable en el aire.

"¡Wow! ¡Miren cuántos autos!" exclamó Goku, sus ojos brillando con asombro infantil mientras observaba el tráfico matutino.

Asa sonrió, disfrutando del entusiasmo de Goku. "Es bastante diferente de casa, ¿verdad? ¿Qué les parece si desayunamos primero?"

"Si eso evita que el cabeza de chorlito se quede embobado con cada cosa brillante que ve, estoy de acuerdo," gruñó Yoru, pero había un toque de diversión en su voz.

Se dirigieron a una cafetería cercana, el aroma del café recién hecho y pan tostado llenando el aire. Mientras Goku pedía prácticamente todo el menú, Asa optó por un té y tostadas, y Yoru... bueno, Yoru estaba teniendo dificultades para decidir.

"¿Qué demonios es un 'croissant'?" murmuró, frunciendo el ceño ante el menú.

"Es un pan francés, muy delicioso," explicó Asa. "¿Por qué no lo pruebas?"

Yoru gruñó, pero finalmente asintió. Cuando llegó su orden, observó el croissant con sospecha antes de darle un mordisco tentativo. Sus ojos se abrieron con sorpresa.

"Esto... no está mal," admitió a regañadientes, tomando otro bocado más grande.

Goku rio entre bocados de su torre de panqueques. "¡Ves, Yoru! A veces es bueno probar cosas nuevas."

Después del desayuno, decidieron explorar la ciudad. Caminaron por el bullicioso centro comercial, donde Asa convenció a Yoru de probarse algunas prendas "más apropiadas para la ciudad".

"Me niego a ponerme eso," protestó Yoru, mirando con horror un vestido floreado.

"Vamos, Yoru, solo por diversión," insistió Asa, sosteniendo el vestido.

Goku, que había estado distraído con una tienda de deportes, se unió a ellas. "¡Oh, creo que te verías genial en eso, Yoru!"

La demonio miró a Goku, luego a Asa, y finalmente al vestido. Con un suspiro exasperado, tomó la prenda y se dirigió al probador. "Las cosas que hago por ustedes..."

Cuando Yoru salió, hubo un momento de silencio. El vestido, sorprendentemente, le quedaba bien, resaltando su figura y suavizando sus rasgos normalmente afilados.

"Yoru, te ves... hermosa," dijo Goku, con una sinceridad que hizo que la demonio se sonrojara ligeramente.

"C-cállate," murmuró Yoru, pero no pudo evitar una pequeña sonrisa.

Después de las compras (y sí, Yoru terminó comprando el vestido), decidieron visitar el parque de la ciudad. Goku inmediatamente se unió a un grupo de niños que jugaban fútbol, mientras Asa y Yoru se sentaron en una banca cercana.

"¿La estás pasando bien?" preguntó Asa, observando cómo Yoru miraba a Goku jugar.

"Es... diferente," admitió Yoru. "Incluso cuando estábamos solo nosotras"

Asa sonrió. "A veces, las cosas más simples pueden ser las más satisfactorias."

Mientras el sol comenzaba a ponerse, el trío se dirigió a un pequeño restaurante para cenar. La conversación fluyó fácilmente, llena de risas y bromas amistosas. Incluso Yoru parecía más relajada, su habitual sarcasmo mezclado con momentos de genuina calidez.

De vuelta en las calles iluminadas por la noche, Goku de repente se detuvo frente a una máquina de peluches.

"¡Oh, miren! ¿Podemos intentarlo?" preguntó, sus ojos brillando con entusiasmo.

Asa asintió, divertida, mientras Yoru rodaba los ojos. "Eres como un niño, Son Goku."

Goku intentó varias veces, sin éxito, gruñendo de frustración. Finalmente, Yoru lo empujó a un lado.

"Déjame mostrarte cómo se hace, aficionado," dijo, insertando una moneda.

Para sorpresa de todos, especialmente de Yoru, logró atrapar un pequeño peluche de un gato negro. Lo sacó de la máquina y, tras un momento de duda, se lo entregó a Goku.

"Aquí tienes, cabeza de chorlito. Para que dejes de quejarte," murmuró, evitando su mirada.

Goku tomó el peluche, una sonrisa radiante en su rostro. "¡Gracias, Yoru! Lo guardaré siempre."

Mientras caminaban de vuelta a la estación para regresar a casa, Asa no pudo evitar notar cómo Yoru caminaba un poco más cerca de Goku, sus manos rozándose ocasionalmente.

"¿Saben qué?" dijo Goku de repente. "Deberíamos hacer esto más seguido."

Asa asintió con entusiasmo. "Estoy de acuerdo. ¿Qué dices, Yoru?"

Yoru miró a sus compañeros, una pequeña sonrisa formándose en sus labios. "Supongo que no sería terrible," admitió. "Pero la próxima vez, yo elijo a dónde vamos."

Goku rio, pasando un brazo por los hombros de Yoru. "¡Trato hecho!"

Mientras caminaban se dirigían a casa, Yoru miró por la ventana del tren a la ciudad que se alejaba. 

Quizás, no necesito la guerra para ser feliz...

Pensó, observando de reojo a Asa y Goku, sonriendo levemente.











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