Capitulo 1

282 32 3
                                    

Mi nombre es Hipo, un nombre no muy agradable a esta edad donde todo te causa problemas e inseguridades, además de vergüenza. En fin, eso no es de importancia en estos momentos .

Algo realmente extraño me ha estado pasando desde que llegó el invierno, tan frío como siempre, a veces siento que está aún más fría mi habitación que Berk, por más que meto fuego, este se apagará, incluso he despertado con un charco de agua a un lado de mi cama y la mejilla tan fria como la de un muerto.

Cuando decidí contarle esto a mi amiga Astrid, lo único que hizo fue empeorar las cosas.

-Tal vez sea un fantasma~- lo dijo con malicia y tono terrorífico y los escalofríos recorrieron todo mi cuerpo.

-Astrid, no - intenté no seguir escuchando.

-Incluso podría estar viendo en este momento - y comenzó a observar toda mi habitación mientras se daba un auto abrazo.

-NO DIGAS ESO- cubrí mis oidos.

-jajajajaja solo es una broma- golpeó mi brazo, con tanta fuerza que incluso quitó mi mano del oído.

-ja ja ja, mucha risa, ¡MUERO DE RISA!-dije de forma sarcástica.

Durante esta plática, puedo jurar que sentí que alguien nos observaba, los escalofríos recorrían cada parte de mi cuerpo y en un corto momento, sentí algo cálido en mi oído, como si alguien respirara cerca de mi. No pude evitar sonrojarme hasta las orejas.

-¿Que pasa? ¿Por qué te sonrojas?- me cuestionó Astrid mientras se alejaba un poco.

-¡No lo sé! -frote mis orejas y al mismo tiempo, sentí como si algo recorriera mi cuello, era tan frío que no pude evitar levantarme.

-hoy estás siendo más raro de lo normal- pude ver su cara de desagrado por un instante.

-Es tu culpa por invocar un fantasma- la señalé con culpabilidad.

-paranoico- torció esos enormes ojos azules -sera mejor que me vaya antes de que el bebé se orine en los pantalones ~

-¡No soy un bebé!

Demasiado tarde, Astrid había salido y solo pude escuchar como me gritaba antes de salir de mi casa.

-¡Que tengas una linda tarde con tu fantasma!~

Pero que mal gusto tiene para sus chistesitos, ¿pero que le pasa?, en lugar de amiga parece que tengo un hater.

¿Era extraño estar tranquilo después de lo que acababa de pasar?, pues no, pero no podría cambiarme de casa solo por qué tuviera miedo y tal vez me hubiera sugestionado, y tan solo tengo 15, solo pude recostarme y suspirar. En pocos segundos me quedé dormido.

•••

El viendo siempre me lleva donde quiere, llevo tanto tiempo viajando y conociendo hasta el más mínimo rincón del mundo, o eso creía.

El viento una vez más paso con intensidad y yo lo seguí tan libremente, pero había algo diferente, está vez pase por encima de un pequeño pueblo en las montañas, era tanta la altura que apenas y pude notarlo, ese pequeño pueblo se llamaba Berk.

Soy demasiado curioso así que me deje caer como gorda en tobogán.

A veces me sentía solo por no ser visto por otras personas, pero en este caso lo agradecía. Estás personas no se veían de lo más amables que digamos, eran enormes y musculosos, sentí que de un abrazo terminaría hecho un puré.

Pase a través de todo el pueblo, viendo cada una de esas personas hasta que sentí algo inusual cuando ví a uno de esos vikingos viniendo a mi, era tan pequeño, delgado y unas tiernas pecas, era tan diferente a los demás.

Lo dije, soy curioso, y me dedique a seguirlo, se me hacía interesante. Mientras los demás habitantes cargaban con armas, el se mostraba con el ingenio.

Les traje el invierno y sin darme cuenta, me encontraba viviendo en la misma habitación de este chico, como no dormía, jugaba en su habitación creando figuras de nieve, disfrutaba hacerle alguna broma mientras dormía pero eso me distrajo y no note lo consciente que comenzaba a ser sobre mi.

-pero mira como duerme- toque su mejilla y un gesto de desagrado surgió en su rostro -jajaja pero que gracioso.

Y de la nada, sus ojos se abrieron, esos ojos verdes tan brillantes y me ví reflejado en ellos, estaba tan cerca que su aroma llegaba a mis cosas nasales.

-¿Quien eres?- sus ojos se agrandaron aún más -¿eres un fantasma?- se levantó tan rápido que chocó contra su propia pared a la que estaba pegada su cama.

Por dios, apenas note que me hablaba a mi después de reírme hasta que mi estómago doliera.

-¿un fantasma?- mis ojos se encontraban llorosos- ¿Por qué crees que soy un fantasma?

-Eres tan pálido y frío como un muerto, además, ese cabello blanco te hace ver como una ancianita.

Por dios, con esos comentarios apenas notarías que tiene miedo.

-Tienes razón, soy un fantasma y vine a atormentarte ~- volé hasta su techo.

-¿Qué ganarías con eso? ¿Cuál es tú diversión?- hacía gestos graciosos y hablaba cada vez más rápido- además, ¿Vuelas? ¿Es algo de fantasmas? Deberías bajar que me pones nervioso y es muy raro.

No pude soportar la risa, estalle tanto que sentí que la sangre subía a mi cabeza.

-y ahora sí te ves como un vivo, mira, agarraste color, parecidas un lienzo en blanco, un poco más y estarías iluminando mi casa, a falta de antorcha te pediré que te pongas contra la luz de la luna para que reflejos.

Se le notaba su nerviosismo, apenas pude seguir la conversación por qué estaba tan ocupado sosteniendo mi estómago, hace tanto que no conversaba con nadie y ahora se siente tan nuevo.

Apenas pude recuperar el aliento.

- Vaya, sabía que hablabas mucho pero ahora se que no tienes un límite de palabras- baje para encontrarme frente a él.

-¿Qué?

-seamos amigos, ¿Si?

El chico de mis sueños | HijackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora