Me encontraba volando con Hipo en mis brazos, un cuerpo pequeño y delgado, su cabello castaño rozaba mi rostro y desde mi vista podía ver esas pequeñas pecas.
Estaba amaneciendo y la intensidad del brillo en el sol me daba a entender que pronto tendría que irme.
-Te traje a casa sano y salvo
Lo deje bajar de mis brazos y pude notar que estaba avergonzado.
-¿Qué? ¿Pero que te avergüenza?-comencé a molestarlo.
-cállate- fue su respuesta inmediata y azotó la puerta en mi cara.
-Pues es el fin.
Bueno, me había divertido un poco antes de comenzar mi viaje.
Di unos cuantos pasos atrás para poder impulsarme y salir de ahí, pero escuche la voz de Hipo llamándome.
-¡Oye! ¡¿Nos vemos al rato?!
-¿Tan pronto ya me extrañas?-me burle
-¿Qué? Claro que que no, solo quiero examinarte cuál rata de laboratorio- y procedió a cerrarme la cara una vez más.
Bueno, ahora tengo una razón para quedarme un par de días más. Una vez más intenté salir de ahí, pero una extraña sensación me hizo girar detrás de mi, y ahí estaba, esa rubia extraña de coletas horrorosas viéndome, ella estaba viéndome.
-por los dioses- se acercó un poco-¿quien eres tú?- su voz ronca me provocaba cosas extrañas- Eres un chico muy lindo, aún que tú cuerpo no es de mi agrado, pero esa carita es muy hermosa.
De la nada había comenzado a acercarse y a coquetear conmigo, era raro, me daba escalofríos y me hacía sentir incómodo.
-¿Que hay Brutilda?- otra rubia se acercaba, la amiga de Hipo, Astrid -¿Que haces aquí?.
Por dios, hasta su nombre era horroroso, no podría ser más desagradable que eso.
-¿Qué no ves? Estoy hablando con este chico guapo- Me señaló, pero como mencioné antes, muy pocas personas pueden verme, lo que la hizo quedar como loca.
-¿De que hablas? ¿El dragón de ayer te golpeó muy fuerte?- Astrid se burlaba.
- No, la caída te daño a tí
Notando lo bien, el rostro de Astrid tenía algunos rasguños, nada grave pero unos pequeños raspones se notaban más que otros.
-¿Como que te caiste Astrid?- y salió corriendo Hipo fingiendo que no me veía.
-no fue nada, solo resbale y eso fue todo- le dió un pequeño golpe en el brazo. Esto parecía un coqueteo entre ellos.
Pude sentir el hielo formándose alrededor de mis pies, recorriendo y ampliando su espacio.
-Oigan, estábamos hablando de mi y de este chico hermoso- volvió a señalarme.
Esto puso un poco tenso a Hipo pero yo intenté decirle que lo negara, así quedaría como loca la chica extraña, ¡me niego a llamarla por su nombre!
-¿A quien te refieres?, yo no veo a nadie más aquí -se escuchaba nervioso.
-Sabia que eras estúpido pero no tanto, ya se lo contagiaste - señaló a Astrid con una de sus coletas.
¡Pero que persona tan más desagradable!
-Bueno, es que yo solo vivo en tu cabeza, nadie más puede verme además de ti- camine a su alrededor y le sople un poco en el cuello.
Pude ver a Hipo haciendo una mueca y torcer los ojos con desagrado detrás de Astrid, cruzo sus brazos y se quedó ahí, viendo en otra dirección.
-¿Cómo que solo vives en mi cabeza?- esto parecía disgustarle- bueno... No me molesta que sigas congelando mi oído.
Sentí unos escalofríos en todo mi cuerpo y esto me hizo retroceder de un salto y pude ver a Hipo riendo disimuladamente mientras sus orejas se ponían rojas.
- y calló en la locura
-Todos sabíamos que terminaría así, tu eras la única que le puso un poco de fé Astrid.
-Bueno, tal vez no sea permanente.
Desde la vista de Astrid, Brutilda se abalanzaba a una roca mientras imploraba que alguien bajara para poder besarle, claro, ella no me veía pero la escena lucía demaciado demente.
-¿Crees que tenga arreglo?- le decía Hipo tras ver terrible escena.
-Bueno, yo solo quería saber cómo estabas, te ví caer de la ladera y corrí detrás de ti, pero ya no estabas- lo tomó del rostro -veo que no tienes rasguños.
-Tranquila, estoy bien.
Ellos estaban demasiado cerca y sin querer, congelé toda la roca y cree una brecha entre ellos de hielo que claramente pudieron notar por qué se apartaron, todo esto fue en segundos, estaba enojado y sali volando dejando una gran ráfaga de viento que claramente ellos pudieron sentir.
A pesar de solo haber hablado con el 1 día, llevo todo el invierno observándolo y me frustra su cercania, quisiera tener la misma cercania que ellos, quisiera tomarlo del rostro de la misma manera, sin miedo a congelarlo o causarle frío, poder transmitirle la misma calidez y no solo la frialdad de mi piel.
Subí tan alto que por un instante sentí la presión en mi pecho y la falta de oxígeno, solo me deje caer de vuelta sin sentir resistencia, tuve un momento de calma, respire ondo y profundo, me tranquilice y me di cuenta que acababa de hacer una ridícula escena de celos.
-¿Pero que demonios me pasa? Pero que patético.
Analizando las cosas, es tonto ponerme celoso de alguien que apenas me conoce, ¿al menos sabe mi nombre?, tiene un día conviviendo conmigo y lo único que hice fue burlarme, es normal que le guste su amiga.
-Bueno, me iré antes de que esto siga así .
Tomé impulso de nuevo y me dirigí al lago donde estuvimos toda la noche y pude verlo ahí, su pequeña espalda, estaba haciendo garabatos en la fría tierra, su cabello se movía suavemente por el viento.
El siempre lucia radiante.
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El chico de mis sueños | Hijack
Fiksi Penggemarun invierno normal en berk como cualquier otro, pero algo se siente diferente, últimamente parece como si nevara dentro de mi habitación.