Epílogo

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Cuando desperté me encontraba acostada en la cama de la habitación, no supe en qué momento me quedé dormida, pero debió ser en la playa porque no recordaba haber regresado a la casa, seguramente Faye me cargó y me trajo hasta aquí, tan linda ella. Faye no estaba a mi lado y sentí un gran vacío, estaba acostumbrándome a despertar a su lado. Me puse la bata y bajé por un vaso de agua, escuché unos ruidos al fondo de la cocina:

—Ahhh... Mierda...

—Shhh, Baby. Nos pueden escuchar.

—Al carajo si nos escuchan, sabes que eso no me importa —Esa voz... Yo conozco esa voz. Me acerqué un poco más para escuchar mejor.

—Pero qué hay de ella... Me prometiste que se iba a terminar todo pronto, y sin embargo la trajiste.

—Te dije que fue por quedar bien ante Lingling. No sé como terminar con Yoko, me sigue a todos lados, hasta parece obsesionada conmigo.

—Pues también es tu culpa por seguir dándole esperanzas, baby —Escuché una risita amarga— Si tan solo ella supiera... Cayó como una imbécil con todo lo que le conté hace rato, debería ser actriz profesional —Otra risa muy conocida para mí se extendió en toda la cocina.

—Ya callate y solo bésame...

No es cierto. Por favor, alguien dígame que esto no es cierto...

Con todo el miedo del mundo abrí una puerta que no había visto antes, solté el vaso que traía en las manos al ver a Faye sin camisa besando acaloradamente a una chica cuyo rostro no pude ver.

—Oh, por Dios —exclamé mientras mis ojos se llenaban de lágrimas y ambas voltearon. La cara de la segunda chica fue revelada.

Era Lux.

—¡Yoko! —gritó Faye separándose de Lux quién se cerró la blusa y me miró con una risa burlona.

¿Entonces todo este tiempo me habían mentido las dos? ¿Mi conversación con Lux hace rato era pura mentira? ¿Era una táctica para encubrirse?

¡Yo lo sabía! ¡Sabía que esas dos se traían algo! ¡¿Cómo pude ser tan estúpida para creerles?!

—¡¿Cómo has podido?! ¡Eres un cínica desvergonzada! —grité corriendo de ahí.

—¡No, Yo! ¡Escúchame, por favor! ¡Todo tiene una explicación! —pidió atajándome de un brazo— ¡Yo te amo!

—¡Suéltame! ¡No quiero que vuelvas a tocarme! ¡Eres de lo peor!

—¡No me dejes, Yo por favor! ¡Debes creerme cuando te digo que te amo! En verdad eso siento por ti, pero... sí, soy muy débil, no puedo evitarlo. Lo lamento mucho... —Las lágrimas se empezaron a derramar por sus ojos.

—¡¿Y así dices amarme?! ¡¿Mintiendome y aceptando que te enredaras con "tu mejor amiga"?! ¡Yo te creí, Faye! ¡Creí en ti cuando me dijiste que no había nada entre ustedes dos!

—Yo... Por favor... —sollozó tratando de abrazarme.

—¡SUÉLTAME! —grité con la voz y el alma desgarradas.

—Ya déjala ir, baby. Ya es hora que toda tu familia sepa que estamos juntas.

—¡Cállate, Lux! —le gritó Faye en respuesta. Ni siquiera me digné a mirar a la chica, mi corazón roto no lo podía soportar.

—Yoko, no llores, por favor, no me gusta verte llorar.

—"Yoko, no llores" ¿¡Es lo único que vas a decir?! ¡Eres una infeliz, Faye Malisorn! ¡No vales la pena!

—Tal vez tienes razón, pero... ¿Nunca has tenido una adicción en tu vida? Aunque trates y trates de dejarla es más fuerte que tú y eso me pasa a mí... Soy una adicta al sexo y en verdad no puedo resistirme al él. Te juro que intenté lo más posible por estar solo contigo, pero... —Volteó a ver a Lux y luego a mí— Lo siento tanto, mi Yo...

¿Estas libre esta noche? | FayeYokoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora