Capítulo 11

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Iría a luchar para demostrar su valía como heredera.

Esas eran las palabras que se repetía la princesa dragón cada que dudaba de su decisión aunque honestamente no podía desistir tampoco pues las respuesta a la propuesta de Daemon fue enviada casi que de inmediato y así fue como acabó en su situación actual.

Empacando algunas pertenencias y algo de oro en la noche dejó una nota en su cama y por los pasadizos se escabulló hasta llegar al pozo dragón y los cuidadores, aunque con cierta desconfianza ensillaron a syrax tal y como la princesa pidió.

Tras volar por horas llegó a Marcaderiva y pidió una reunión con el Señor de las Mareas que con extrañeza la recibió en su salón acompañado de la reina que nunca fue.

—Princesa Rhaenyra, su visita me toma por sorpresa. No se me informó que la princesa heredera llegaría a mi hogar —expresa con con seriedad—. ¿Puedo preguntar el por qué de esta visita?

—Fue algo repentino, Lord Corlys y el motivo es aún más repentino si se puede decir así.

—Princesa, no estamos para rodeos. Hable de una vez —proclamó con calma pero fuerte—. Creo que tengo algo en mente pero si resultara ser así...

—Yo, Rhaenyra Targaryen de la casa Targaryen princesa de Dragonstone, heredera del trono de hierro estoy aquí para dar mi apoyo a la causa contra la triarquía.

Lo dicho con fuerza dejó a todos en shock y el silencio sepulcral que se instaló fue extenso. La princesa Rhaenys fue quien finalmente lo rompió.

—¿Qué cosas dices, Rhaenyra?

—Lo que han escuchado, quiero luchar con usted, Lord Corlys. Pongo mi montura a disposición para la guerra.

—Esto es simplemente —dijo con incredulidad—. Unirte a mi causa, ¿es usted consciente de lo que dice siquiera princesa?

—Eres joven y además la heredera del reino, Rhaenyra. Esto es inaudito.

—Es por eso que pido unirme, deseo probar que soy digna para defender a mi gente.

—Sin duda es un honorable motivo pero si algo le pasara a usted la consecuencias serán para mí y mi casa.

—Yo le aseguro que no sucederá nada de eso. Tiene usted mi palabra.

—Rhaenys tú que opinas de todo esto.

—Será interesante ver el desenlace de la convicción de la princesa. Déjala ir contigo.

—Bien, está decidido entonces. Partiremos en dos días.

—Perfecto. ¿Ahora puedo saber donde están mis primos?

—Están en la playa, princesa. Les dará gusto verte;ellos te aman.

—Y yo a ellos. Me despido y, gracias.

Tras despedirse fue a paso apresurado a donde le dijeron se encontraban sus primos y saludarlos con una gran sonrisa y abrazos que estos le devolvieron con gusto.

—Nyra, no sabía que vendrías. Si me ubieras avisado con antelación te habría recibido yo misma.

—No te preocupes, fue algo espontáneo y, además tú ya me alegras el día.

—Voy a empezar a creer que estás cortejando a mi hermana si continuas diciendo esas cosas —interrumpe Laenor riéndose—. Pero está bien, te acepto como buena hermana.

—Podría ser, podría ser —le respondió Rhaenyra tomando la mano de Laena—. Seríamos la pareja más hermosa de todo poniente y también me gustaría tenerte de buen hermano.

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