Capítulo 10

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Con el papel, la tinta y todo lo necesario para escribir una respuesta a su hermana menor, Rhaenyra se dispuso a escribir y reescribir numerosas veces lo que mandaría en respuesta. Se decidió por la última carta que hizo y que le pareció la más apropiada.

Para V.T:

Hola, Vis, y aunque no quieras voy a insultarte porque como es posible que te desaparezcas y me hagas preocupar de sobremanera y cuando apareces es tan tranquila, no se vale.

Las cosas por aquí van bien o bueno lo normal, sabes nada nuevo que no sepas más allá que padre haya exiliado a Daemon(como cosa extraña)y que en un par de lunas es su boda y lo que más me sorprende es que nadie te mencione, más allá de nuestra familia aunque sea en secreto. No perdono a mi padre por la muerte de mi madre y menos por pedir que se ignore tu existencia y queriendo hacer como que nunca exististe pero sé que se le pasará y mandará a buscarte.

¿Puedo saber donde estás ahora mismo?

Y mejor dicho a donde irás y si es cerca de kings landing por qué no vuelves aquí, eh.

No importa porque creo que también me quiero ir por un tiempo, mi padre se casará con quien yo deseaba desposar y ella tendrá los hijos que debió tener conmigo pero los dioses son crueles y se burlan de mi sufrimiento.

Espero, deseo, necesito y voy a verte pronto y no, no es pregunta hermanita así que dime cuando y donde para ir.

Cuídate mucho y recuerda que te quiero y espero verte con ansias.

Con amor:

-Rhaenyra Targaryen, la más hermosa de los siete reinos y jinete de la dragona más hermosa.

Sonrió cuando terminó de doblar y sellar la carta sin usar el sello Targaryen y en su lugar un simple corazón atravesado por una espada, ese era el que utilizaba para evitar que descubrieran al emisor y al receptor de la carta.

Mientras miraba perdidamente el papel en sus manos y justo cuando iba a ir a que fuera enviado la puerta se abrió y reveló a una pequeña de rizos blancos que entraba con una gran sonrisa.

—Nyra, oh una carta, ¿para quien es?

—Es para...este —con nerviosismo despidió a sus sirvientas y respondió en voz baja—. Para Visenya.

La cara de sorpresa que la menor puso fue todo un poema y cuando asimiló las palabras se acercó aún más a su prima y le susurró en el oído igual de bajo.

—¿En serio es para Visenya? —preguntó con sorpresa—. Dime que planea volver y no se fue para siempre.

—Eso no lo sé, lo único que sé con certeza es que volver no está en sus planes inmediatos.

—Tu papá es un imbécil, con todo respeto. Sé que es el Rey y todo eso pero revocar el título de su hija en lugar de ir a buscarla es...

—Sí, lo sé pero ella también es igual de orgullosa y mira que decirle eso al Rey, por más padre que sea fue mucho.

—Igual se lo merecía y lo sabes. Dejando eso de lado mañana partiré con mi padre a Driftmark.

—Por qué tan pronto, no me parece y, ¿sabes la princesa Rhaenys vendrá a la boda?

—Lo más probable es que sí y mi padre es cuento a parte porque su orgullo sigue lastimado y eso.

—Eso es muy él pero como sea, vamos a almorzar en el jardín.

—Sí, por favor que ya tengo hambre.

Entre risas y bromas llegaron hasta el jardín donde su comida ya estaba servida y luego de acomodarse se dispusieron a comer y cotillear sobre todas las personas en la corte y hasta los sirvientes cayeron en sus chismes.

A la lejanía estaba una Alicent Hightower observando la interacción con celos que se dejaban ver en su olor siempre dulce de lavanda y sándalo agrio.

—Deja ya eso que de nada te sirve maldecir a la chica Velaryon —dijo Otto con exasperación—. Concéntrate en tu boda y en hacer feliz a Viserys.

—¿Por qué no me comprometiste con Rhaenyra, padre?

—Porque mi sangre y la de Viserys se unirán gracias a ti y es lo mejor para nuestra casa.

—Lo sé, padre y lo haré. No lo dudes.

—Sí que lo harás hija y yo estoy orgulloso de ti.

Luego de abrazar a su hija Otto salió de los aposentos de esta rumbo a las del Rey sin saber que dejó a su hija sumida en una nube gris de celos total.

Tres lunas después...

El matrimonio entre el Rey y su ahora esposa y reina consorte fue todo un espectáculo de siete días de celebraciones con vinos y comidas por doquier.

La noche llegó y con ello la consumación del matrimonio también aunque una de las partes pasara el tiempo fantaseando con que quien estaba entre sus piernas era la hija de su ahora esposo.

En otra habitación una deprimida y melancólica Rhaenyra tomaba tés que le brindaba el maestre para calmar sus dolores pues sí, la noche de bodas de su padre y ex prometida se había presentado finalmente como una Alfa tal y como se lo decían.

Los dolores tan fuertes que le hacían sentir que sus huesos se estaban siendo triturados era demasiado y "eso" como le había llamado entre sus piernas dolía y pedía ser tratado pero no podía porque no sabía cómo así que solo optó por el té con leche de amapolas y ya mañana vería que hacer y así quedó en la inconsciencia hasta la mañana siguiente donde descubrió que quería, no, necesitaba algo o alguien pero no sabía que hacer con "eso" hasta que una de las sirvientas betas que la atendían le dijeron como y el rostro rojo de vergüenza deslizó su mano dentro y hizo lo que esta le dijo y para su propia sorpresa funcionó a medias pero funcionó.

La noticia de la presentación de la princesa heredera se extendió como fuego en campo seco por el castillo, llegando hasta los oídos del Rey que de inmediato se puso feliz y fue a visitar a su hija aunque por petición de la nueva reina desistió de su idea y no fue hasta después de tres días que se pudo reunir con su hija que al ser tan reciente su presentación sus feromonas de jazmín y rosas con el humo Targaryen brotaba con fuerza dejando a muchos con la nariz picando y a los Omegas con ganas de ser tomadas por la nueva Alfa.

—Oh, hija mírate eres toda una Alfa Targaryen ahora —exclamó con orgullo Viserys—. Pediré que organicen un torneo o una cacería.

—No es necesario padre. Preferiría que no lo hicieras si soy honesta.

—Sería bueno que todos sepan que eres una Alfa dominante, Rhaenyra —intervino Alicent—. Ahora que puedes oler las feromonas ¿que tal huelen las mías?

—Lavanda y sándalo y ¿libros? Y las tuyas padre huelen como madera de cedro y canela con humo pero no son tan fuertes.

—dejemos eso y mejor comamos —dijo Viserys con una sonrisa—. Hoy es un día feliz.

Luego de desayunar Rhaenyra volvió a sus aposentos pues sentía que necesitaba descansar y más grande fue su sorpresa al ver un pergamino en su cama.

Una Alfa, eh sobrina. Eso es bueno y por si quieres saber estoy en los peldaños de piedra y ya que eres una Alfa deberías poner en práctica ese entrenamiento tan extenuante que todos dicen que tienes.

Quemando el papel en el fuego del hogar y viéndolo hasta desaparecer tomó una decisión.

Iría a los peldaños de piedra.


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