TITTLE : Apologies and forgiveness
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—¿Qué mierda te pasa? —dije, limpiando mis labios con el dorso de mi mano.— No quiero que estés cerca de ella —
—No eres mi mamá, tú no decides qué puedo hacer y qué no —le respondí, con el fuego de la ira ardiendo en mis ojos.
Ella se encogió de hombros, manteniendo esa maldita sonrisa que hacía hervir mi sangre.
—Hazme caso si no quieres que toda la escuela se entere de lo que paso —dijo con un tono amenazante, acercándose un poco más.
Intenté mantener la calma, controlando el temblor en mis manos mientras la miraba fijamente.
—¿Qué quieres? —pregunté, mi voz apenas un susurro.
—Solo lo que es mejor para ti —respondió con una falsa suavidad— Y se que lo mejor soy yo.
—¿De verdad crees que soy tan estúpida? —solté, sin poder contenerme—. No eres lo mejor para nadie, mucho menos para mí.
Su rostro se endureció por un instante, su falsa amabilidad comenzando a desmoronarse. Pude ver el destello de furia en sus ojos, pero no me importaba. Estaba harta de ser manipulada, harta de las amenazas, y más harta aún de la idea de que alguien como ella pudiera siquiera pensar que tenía algún control sobre mi vida.
—Escucha bien —dije, con la voz más firme de lo que me sentía por dentro—. No tienes poder sobre mí, y nunca lo tendrás. Así que, si quieres seguir con tus amenazas, hazlo. Pero te aseguro que si intentas arruinarme, te voy a acabar.
Me aparté de ella, manteniendo mi mirada fija en la suya un momento más antes de darme la vuelta y alejarme, mi corazón latiendo con fuerza en mi pecho.Sabía que la situación era un problema , pero por ahora, solo quería arreglar las cosas con Paulina.
Durante los días siguientes, intenté en múltiples ocasiones hablar con Paulina, buscando cada oportunidad para estar a solas con ella. La veía en los pasillos, en la cafetería, incluso intenté encontrarla después de las clases, pero cada vez que me acercaba, Paulina encontraba alguna excusa para alejarse.
La primera vez que intenté hablar con ella, fue durante el almuerzo. Me acerqué a su mesa con la esperanza de que, al menos, pudiéramos empezar a resolver las cosas. Sin embargo, cuando me vio llegar, se levantó rápidamente, murmurando algo sobre tener que hacer una tarea urgente. La vi alejarse, sintiendo un vacío en el pecho. Quise seguirla, pero algo en mi no quería tanta humillación.
— Creo que no quiere estar cerca de ti — escuché detrás de mi ,a la chica que estaba sentada con Paulina.
— Si ya lo noté — dije, tratando de sonar indiferente, pero mi voz la traicionaba el dolor y confusión que sentía por dentro.
Encogió los hombros y tomó un sorbo de su bebida antes de responder.
—Solo te lo digo para que no pierdas el tiempo —dijo con una sonrisa que no llegaba a sus ojos—. Paulina es demasiado terca y aunque trates de intentarlo , ella siempre va a sostener sus emociones.
En otra ocasión, la busqué después de clases, esperando encontrarla en la biblioteca, un lugar donde solía pasar el tiempo. Cuando la vi allí, con la mirada fija en su libro, mi corazón se aceleró. Me acerqué lentamente, pero antes de que pudiera decir algo, levantó la vista y, sin una palabra, recogió sus cosas y salió de la sala. Me quedé allí, con las palabras atrapadas en mi boca.