Capítulo 3.

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El tacto de Soarin era cálido y una sensación agradable que no me molestaría volver a sentir...

Se enamora en aesthetic.

Vete a la mierda.

Era entendible el porqué de que tantas chicas babeaban por él: su físico, su rostro, su voz; Soarin era el prototipo de hombre que cualquier chica querría tener a su lado en Canterlot.

A pesar de poseer un aura de "fuckboy", "badboy" o "playboy", realmente era simpático y amable. Pero una cosa sí tenía clara: no me dejaré engatusar por él. Sus intenciones, la manera en la que me mira y el cómo se me dirige con tanta confianza me dejaban muy en claro que yo solo era su "monedita de oro" por un tiempo breve.

Pero él se equivoca; Dashngie Wilson no es el juguete sexual de nadie.

—Voy a pedirte un favor —le detuve el paso segundos después de que alejó su mano de mi cintura—. No vuelvas a tocarme sin mi permiso.

—¡Oh! —fingió sorpresa—. ¿Y eso, por qué?

—Sé bien cuál es tu jueguito.

—¿En serio? —agudizó la voz, aún actuando—. Adelante, dime cuál es.

Di un paso al frente, acortando la distancia de nuestros cuerpos, y alcé mi mandíbula, quedando a centímetros de sus labios.

—Eres el típico fuckboy que solo me habla para buscar sexo ya que tengo un culo enorme. ¿Y quieres que te diga algo? No te va a funcionar.

—¿En verdad crees eso?

—Tendrás los ojos bonitos y ellos te ayudarán a conquistar a cualquier mujer, pero a mí no. —escupí con un tono severo y, sin más que decir, hice un ademán de apartarme y seguir rumbo a la cancha.

—¿Me estás coqueteando? —impidió mi paso sosteniendo mi muñeca, pegándose ligeramente a mi cuerpo.

—No te estoy coqueteando, imbécil. ¿Es que nunca te han tratado con decencia humana o qué? —mascullé, soltándome de su agarre de un tirón y trotando hasta la ubicación de Ophelia.

—¡Yo seré la capitana! ¡Aquí ninguno de ustedes es mejor que yo como para eso! —escandalizó Novalee, zafándose del agarre de un chico de un tirón.

—Entonces espero que hayas practicado bastante porque, según lo que recuerdo, la última vez que jugué contra ti terminaste perdiendo. —Novalee dio un respingo al escuchar mi voz.

—¿Qué haces aquí? —preguntó con voz autoritaria.

—Para empezar, me hablas bajito y pegadito al piso; yo no soy ninguna de las perras esas de la calle con las cuales pelear por un trozo de carne. En segundo lugar, ahora soy estudiante de esta escuela y, en tercer lugar, vine aquí a controlarte porque parece que te has vuelto loca en el campo. —demandé con los brazos cruzados y el cuerpo erguido.

Todo el grupo se sumió en un silencio absoluto por el asombro; tanto que incluso la mismísima Novalee no sabía qué decir.

—Bien hecho. —susurró Ophelia.

—No necesito que nadie me controle y menos una novata como tú; y yo te hablo como yo quiera. —y ahí está, su intento de humillarme.

—Pues te recuerdo que esta novata te ha hecho comer tierra en los entrenamientos y no me molestaría volverlo a hacer.

—¿Podrías callarte? Estoy intentando volverme la capitana de este equipo ya que soy la única con verdadero talento.

Talentazo tienes para hacer el ridículo.

Todo lo que quiero contigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora