Capítulo 1.

134 20 130
                                    

¿Alguna vez he mencionado lo mucho que odio los lunes? Sí, los odio profundamente. No existe ni un solo adolescente a quien le gusten los lunes.

Mi momento más humilde de hate por los lunes.

Gracias por el apoyo, conciencia.

La ironía es mala.

Es imposible no usarla contigo.

Bueno, ¿en qué estaba? ¡Ah, sí! Deberían hacer una campaña en contra de los lunes o al menos hacer que el lunes fuera otro día de descanso.

Sí, ya sé que apenas es lunes y ya quieres que sea viernes.

Exactamente.

Mi alarma sonó nuevamente. Intentaba evadir la realidad que me consumía. Por favor, trágame, tierra, y escúpeme en Dubái con la vida resuelta y una herencia multimillonaria.

Qué modesta.

—¡Dashngie! —gritó mi hermana menor al otro lado de la puerta—. ¡Levántate ya de esa cama o llegaremos tarde a la escuela!

Gracias por revelar mi nombre al público.

—¡Cállate! —chillé con la cara bajo la almohada.

Desinstalen la escuela.

Es tu primer día.

Pero no quiero ir.

Te recuerdo que conseguiste esa beca con el sudor de tu frente.

Sí, lo sé.

—¡Dashngie, sal de esa habitación ahora! —protestó de nuevo Katherine, mi hermana.

—¡Ya voy!

Perfecto, ahora que mi hermana les ha dado un hermosísimo adelanto sobre mi nombre, les explicaré...

¿Por qué hablas así?

Porque me da la gana, vete a fastidiar a otro lado.

...Me llamo Dashngie porque mis padres tienen la mente en el culo y me pusieron el nombre más hermoso, extraño y estúpido del mundo.

Al menos con Katherine tuvieron compasión.

¿Podrías callarte? Tu voz me estresa.

Es la misma que la tuya.

Pero mi voz no es tan irritante.

No, casi nada.

¡Esta es mi historia, no tu historia!

Como sea...

Estás loca.

...Hoy era mi primer día de escuela. Me levanté de la cama con total pereza. Observé mi preciosa cama y vi cómo me decía "vuelve a mí", cosa que era imposible porque si me demoraba un segundo más, mi hermana rompería mi puerta.

Me acerqué a esta lentamente y di un bostezo mientras me estiraba.

—¿Qué? —la miré con mal humor cuando abrí la puerta y me apoyé en el marco.

—Hoy es el primer día de escuela —dijo tranquila y con una sonrisa en el rostro.

—¿Y? —levanté una ceja.

—Tienes que ir, llegaremos tarde.

—Si no voy, no llegaré tarde.

La lógica es la lógica.

—¡Vamos, Angie! Solo son dos años y luego entrarás a la Academia Wonderbolts tal y como querías. ¿Acaso no recuerdas?

La Academia Wonderbolts. El lugar donde todos los futbolistas sueñan con brillar y alcanzar la fama en el campo de fútbol. Era un nombre que resonaba en cada rincón de la ciudad, un faro de esperanza para aquellos que aspiraban a ser más que simples jugadores. Se decía que en sus campos se forjaban no solo atletas, sino las leyendas del deporte. Pero había un precio que pagar: solo había una forma de entrar, y esa era a través de la Preparatoria Canterlot.

Todo lo que quiero contigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora