Capítulo 5.

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Última clase, al fin. Recogí mis cosas rápidamente y esperé a que todo el tumulto de estudiantes desapareciera por la puerta. Era la única clase a la que asistí sola, así que pasé el turno entero sumamente aburrida.

Mi celular sonó y, al revisarlo, era un mensaje de papá.

Papito bello: Angie, amor, no puedo ir a buscarte. Avísale a tu madre para ver si ella puede ir; yo aún estoy en el trabajo. Te quiero.

Angie: Vale :)
Angie: Yo también te quiero, papi.

Busqué el número de mamá para llamarla. Tres tonos y descolgó.

—Hola, cielito —saludó. Al otro lado se escuchaba el sonido de una licuadora, así que supuse que estaba ocupada.

—¿Estás ocupada?

—Sí, cielito. ¿Sucedió algo?

—No, es que papá me escribió diciendo que no puede venir a buscarme y te llamé para ver si tú podías.

—Lo siento, cariño, pero estoy ocupada aquí en casa.

—Bueno, no te preocupes, mamá. Le avisaré a mi hermana y nos iremos caminando.

—Te quiero, Angie, y cuídense al volver.

—Sí, mamá, te quiero —colgué.

Salí del salón y recorrí los pasillos rápidamente hasta llegar a la entrada de la escuela. Busqué con la vista a Katherine hasta que la encontré; estaba hablando con un chico albino.

El nuevo novio.

Una vez que el chico se alejó despidiéndose con un beso en la mejilla, me acerqué a ella con cautela.

—Katherine —llamé a mi "hermana".

—¿Qué sucede? —me miró con desdén mientras se acercaba.

—Tendremos que irnos a pie. Papá me envió un mensaje diciendo que aún no ha salido del trabajo y mamá está muy ocupada en casa como para poder venir.

—¿¡Caminar hasta casa!? —protestó, arrugando la nariz—. ¡Pero nos tomaría una eternidad!

—¿Qué pasa? —interrogó Soarin al llegar a mi lado, colocando su mano en mi cintura.

¡SERÁ IDIOTA!

Se pone nerviosa.

¡CÁLLATE!

—Nada... —intenté decir mientras me separaba de él.

—¡Sí pasa! —exclamó Katherine—. ¡Debemos ir caminando a casa y yo no quiero caminar! —gritó furiosa.

—¡Katherine, deja de comportarte como una niña! —intervine—. ¡¡Madura de una vez!!

Dios, no parece tener diecisiete años.

—Yo las puedo llevar —ofreció Soarin—. Mi auto está en el estacionamiento de la escuela.

—¡Oh, s...! —cubrí la boca de Katherine antes de que hablara demás.

—Descuida, podemos ir caminando —dije pausadamente, forcejeando contra la boca y las manos de mi hermana que intentaban liberarse de mi agarre.

Qué disimuladas.

—No tengo problemas con eso —sonrió él.

—¡Asquerosa! —chillé cuando Katherine lamió mi mano.

—¿Vas a llevarnos? —me tensé al escuchar a mi hermana y, como venganza, me limpié la mano en su uniforme.

—Claro —afirmó Soarin—. Enseguida vuelvo.

Todo lo que quiero contigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora