01

471 62 22
                                    

Crazy to think that this could work
Remember how I said I'd die for you?
We were stupid to jump.

...

El chirrido del columpio acompaña el silencio de Jimin mientras observa a sus padres conversar en una banca cercana. En ese momento acaba de cumplir 10 años y su mente ya estaba llena de sueños sobre su futuro. Imagina a su alma gemela, con quien saldría por muchos años y tendrían muchos gatos de mascotas.

Su padre era alérgico a los gatos, así que Jimin tenía planeado que su futura pareja no fuera alérgico. Ella amaba los gatos.

—Jiminnie, iré con tu padre a buscar un medicamento, quédate aquí, ¿sí? — la suave voz de su madre la despertó de su ensoñación.

Jimin asintió, levantándose para darle un saludo a su padre que la miraba serio. Él se ríe y suavemente baja la mano de Jimin.

—Así está mejor.

Ambos ríen, y Jimin se queda observando cómo sus padres se alejan hacia la farmacia. El sol de la tarde se refleja en sus ojos mientras mira al horizonte y regresa para sentarse en el columpio, sumida en sus pensamientos otra vez.

Escucha hojas crujir detrás de ella y al girar la cabeza unos grandes ojos azules la saludan. Su sonrisa crece y sabe que ha encontrado algo muy bueno, se baja del columpio mirando cada cierto tiempo detrás de ella hasta que escucha las voces de sus padres cerca.

Mira su abrigo y luego al minino. Tragó saliva ante la incertidumbre de su decisión.

Pasaron las horas, Jimin se encuentra de nuevo en su habitación. Sabe que ha hecho algo que enfadará a sus padres, pero no puede evitarlo. El pequeño gatito blanco está acurrucado en su cama, mirándola con grandes ojos azules.

No fue de sus mejores decisiones, pero cuando algo le gusta simplemente lo tendrá. Quizá sus padres la consintieron demasiado al ser hija única.

Sonrió con cariño y se acercó al gato, recibiendo un rasguño pequeño al tratar de tocar su cola. Frunció su ceño, mirando la gota de sangre salir, luego al minino mirarla fijamente.

—Eso no estuvo bien... —susurró, pero esos ojos la hicieron sentir culpable— pero sí, no debí tocarla sin tu permiso, ¿eh?

Claramente no hubo respuesta, pero luego la nariz del gatito olfateo su mano, dejándose acariciar. Sonrió.

Su secreto no duró mucho tiempo, casi un mes hasta que su madre sospechó cuando la alergia de su padre se hizo presente y notó marcas raras en los brazos de Jimin.
Ahora la señora Yoo se encontraba de brazos cruzados viendo a Jimin ocultar torpemente al gato detrás de ella.

—Jimin, ¿qué es esto? —la voz de su madre es severa, pero no grita. Está tratando de entender la situación, Jimin no suele hacer cosas así, debe haber una razón.

Jimin bajó la mirada, sintiendo la culpa pesar en su pecho. Sabe lo que su madre quiere decir a continuación—. Lo sé, lo sé, p-pero me agrada, es muy lindo, tierno, y... ¡Y se porta bien! N-no hace ningún daño— dice, lanzando una mirada nerviosa al librero rasgado a su costado.

Su madre suspiró y se agachó a la altura de Jimin, tomando sus pequeños hombros con firmeza—. Cariño, no puedes traer animales de la calle sin decirnos. No importa si se porta bien, no debes hacerlo sin avisar. Además, sabes que los gatos están prohibidos por tu padre.

Jimin comenzó a sollozar, su voz quebrándose—. P-pero me gusta. Es lindo...

Su madre frunció sus labios y dio un suave suspiro comprendiendo la situación. Jimin ya se había encariñado, incluso estaba tratando de quedarselo a pesar de esos rasguños en sus brazos que trató de ocultar.

Obssession || WinRina G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora