Noveno Capítulo

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—¿Quién eres?. —preguntó.

Antes que la mujer pudiera responder, comenzó a toser muy fuerte, aferrando su mano en su pecho dejando caer al suelo sus lentes por la agitación.

Deidara preocupado, la ayuda a qué se siente en el suelo, saca de su bolsillo una pastilla y se la da con un poco de agua que tenía guardada. Haciendo que ésta se la tome.

Poco tiempo tomo para que la mujer logre reincorporarse y mire débilmente a Deidara que estaba frente suyo arrodillado mirándolo preocupado.

—Muchas gracias. —sonrió.

—No hay de que. —musitó.

—¿Qué hacen por aquí?.

—¿Quién eres tú?. —preguntó alejándose un poco de la mujer.

—Perdón, olvidé presentarme. —rió. —Me llamo Mikoto.

La agradable sonrisa que le expresó la tal llamada Mikoto era agrable. Ambos estaban sentados al frente de cada uno. La admosfera no era incómoda, si no que era tranquila.

—Soy Deidara.

—¿El que viene con Itachi?

—Si... —su piel se puso de gallina al escuchar el nombre del enunciado. Cruzó los brazos y miro hacia otro lado con una mirada de tristeza.

—Lo vas a disculpar, se que desde que llegaste aquí, no has podido estar tranquilo. Lo sé por las marcas en tu cuerpo. —se levantó lentamente y volvió a ponerse los lentes. —Ambos van a recibir su castigo, no te preocupes. —sonrió agradablemente de oreja a oreja, extendiendole la mano para ayudarlo a levantarse.

—¿Cómo sabe sobre la condición de mi cuerpo? ¿Y a qué se refiere con castigo?. —acepto su ayuda en ponerse de pie.

Deidara aún no entendía nada, de un momento a otro, Mikoto jalo del brazo de Deidara llevándolo hacia otro lado, haciendo que Deidara se apoye en ella.

Al hacer eso, el de coletas se sonrojo por el repentino roce de cuerpos que tuvo con la mujer.

—Primero deberías decirle a tu amigo que deje la espada.

Dudo y volteo rápidamente hacia al frente y ahí estaba, un rubio enojado blandiendo una espada con dirección a ellos.

—¡¿Qué haces Deidara?!. —protestó.

—Naruto tranquilo. —dijo acercándose a él. —No es mala.

—¡¿Y cómo lo sabes?!

Sin duda, tratar con Naruto no era tan fácil y más cuando estaba enojado, pero no podían hacer un show porque tenía miedo de que vampiros los encuentren.

Cuando ya estaba al lado de su amigo, tratando de tranquilizando. Mikoto estaba al lado de ambos, con la pistola, la espada y la mochila de Naruto dónde guardaba sus armas, ya las tenía ella.

—Deberias escuchar a tu amigo.

—¡Mis cosas!. —reclamó acercándose a ella, pero no pudo alcanzarla a agarrar porque Mikoto ya estaba junto a Deidara.

—Te dije que escuches a tu amigo. Tranquilo. —dijo, alejándose de ambos. —Siganme por favor. Deben tener hambre. —camino hacia una pequeña cafetería que tenía la biblioteca y ellos la siguen. Se sienta en una silla, cuando una niña se acerca y le deja una taza con un líquido rojo. -Tomen asiento por favor.

—¿Eso es...? —dijo Deidara, mirándola con disgusto.

—No se preocupen, es la sangre de un venado. —le regaló una sonrisa, tomando un poco de su bebida.

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⏰ Última actualización: Aug 17 ⏰

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𝐒𝐰𝐞𝐞𝐭 𝐁𝐥𝐨𝐨𝐝 | 𝐒𝐚𝐬𝐮𝐧𝐚𝐫𝐮 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora