Séptimo Capítulo

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Naruto jamás hubiera pensado que oler mal iba a ser de gran ayuda para que los vampiros no supieran de su paradero. Exactamente ya era el quinto día desde que lo secuestraron.

El único plan que tenía en mente luego de llorar por un rato. Sabía perfectamente que sí corría hacía el bosque iba a tener una posibilidad de encontrarse con alguna aldea pero tenía que ser astuto porque las demás aldeas y la aldea de Konoha siempre tuvieron un gran conflicto, todo gracias a los vampiros.

Naruto sólo tenía que hacerce pasar por otra persona, y no por el príncipe de Konoha porque sabía que obviamente no lo ayudarían. Debía ganarse la confianza de alguna aldea que se encontrase, así podría rescatar a Deidara e irse a la aldea de Konoha. Eso era lo más principal en su plan, pero ni siquiera sabía en dónde se encontraba realmente.

Pero la suerte al parecer no estaba de su lado.

Dándose cuenta que la mansión era realmente grande, el cual estaba rodeada de una gran barda con pinchos en la cima. Un hermoso jardín en la parte trasera y al ir a la entrada principal de la mansión se encontraban varios vampiros, visualizando por alrededor de la barda también habían vampiros vigilando. Con pura suerte iba a lograr salir.

De la gran esperanza que tenía de escapar poco a poco se le iba yendo. Se quedó pensando por un instante luego de estar sentado observando desde un lugar alto escondido en uno de los árboles del jardín. Su vista se fue directamente hacia la mansión donde podía ver con claridad lo que pasaba adentro; percatandose que en el quinto piso de la gran mansión la cantidad de vampiros era menor.

Aún no sabía en qué lugar se encontraba Deidara, pero al no ver mucha gente en el lugar, lo mejor sería quedarse en ese sitio ya que no podía ni escapar.

Naruto bajo del árbol, acercándose discretamente a una de ventanas de la mansión, al percatarse que no se encontraba nadie en el lugar, se adentro sin hacer ningún ruido. No obstante se dio cuenta que no se encontraba en una habitación común, si no en un gran habitación llena de ropa y armas.

Un vestuario y a la vez un armero. Naruto sintió de la nada que la buena suerte venía de nuevo hacia él poco a poco, solo con eso era para que Naruto sonría de felicidad al ver tal botín.

Agradeció al poder pillar unos pantalones que fueran de su talla, tomó también una capucha naranja con negra y se la puso, se percató que habian algunas cosas raras que jamás había visto,  habían de varios tamaños chicos y grandes, decidió dejarlo a un lado pero igual de todas formas tomó unas cuantas de esas cosas. Agarró también kunais y algunos shuriken para guardarlos dentro de su capucha.

Observó también que en el vestuario sientas de capas negras, lo cual esas eran las que ocupaban todos los vampiros que permanecían en el lugar. Siendo astuto tomó una de las capas poniéndosela encima.

Sabía perfectamente que sí salía afuera debía ser cauteloso en no ser descubierto, optó por salir e ir a buscar a Deidara, pero presentía algo en su interior que éste se encontraba en el quinto piso. Pero no perdía nada recorriendo cada piso de la mansión.

Salió y lo primero que vio fue cuatro vampiros por los pasillos, el miedo se apoderó de su cuerpo que comenzó a temblar al verlos, agachó la cabeza para que no pudiera ver su rostro. Comenzó a caminar por los pasillos haciéndoles creer que también era uno de ellos. En realidad no tenía ni idea de saber en donde estaba Deidara.

Logró subir hasta el tercer piso sin ser descubierto, en realidad tenía muchas ganas de vomitar ya que ya no aguantaba el olor inmudo que salía de él mismo. Sabía que lo único que quería ahora era darse un buen baño.

𝐒𝐰𝐞𝐞𝐭 𝐁𝐥𝐨𝐨𝐝 | 𝐒𝐚𝐬𝐮𝐧𝐚𝐫𝐮 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora