Una noche de verano II

137 13 0
                                    

Al llegar al barrio de Alex, Derek notó que la casa era modesta pero acogedora, con una luz cálida que se filtraba a través de las ventanas. Alex abrió la puerta y, antes de entrar, le lanzó una última mirada desafiante.

—Dame un momento, ¿vale? —dijo ella, mientras entraba rápidamente.

Morgan se quedó en el marco de la puerta, escuchando los sonidos del interior. Se pudo oír el murmullo de una televisión y el leve sonido de agua corriendo. Alex apareció de nuevo, con una expresión más tranquila, y le hizo un gesto para que entrara.

—Mi padre está despierto, así que no te sorprendas si te mira como si fueras un extraterrestre —dijo ella con una sonrisa.

Morgan entró y, desde el pasillo, pudo ver a Alex en la sala de estar. Ella se acercó a un sillón donde su padre estaba sentado, le ofreció un vaso de agua y encendió el televisor para poner su programa favorito. La escena era íntima y reveladora. Alex tenía un cuidado y una ternura genuina mientras ayudaba a su padre, ajustando el volumen y asegurándose de que estuviera cómodo.

Morgan, desde el marco de la puerta, observó en silencio, sintiendo una atracción creciente hacia Alex. La forma en que ella cuidaba a su padre mostraba una faceta de su personalidad que no había visto antes, y esa ternura lo tocó profundamente.

Alex se dio cuenta de que Morgan la estaba observando y le sonrió con complicidad.

—Papá, este es Derek. Le dije que podía venir a visitarnos.

El padre de Alex, un hombre mayor con una sonrisa amigable, levantó la vista y asintió con gusto.

—Ah, mucho gusto, Derek. Encantado de conocerte —dijo el padre con una voz amable. Sus ojos brillaban con curiosidad y afecto.

Morgan le devolvió la sonrisa y se acercó al sillón.

—El gusto es mío, señor.

El padre de Alex, con un tono juguetón, levantó una ceja.

—Bueno, me alegra saber que no estás sola... Derek, mi niña nunca trae a nadie a casa, siempre está encerrada en su habitación pintando y leyendo. Es una chica muy extraña.

Alex se giró rápidamente, con una expresión de sorpresa y descontento en el rostro.

—¡Papá! ¡Cállate! Eso no es extraño— rió suavemente.

Morgan, atrapado entre la risa y el desconcierto, observó cómo Alex intentaba controlar la situación.

—Lo siento, cariño. Es solo que nunca veo a nadie en casa, y me alegra ver a alguien más por aquí. Pero tienes razón, me estoy pasando.

Alex le dio un pequeño golpe en el brazo, pero su sonrisa era sincera.

—Gracias, papá. 

El padre de Alex miró a Morgan con una sonrisa astuta.

—Derek, déjame preguntarte algo más. ¿Tienes pensamientos de novia formal? Porque no pareces el tipo de chico que se toma las relaciones demasiado en serio.

Morgan se sonrojó, sorprendido por la pregunta inesperada. Alex lo miró con una mezcla de diversión y apuro. 

—Papá, por favor, no empieces —dijo Alex con una risa nerviosa, en jarras.

Morgan, tratando de mantener la compostura, miró al padre con una sonrisa irónica.

—Bueno, señor, debo admitir que no soy el tipo que se asienta fácilmente, pero no puedo decir que no esté disfrutando de la compañía de su hija.

El padre de Alex se rió a carcajadas.

—¡Normal! Mi Alex es una chica muy especial. Pero déjame decirte, Derek, si piensas en algo serio, ¡tendrás que ganártelo! No suelo dejar que cualquiera entre en la vida de mi niña.

PAUSADA - Sombras del pasado (Derek Morgan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora