Al día siguiente, Alex decidió que lo mejor para Nicola era llevarla a ver a una psicóloga infantil. Sabía que todo lo que estaba ocurriendo con su padrastro y la situación en casa de su madre podía afectar profundamente a su hermana, y aunque Nicola no parecía estar demasiado afectada en la superficie, Alex no estaba dispuesta a correr riesgos.
Nicola, sentada en el asiento trasero del coche, observaba por la ventana con una calma inquietante. A pesar de todo lo que había pasado en los últimos días, la niña había mantenido una serenidad que a Alex le preocupaba. Estaba demasiado callada.
Cuando llegaron al consultorio, Alex tomó aire profundamente antes de abrir la puerta. Sabía que este era un paso necesario, pero también era uno que removía viejas heridas. La oficina de la psicóloga tenía una atmósfera relajante, con paredes de colores suaves y juguetes cuidadosamente dispuestos en una esquina. El ambiente parecía diseñado para poner a los niños a gusto.
—Hola, soy la doctora Lauren Filch —dijo una mujer de unos 40 años, con una expresión cálida y amable, extendiendo la mano a Alex y a Nicola—. Tú debes ser Nicola, ¿verdad?
Nicola asintió tímidamente mientras se aferraba a la mano de su hermana mayor. Alex agradeció la amabilidad de la psicóloga con una leve sonrisa.
—Sí, es ella —dijo Alex—. Y yo soy Alex, su hermana mayor.
—Es un placer conoceros a las dos. ¿Por qué no entramos y nos ponemos cómodas? —invitó la doctora García, conduciéndolas hacia su oficina.
Una vez dentro, Nicola se sentó en una pequeña silla frente a la mesa, mientras Alex se quedó de pie al lado, sintiendo un nudo en el estómago. Sabía que tenía que explicar la situación, pero no quería exponer demasiado delante de Nicola. La psicóloga, captando la tensión, la invitó a hablar en privado.
—Nicola, ¿por qué no juegas un rato con esos juguetes mientras tu hermana y yo hablamos unos minutos? —sugirió la doctora, señalando los juguetes en una esquina.
La niña asintió y se levantó lentamente, comenzando a explorar los juguetes mientras Alex y la doctora García se dirigían a una parte más apartada de la sala.
—Sé que esto no es fácil, Alex. ¿Quieres contarme un poco más sobre lo que está pasando? —dijo la psicóloga con un tono tranquilizador.
Alex respiró hondo y comenzó a hablar, aunque sus palabras salieron algo atropelladas.
—Las cosas en casa han sido... complicadas. Nuestra madre no está realmente en condiciones de cuidar de Nicola. Su pareja, Donald, no es una buena persona, y aunque no tengo pruebas claras, sé que la situación es tóxica para Nicola. Él... él abusó de mí. No quiero arriesgarme a que algo le pase, así que la he sacado de allí. Pero temo que todo esto... lo que está viendo, lo que está escuchando... le esté afectando más de lo que parece. —Su voz se quebró levemente al final.
La doctora García asintió, escuchando atentamente.
—Has hecho muy bien en traerla, Alex. Es evidente que te preocupa profundamente su bienestar, y esa es la primera señal de que estás haciendo lo correcto. No todas las personas actúan con tanta rapidez en estas situaciones —dijo con un tono reconfortante—. A veces, los niños no muestran de inmediato cómo algo les está afectando, pero las señales pueden aparecer más tarde. Lo que haré es pasar tiempo con Nicola, conocerla mejor y ver cómo está procesando todo esto. Pero, por lo que me cuentas, la intervención ha sido necesaria.
Alex asintió lentamente, agradeciendo esas palabras aunque seguía sintiendo el peso de la situación.
—Y en cuanto a ti, también debes recordar que no puedes hacerlo todo sola. Es importante que te cuides a ti misma para poder cuidar de Nicola. No dudes en buscar apoyo cuando lo necesites. Tengo una compañera que podría ayudarte, Alex. —añadió la psicóloga.
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PAUSADA - Sombras del pasado (Derek Morgan)
FanfictionAlex Ortega, una psiquiatra del FBI, se reencuentra con Derek Morgan tras una breve aventura vivida años atrás. Juntos trabajan en el caso de James Riker, un sádico asesino que se obsesiona con Alex. Mientras el pasado y el peligro resucitan, deben...