Alex y Morgan permanecieron en silencio por unos minutos más, mientras la quietud del parque nocturno los envolvía. A pesar de la calma del entorno, la atmósfera entre ellos estaba cargada de emociones no dichas, de una tensión que se había acumulado durante días, quizás incluso meses.
Morgan, siempre tan seguro y protector, la observaba de reojo. Sabía que Alex estaba pasando por uno de los momentos más difíciles de su vida, pero también sabía que había algo más, algo entre los dos que había crecido de manera inesperada. Cuando la miraba, no solo veía a una compañera de trabajo o a una amiga; la veía como alguien a quien quería proteger de una manera más personal, más profunda. Veía a esa chica que tanto le gustó aquella noche en el bar.
Alex, por su parte, sentía su corazón latiendo más rápido de lo habitual. A pesar de haber tratado de mantener distancia, de poner barreras entre ellos, no podía ignorar lo que había entre los dos. Su mirada seguía clavada en el suelo, pero sentía el calor de Morgan a su lado, el peso de sus palabras resonando en su mente.
Finalmente, ella levantó la vista, encontrándose con los ojos de Morgan. El contacto visual fue intenso, casi eléctrico. Ninguno de los dos dijo nada al principio, pero en ese silencio, se entendía todo. Alex sintió cómo su respiración se aceleraba, y de repente, las palabras sobraban. Sin pensarlo demasiado, casi como si fuera un impulso que no podía controlar, se inclinó hacia él.
Morgan, sorprendido por el movimiento, no se apartó. Al contrario, su mano, firme pero suave, encontró la mejilla de Alex, acariciándola ligeramente. Sus rostros estaban tan cerca que podían sentir la respiración del otro.
Y entonces, en un movimiento que parecía inevitable, se besaron.
El beso fue suave al principio, como si ambos estuvieran tanteando el terreno, intentando comprender lo que realmente sentían. Pero rápidamente, la intensidad creció. No era solo un beso, era la culminación de todo lo que habían estado conteniendo, de todas las emociones reprimidas, de los días difíciles y las noches sin dormir.
Alex sintió cómo todo su cuerpo respondía, cómo las barreras que había construido se desmoronaban por completo. El beso era una mezcla de desesperación, alivio y algo más profundo que ni siquiera se había permitido admitir.
Morgan, por su parte, la abrazó con fuerza, como si no quisiera dejarla ir nunca. Sentía el sabor de su angustia y su lucha, pero también de su fortaleza. La intensidad del momento le hacía olvidar todo lo demás: las dudas, el trabajo, el caso. En ese momento, solo existía ella.
Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, ambos se separaron lentamente, con los labios todavía rozándose, respirando el mismo aire. Alex abrió los ojos, y por primera vez en mucho tiempo, no supo qué decir. Estaba abrumada, pero de una manera extrañamente reconfortante.
—Alex... —susurró Morgan, todavía sin alejarse del todo—. Esto...
Ella lo interrumpió, colocando suavemente un dedo sobre sus labios, como si le estuviera pidiendo que no estropeara el momento con palabras innecesarias.
—Lo sé —murmuró ella, con una sonrisa pequeña pero sincera—. No sé qué es esto, pero ahora mismo... no quiero pensar.
Morgan asintió levemente, entendiendo a la perfección. Había sido un beso lleno de significado, pero quizás ninguno de los dos estaba listo para descifrar todo lo que implicaba. Por ahora, solo querían estar presentes, dejarse llevar por lo que sentían sin complicaciones ni análisis.
Sin decir nada más, Alex apoyó la cabeza en el hombro de Morgan, y él la rodeó con su brazo, atrayéndola hacia él. Juntos, en la quietud del parque, se permitieron un momento de paz, de conexión pura, dejando que el peso de las palabras no dichas se disolviera en el aire de la noche.
ESTÁS LEYENDO
PAUSADA - Sombras del pasado (Derek Morgan)
FanfictionAlex Ortega, una psiquiatra del FBI, se reencuentra con Derek Morgan tras una breve aventura vivida años atrás. Juntos trabajan en el caso de James Riker, un sádico asesino que se obsesiona con Alex. Mientras el pasado y el peligro resucitan, deben...