𝐄𝐥 𝐋𝐚𝐛𝐞𝐫𝐢𝐧𝐭𝐨

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Siento como la sangre baja por lo largo de mi cuerpo, pareciera que mis pies son la fuente central y no mi corazón

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Siento como la sangre baja por lo largo de mi cuerpo, pareciera que mis pies son la fuente central y no mi corazón. siento como el aire se detiene y se atasca en mis pulmones, en como mis pupilas no dejan de moverse de un lado a otro buscando un refugio, buscando a Alessa. Alessa, mi compañera de laberinto o así es como la había nombrado Aris antes de la catástrofe.

Las ardientes llamas se elevaban en cada una de las cabañas que había dentro del Área. Los habitantes con antorchas en mano alumbraban a la acechadora oscuridad, tratando de hacerle frente. Podía oír gritos por todas partes, personas corriendo de un lado a otro buscando refugio de los jodidos penitentes y, algunas, las que no habían podido salvarse de la picadura, yacían en el piso, inconscientes de todo este caos, haciéndoles ver, de alguna manera, pacificas. como si ese fuese el camino correcto para toda esta mierdera.

Volver a verla fue como si mi corazón volviese a latir; estaba junto a un pequeño grupo de sobrevivientes queriendo hacerles frente a unos de los penitentes con palos que habían afilado formando una lanza, y antorchas prendidas posando en sus manos.

corrí hacia ellas, se estaban por meter en la boca del lobo.

El penitente me daba la espalda, mientras trataba de picar a las astillas. De su cola salía una puntiaguda pinza, portadora de una jeringa de la cual si te picaba terminabas como jean; inconsciente, delirante. La subía para atacar por un lado y bajaba meneándola para atacar sorpresivamente del otro. Dio un paso hacia adelante, acorralándolas.

No lo pensé, ni siquiera en las consecuencias, pero al verlo darse vuelta lo supe. Supe que apuntarle con el arco y disparar haciendo que la flecha atraviese su asqueroso cuerpo no había sido la mejor idea. Antes de que su atención cayera absolutamente en mí logre juntar tres flechas que cayeron al piso ante los intentos fallidos. Una vez que tuve su atención enfoqué mi vista por detrás de sus puntiagudas y filosas patas, hacia las astillas, que seguían en su lugar en vez de refugiarse.

- ¡Corran! - grite, Haciendo que el penitente de su primer golpe, tratando de picarme con su aguja, pero fui más rápida y le volví a apuntar con el arco. Retrocedió, pero no se dio por vencido. Avanzó hacia mí lo cual fue desesperante, cada paso que daba era una flecha menos, lo cual no me beneficiaba. El penitente avanzaba con sus puntiagudas patas dando largos pasos, haciendo que el piso vibre bajo mis pies, mientras que yo, trataba de retroceder para no ser alcanzada.

Me había acorralado, no tenía escapatoria, ni flechas con las cuales seguir disparando. Era mi final, o al menos así lo habían querido los creadores. Pero para su suerte no fue así, y no lo iba hacer, no al menos para Alessa.

La vi a unos metros apuntandonos con una lanza, la cual se clavó en medio de su cuerpo haciéndolo gritar fuertemente. Aproveche su vulnerabilidad y agarre uno de los frascos de vidrio que por dentro contenía fuego el cual usábamos para alumbrarnos y se lo arroje haciéndolo retroceder. la luz naranja lo consumía, deteriorándolo segundo a segundo, estaba enloquecido, caminaba de un lado para otro tratando de apagarlo, pero era imposible.

𝐀 𝐭𝐮 𝐥𝐚𝐝𝐨 - Newt/ Maze Runner, Prueba De FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora